Asociación Ronda80. Voluntariado

Blog para los voluntarios de la Asociación Ronda80 y público en general.
Contiene la agenda de actividades para voluntariado organizadas por esta asociación y una recopilación semanal de cinco noticias de interés que se envía por e-mail.

Calendario

viernes, 12 de octubre de 2007

Siena 301


Siena

AÑO VII N 301 del 8 al 14 de octubre de 2007



1

"Myanmar (Birmania): entusiasmo laico

por la revolución de los monjes"

artículo de Ignacio arechaga en www.aceprensa.com, 3 de octubre de 2007

Nos lo tienen dicho: las religiones atizan los conflictos políticos, cuando no los crean; hay que evitar toda injerencia de las ideas y movimientos religiosos en la vida pública; los clérigos deben quedarse en el templo, sin interferir con sus pronunciamientos en la esfera civil; y los políticos tienen que olvidarse de sus creencias al hacer las leyes. Pero ahora resulta que si los que salen a la calle son budistas, llevan túnica granate y la cabeza rapada, y protestan contra una junta militar, son unos héroes cívicos. La "revolución de los monjes" en Myanmar está siendo jaleada con entusiasmo también por la prensa y los poderes más alérgicos a la religión.

Es verdad que la junta militar que desgobierna en Birmania desde hace 45 años es de lo más impresentable que queda en Asia. No hay que olvidar tampoco que en estas décadas ha reprimido todos los intentos de oposición, llegando a anular las elecciones que ganó en 1990 Aung San Suu Kyi, la premio Nobel de la Paz sometida a arresto domiciliario. Pero el hecho de que ahora la protesta esté encabezada por los monjes budistas es un signo significativo de que la religión puede ser un factor decisivo en la democratización de una sociedad.

El movimiento, que empezó como una protesta contra una elevación del precio del combustible decidida por el gobierno, tomó después un cariz netamente político, para reclamar la democratización del país y la reconciliación nacional. La junta militar ha reaccionado conforme al patrón tradicional de una dictadura: acusa a los monjes de inmiscuirse en la política, de provocar un conflicto, y de intentar subvertir las leyes. Represión violenta y censura informativa son sus únicos recursos.

Por el contrario, la prensa extranjera transmite una visión muy positiva de la postura de los monjes. Se reconoce que son objeto de gran reverencia entre la población birmana, que es altamente devota. Pero esta vez no se critica este clericalismo, ni se acusa a los monjes de intentar imponer sus criterios en la vida civil. Al contrario, se subraya que constituyen "la más alta autoridad moral del país". Se alaba su valentía, determinación y disciplina, frente a la represión del gobierno. La misma UE, tan reacia a la presencia de lo religioso en la vida pública, ha expresado su "solidaridad y admiración hacia los valerosos monjes y monjas y otros ciudadanos que ejercen su derecho a manifestarse pacíficamente".

El carácter pacífico de sus protestas desmiente también el cliché de que una fuerte creencia religiosa desemboca en soluciones violentas. En Myanmar estamos viendo lo que también ha ocurrido en otros sitios, desde Filipinas a Polonia: la religión ha movilizado a multitudes para que se opusieran a regímenes dictatoriales, para impulsar transiciones democráticas, apoyar los derechos humanos y buscar la reconciliación nacional. Y si alguna sangre se ha vertido, ha sido por parte de los poderes que se resistían al cambio. Así la inspiración religiosa ha estado en la base de la instauración de la democracia en no pocos regímenes de Latinoamérica, de Europa Central y del Este, y de algunos países de África y Asia.

Esta vez solo la junta militar birmana ha gritado "los monjes, a los monasterios". Por el contrario, los que quieren el cambio democrático apoyan que los monjes salgan a la calle.

Frente a los que quieren poner la religión en cuarentena, el caso de Myanmar muestra que el futuro de una democracia puede estar mejor asegurado si la religión sigue formando parte del tejido social. Cabe esperar que esta actitud de respeto siga siendo válida cuando se trate de creyentes cristianos en vez de budistas.

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2

"No somos proxenetas", señala el director de un periódico

columna de ignacio escolar, director del diario publico,

domingo 7 de octubre de 2007

Ofrecemos un comentario de Ignacio Escolar, director del diario Público, a cuenta del negocio que hacen los medios con las secciones de contactos y prostitución mientras, paradójicamente, defienden los derechos de la mujer en otras páginas. El diario Publico se autodefine "progresista, de izquierdas, popular, democrático radical", según señalaron sus editores el mismo el día de su presentación el pasado 26 de septiembre.

"Algunos ya lo habréis notado: en Público no hay anuncios de prostitución. Ni los hay ni los habrá. En este diario no queremos ser cómplices con esa forma de explotación de la mujer, a pesar de lo rentable que resulta ese tipo de publicidad por palabras. En España, la prostitución no es un delito. Sí lo es lucrarse de la prostitución ajena, aún con el consentimiento de la persona que se prostituye. En el claroscuro de la ley, sin caer en el delito, ganan con el sexo ajeno muchos empresarios: los que ponen el burdel, que dicen que no cobran por el sexo sino por la cama. Y también los que cobran por la publicidad, los que prestan sus páginas a los anuncios del mal llamado 'relax'.

No somos el primer periódico que toma esta decisión, aunque sí el primero que nace sin estos anuncios y el primer diario de pago en España. Antes que nosotros, el gratuito 20 Minutos también renunció a esta publicidad. [Nota del editor: tampoco Gaceta de los Negocios ha tenido nunca esta publicidad] Fuera de España, algunas grandes cabeceras, como el International Herald Tribune, han dejado de publicar estos módulos tras descubrirse que detrás de ellos, en algunas ocasiones, se esconden redes mafiosas, trata de blancas, tráfico de personas. Esclavitud.

Lamentablemente, el problema no se acaba sacando la prostitución de los anuncios por palabras de los diarios. Hace unos días se celebraron en Barcelona unas jornadas internacionales contra la explotación sexual de la mujer. Según sus datos, el 90% de las prostitutas en España son inmigrantes sin papeles y el 85% de ellas viven en situación de vulnerabilidad. La prostitución mueve en España 18.000 millones de euros anuales. Un millón y medio de españoles son clientes. En Público no nos vamos a lucrar con la prostitución pero sí vamos a informar sobre ella".

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"¿Es que no tenéis sangre en las venas?

(Reproche para católicos)"

articulo de josé javier esparza, critico de tv y columnista del grupo vocento, 11 de octubre de 2007

"Es por lo de la Educación para la Ciudadanía, claro. ¿Por qué iba a ser, si no? Es el mayor atentado que se ha tramado en decenios contra la autonomía moral de la gente. Es la mayor intromisión imaginable en la libertad de verdad, que es la libertad interior. Y sin embargo, aquí apenas se mueven cuatro gatos. La prensa disidente hace circular titulares de impacto: «Ya hay 3.500 objetores en el mes de junio». Gran cosa, ¿eh? Tres mil quinientos en todo el país. En un vagón del Metro caben doscientas personas. Echad la cuenta. Es verdad que en las Termópilas bastaron trescientos. Pero esto es otra cosa. Esto es peor.

¿Dónde os habéis metido? ¿Debajo de las piedras? ¿Es que nadie os ha explicado lo que os estáis jugando? ¿O es que no lo queréis ver para no fatigaros, tal vez, o para no meteros «en líos»?

A vuestros hijos van a enseñarles que nada es verdad ni mentira, sino que todo depende del color con que se mira –y que ese color, mayormente, tira a bermellón–. Van a enseñarles que no existe una forma recta de ser y de estar, sino que todas valen lo mismo –es decir que lo malo es bueno, porque lo bueno no es tal–. Van a enseñarles que ETA es un grupo vasco armado que fue torturado alevosamente por la democracia española. Van a enseñarles que la guerra civil no ha terminado y que la reconciliación fue un error, porque no hizo justicia. Van a enseñarles que papá y mamá son conceptos vacíos e intercambiables por otros. Van a enseñarles todo eso, no con materiales teóricos mínimamente contrastables, sino con una buena porción de bazofia que, por otro lado, jamás fue escrita para educar a nadie, sino, deliberadamente, para todo lo contrario. Y lo más importante: os están diciendo, no a vuestros hijos, sino a vosotros, que la formación moral de los críos ya no es cosa vuestra, sino que ahora el Estado se hace cargo. Y vosotros, a descansar. Mamá-Estado se ocupa. ¡Qué bien!.

Aquí hay dos cosas atroces. Una: que el Estado invada la competencia de la familia en el ámbito moral, extirpe la libertad de educar conforme a los propios principios e imponga a las personas una determinada concepción de las cosas. Esto es algo que sólo cabe en una democracia corrompida, cuando una clase política aupada al poder se atribuye una potestad que nadie le ha concedido. Es también curioso que el Estado venga a clavarnos esta zarpa justo cuando más debilitado está: el Estado ya apenas nos protege, ha dejado de dominar su propia moneda, ha subordinado la Defensa a grandes organizaciones internacionales, las empresas han de recurrir a guardias privados porque la policía no basta, los ciudadanos han de pagarse la sanidad por su cuenta si quieren ser bien atendidos, hemos de suscribir planes de pensiones con los bancos porque la jubilación no nos llegará… Y es este Estado, decrépito e impotente, el que se permite ahora secuestrar la soberanía moral de las personas singulares. Repito: no de la Iglesia, ni de la Conferencia Episcopal ni del PP, sino la soberanía moral de las personas singulares, de la gente de la calle, tu soberanía y la mía.

La segunda cosa atroz es esta otra: la invasión del espacio moral viene bajo las banderas de una visión absolutamente sectaria de las cosas, una visión que se ha construido en el último cuarto de siglo bajo los escombros de dogmas ideológicos derrumbados, una visión expresamente contraria a la cultura mayoritaria de la sociedad, a los fundamentos tradicionales de nuestra civilización, a los principios objetivos de lo que centenares de generaciones de europeos han considerado natural. No estamos ante un movimiento de «progreso»; estamos ante un movimiento de simple inversión. El propósito de los invasores no es otro que darle la vuelta a todo. ¿Y pueden hacerlo? Moralmente, no. Pero si nadie se opone, ¿por qué no? Y aquí es donde se echa de menos un poco más de nervio ciudadano.

Por ahí, en la plaza, uno oye de todo. Que si no llegará la sangre al río. Que si ya lo arreglarán las comunidades autónomas. Que si no será tan fiero el león como lo pintan. Que si, después de todo, sólo es una asignatura, que dejará tan poca huella en los alumnos como las demás (¿?). Que, al fin y al cabo, eso que se enseña en Educación para la Ciudadanía es lo que se ve en la calle, y que los niños tienen que ir haciéndose a esas cosas. Excusas de mal pagador. Sobre todo, excusas ciegas, expedientes para escurrir el bulto y no querer afrontar lo esencial, a saber: que no se trata de que se enseñe tal o cual cosa, sino de que pretenden robarnos una porción importantísima de libertad personal.

Es la libertad.

Veréis: uno puede tolerar que el mundo sea una cueva de ladrones, que la televisión se haya convertido en territorio canalla, que los políticos abusen de las esperanzas de la gente (y los banqueros, de sus ilusiones), que los periódicos y la publicidad impongan una forma de ser y pensar decididamente absurda… Uno puede soportar todo eso porque, al fin y al cabo, ante la avalancha siempre es posible clavarse en la puerta de casa, coger el hacha y gritar «no pasarán». Pero lo que uno no puede tolerar es que cojan a tus hijos y les laven el coco al progresista modo. Por ahí no se puede pasar. Porque se trata de vuestros hijos. Y sin embargo, hermanos, lo estáis tolerando. ¿Qué os pasa? ¿Es que no tenéis sangre en las venas?

A los medios de la derecha religiosa, que admiran el ejemplo norteamericano, les gusta entregarse a ensoñaciones de regeneración, incluso de cruzada. Sueño vano. ¿Sabéis por qué en las sociedades con mayoría católica es impensable, hoy por hoy, un proceso semejante al norteamericano? Porque en los Estados Unidos la mayoría religiosa avanza sobre la base de asociaciones civiles, grupos de ciudadanos, comunidades con una voluntad de presencia política y social; pero aquí, en la Europa cristiana, y más especialmente católica y sobre todo en España, sólo una minoría exigua de ciudadanos actúa en la sociedad como creyente, el tejido asociativo civil es mínimo o inexistente, su capacidad de presencia social y política es reducidísima, muchos creyentes tienen alergia a la política o carecen de formación, la inmensa mayoría de los ciudadanos opta por la pasividad pública y prefiere delegarlo todo –en parte por tradición, en parte por pereza– en las espaldas de la jerarquía. «Los obispos sabrán qué hay que hacer» es una frase extraordinariamente socorrida. Y los obispos lo saben, claro que sí, pero el problema es que no son ellos quienes pueden hacer, sino los ciudadanos, las personas, y para eso hace falta un grado de compromiso que se diría completamente inalcanzable.

Por supuesto: este reproche va dirigido a unos católicos que parecen haber perdido por completo el sentido de la libertad personal, pero al menos aquí, entre la grey de los fieles, ha habido voces dispuestas a jugarse el pecho. Mucho peor es la situación ahí fuera, en la llamada «sociedad», donde una muchedumbre infinita de almas grises se muestra dispuesta a tragarlo todo con tal de no someter a agitación su adiposa conciencia. La reacción de los católicos ante la asignatura de Educación para la Ciudadanía es tibia hasta la depresión, pero la actitud general de la sociedad es indiferente hasta la náusea. Hemos llegado a un punto tal de sumisión –al sistema, al dinero, a la comodidad burguesa, a lo «políticamente correcto»– que cuesta un mundo hacer ver a la gente que lo que está en juego es su libertad. Esa es la imagen del tirano de nuestro tiempo: ya no un déspota que te roba la cartera mientras te amenaza con la porra, sino un simpático cacicón que, mientras te rasca la barriga, te roba el alma. Y tú aún vas y te ríes.

Hay que presentar la objeción de conciencia contra esta asignatura. Es vital. Habría que hacerlo incluso si uno estuviera de acuerdo con los planteamientos doctrinales del Gobierno, porque ni siquiera en ese caso estaría justificado que el Estado se arrogue el derecho a imponerlos por ley. Jünger decía en alguna parte que la verdadera libertad es la que reside en el propio pecho. Esta gente nos quiere abrir el pecho y sacarnos la libertad como se sacaba el corazón en los viejos sacrificios humanos. No. No pasarán. Objeta. Mañana. ¡Ya!..."

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" Asignatura totalitaria"

articulo de igmacio sánchez cámara, catedrático de filosofía del derecho, en la gaceta de los negocios, lunes 1 de octubre de 2007

La aprobación de Educación para la Ciudadanía entraña un triple error: político, jurídico y moral.

Es un grave error político crear una nueva asignatura que persigue la formación cívica de los alumnos sin alcanzar, y ni siquiera intentarlo, un acuerdo político con la oposición. El Gobierno y sus aliados parlamentarios han exhibido una intransigencia, incompatible, por lo demás, con la propia naturaleza de lo que se pretende, entre otras cosas, enseñar: nada de diálogo y todo de imposición mecánica de exiguas mayorías. Perfecto ejemplo de educación cívica. Si toda gran reforma educativa debería nacer del consenso general de la sociedad y de sus representantes políticos, lo mismo cabe exigir cuando se trata de la creación de una nueva asignatura obligatoria de naturaleza moral.

El fracaso de la nueva asignatura no es cuestión opinable: la asignatura del consenso y la democracia no ha generado sino división social y disenso. Es una pura falsedad afirmar que sólo pretende el conocimiento de la Constitución y de los derechos fundamentales. Es evidente que va mucho más allá de ello. Basta consultar los descriptores de la asignatura u ojear los manuales existentes, en los que se incluyen cuestiones relativas a la condición humana, la identidad personal, la orientación sexual, la educación emocional o la construcción de la conciencia moral, de las que nada dice la Carta Magna.

Es un error político la intromisión del Gobierno en la educación moral que han de recibir los alumnos. Hay que añadir que es falso que se trate de una asignatura equivalente a las que existen en otros países democráticos, pues en éstos no se invade el ámbito de la conciencia moral.

Es un error jurídico. Habrá que esperar a lo que decida la Justicia y, especialmente, el TC, pero parece evidente que la imposición de la asignatura entraña una vulneración del artículo 27 de la Constitución, que garantiza el derecho de los padres a decidir la educación moral que han de recibir sus hijos.

Las democracias liberales no entregan al Estado el derecho a dirigir la educación, sino sólo la misión de garantizar el libre ejercicio de ese derecho, cuyos titulares son los alumnos y sus padres. El Estado no es el dispensador de una especial sabiduría moral, sino el garante del ejercicio del derecho a la educación. La asignatura, tal como ha sido configurada, entraña la violación de un derecho fundamental de los padres y es, en este sentido, inconstitucional.

Constituye además un grave error moral y filosófico. La asignatura persigue el adoctrinamiento de los alumnos y promueve una determinada visión de la antropología y de la moral, que excluye la dimensión religiosa y trascendente de la persona humana, impone la ideología de género, la manipulación de las emociones y una visión relativista de la cultura y la moral. La concepción del hombre en la que se sustenta resulta incompatible con la fe religiosa, de manera que sus contenidos resultan incompatibles con los de la asignatura de religión católica, optativa elegida por la mayoría de los padres y alumnos. Más que una asignatura, es la imposición de una determinada ideología laicista.

El argumento de la adaptabilidad de la asignatura a las preferencias de los padres o a los idearios de los centros no hace sino confirmar su condición adoctrinadora, pues si se tratara de la mera enseñanza de la Constitución y sus principios, valores e instituciones, no sería necesario recurrir al pluralismo ideológico de sus versiones.

El contenido de los libros de texto existentes prueba, de modo elocuente, el carácter fuertemente ideologizado y adoctrinador de la asignatura, hasta el punto de que algunos colectivos de homosexuales reclaman la retirada del único texto, al parecer, que se opone a los desmanes de la corrección política y la manipulación ideológica.

Es evidente que los centros educativos y los profesores pueden evitar los peores desmanes del engendro, pero acogerse a esa posibilidad y tolerar el mal para los demás sería muestra de insolidaridad con los padres, que no tendrán la misma posibilidad de elegir y de evitar la violación de su derecho. Que un mal sea parcialmente evitable no significa que no sea un mal. Además, lo decisivo no es tanto el contenido concreto de las enseñanzas que se impartan como el hecho de que el Estado invada un ámbito que no es de su competencia, como es el de la formación moral de los alumnos, que corresponde a los padres.

Esta invasión es propia de los regímenes políticos totalitarios, que se caracterizan por la invasión por parte del poder político de todos los ámbitos de la vida social y por la decisión de imponer a toda la sociedad un sistema único de (valga la exageración) pensamiento. Es una manera de manipular las conciencias y regimentar las vidas, propia de la pesadilla que denunció Orwell. Un atentado contra el derecho de los padres.

Por todas estas razones políticas, jurídicas y morales, y otras que cabría añadir, resulta debido oponerse a la implantación injusta de esta asignatura totalitaria.

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5

" Atención pastoral de las familias

en situaciones difíciles e irregulares "

directorio de la pastoral familiar de la iglesia en españa

Ayuda en los momentos de crisis. La ayuda de los COF

209. La primera atención que requiere un problema o una crisis matrimonial es el conocimiento objetivo de las dificultades. Es así como se puede determinar la primera ayuda que los cónyuges necesiten, ya sea sólo un consejo acertado fundado en un anuncio claro del Evangelio, ya sea que necesiten ayuda complementaria. Para ello, además de un diálogo asiduo con los cónyuges, se les procurará poner en contacto con un Centro de Orientación Familiar de la Iglesia, facilitando al máximo el acceso al mismo.

Es en el COF donde se afrontan los problemas desde una visión global e integradora de la persona, el matrimonio y la familia, entendidos como un todo interrelacionado y en constante proceso de crecimiento. Personas católicas con experiencia seria de fe, actuando en equipo y especializadas en las distintas facetas del matrimonio y la familia podrán atender, en estos centros, los problemas para encontrar cauces de solución. Es necesario, pues, cuidar la formación permanente doctrinal, científica, moral y espiritual de los profesionales y colaboradores de los COF en orden a su plena comunión con el Magisterio de la Iglesia y a la eficacia de su intervención.

Anunciarles el evangelio de la familia y procurar la reconciliación

210. Hay que destacar que un gran número de crisis suceden por falta de comunión entre los cónyuges, situación que puede ser sanada con una adecuada evangelización, anunciando la misericordia, el perdón y el amor de Dios manifestado en Cristo y explicando el valor de la cruz y el sufrimiento. Es el momento de infundir nuevas esperanzas a personas que, por haberlas perdido, pueden llegar a plantearse la ruptura como única solución.

Por tanto, aún cuando existan razones legítimas en orden a iniciar un proceso de separación, nulidad matrimonial, disolución del matrimonio en favor de la fe o dispensa del matrimonio rato y no consumado, antes de aceptar la causa, el juez, o por delegación el Centro de Orientación Familiar, empleará medios pastorales (Orientación Familiar) tendentes a la reconciliación de las partes. De ahí la importante necesidad de la coordinación de los Tribunales Eclesiásticos con los Centros de Orientación Familiar.

Renovación de su vida cristiana en catecumenados de adultos

211. Simultáneamente a la atención en los COF, o al finalizar ésta, será conveniente invitar a los esposos y demás miembros de la familia a que se planteen seriamente la renovación y fortalecimiento de su vida cristiana. Para ello, como ya indicamos los Obispos será de gran utilidad proponer procesos de iniciación cristiana para aquellos bautizados que no han desarrollado su fe o, en su caso, para los no bautizados. El modelo de referencia de esta Catequesis de Adultos es el Catecumenado Bautismal. Con él se pretende "cultivar todas las dimensiones de la fe; la adhesión, el conocimiento, la oración, las actitudes evangélicas, el compromiso evangelizador, el sentido comunitario, etc". Este catecumenado fortalecerá la fe, la esperanza y la caridad de los cónyuges y de toda la familia facilitando así, en virtud de su vocación bautismal, su experiencia vital como comunidad de vida y amor.

El recurso a la separación

212. "Existen, sin embargo, situaciones en que la convivencia matrimonial se hace prácticamente imposible por razones muy diversas. En tales casos, la Iglesia admite la separación física de los esposos y el fin de la cohabitación. Los esposos no cesan de ser marido y mujer delante de Dios; ni son libres para contraer una nueva unión. En esta situación difícil, la mejor solución sería, si es posible, la reconciliación. La comunidad cristiana está llamada a ayudar a estas personas a vivir cristianamente su situación en la fidelidad al vínculo de su matrimonio que permanece indisoluble".

Aceptación del juicio de la Iglesia. Coordinación de Tribunales y COF

213. Es necesario tener presente que no sólo se debe promover la unión conyugal cuando hay un matrimonio válido; también cuando consta la posibilidad de nulidad matrimonial, tanto los COF como los jueces eclesiásticos, emplearán los medios pastorales necesarios para inducir a los cónyuges, si es posible, a convalidar su matrimonio y a restablecer la convivencia conyugal.

En el caso de que, convencidos, y tras la pertinente orientación familiar, estén decididos a acudir a los Tribunales Eclesiásticos en demanda de la nulidad matrimonial, la disolución del matrimonio en favor de la fe o la dispensa del matrimonio rato y no consumado, se les debe aconsejar, entre otras cosas, que han de estar dispuestos a someterse al juicio de la Iglesia. No pretendan anticipar ese juicio, incluso si tuvieran certeza moral subjetiva de la nulidad de su matrimonio.

Conviene que el asesoramiento jurídico sea ejercido por profesionales verdaderamente católicos que puedan explicar no sólo los procedimientos sino el sentido de los mismos, y hacer presente a la Iglesia en esa situación conflictiva. De ahí la importante necesidad, también en esta ocasión, de la coordinación de los Tribunales Eclesiásticos con los COF.

En los procedimientos de levantamiento de veto para contraer nuevas nupcias tras una declaración de nulidad, los Tribunales Eclesiásticos podrán recurrir también a los COF para solicitar de ellos los pertinentes informes periciales (psicológicos, espirituales, etc.)

Tanto en los casos de separación como de nulidad matrimonial, disolución del matrimonio en favor de la fe y dispensa del matrimonio rato y no consumado se tendrán en cuenta las obligaciones morales e incluso civiles respecto a la otra parte y a la prole, por lo que se refiere a su sustento, educación y transmisión de la fe; además, se cuidará con una grandísima delicadeza, el que los hijos sufran lo menos posible y no guarden rencor hacia sus padres.

Entre estas obligaciones, urge especialmente la obligación moral de pasar la pensión alimenticia a los hijos, según la disposición judicial, así como respetar el régimen de visitas establecido. Cuando no haya razones graves que aconsejen lo contrario, debe promoverse la custodia compartida. (Esta expresión, "custodia compartida", la utilizamos en su dimensión pastoral y no como un concepto jurídico-positivo).

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