Asociación Ronda80. Voluntariado

Blog para los voluntarios de la Asociación Ronda80 y público en general.
Contiene la agenda de actividades para voluntariado organizadas por esta asociación y una recopilación semanal de cinco noticias de interés que se envía por e-mail.

Calendario

domingo, 22 de junio de 2008

Condenados

artículo de jose javier esparza, critico de tv en www.elcorreo.es,

martes, 10 de junio de 2008

Recordará usted que La Sexta emitió, dentro de su serie 'Salvados por' dos polémicas piezas tituladas 'Salvados por la Iglesia' y que consistían en echar unas risotadas a cuenta de los curas, los parroquianos, el Opus y hasta el Papa. El resultado de la receta era irrespetuoso y ofensivo, aunque no más que otros menús que se despachan por ahí. Ahora bien, el programa ha creado el típico «efecto gota»: la que colma el vaso. ¿Qué vaso? El de la paciencia del público católico, que existe, a pesar de que la tele se empeñe en ignorarlo. Tanto que un comentarista televisivo de otro periódico, aunque ajeno a la sensibilidad católica, no dejaba de acusar el golpe: «¿Por qué no facturar, en el mismo tono de escarnio y sandunga y coñita tal y tal y tal, un 'Salvados por el Islam'? ¿Y un 'Salvados por los narcazos del narcotráfico gallego'? ¿Y un 'Salvados por los concejales que hicieron posible el ladrillazo'?».

Y así puestas las cosas, los grupos activistas de católicos hicieron algo que no suelen hacer: cruzada. Escribieron a las empresas que se publicitan en el programa y les manifestaron su intención de no volver a comprar sus productos. El primer resultado fue que la cerveza Heineken dijo ignorar de qué iba el programa y, eso sí, manifestó su intención de no volver a anunciarse en 'Salvados por'. De manera que el segundo estrago sufrido por 'Salvados por la Iglesia', después de la cagalera de 'El Follonero' en el Vaticano -confesada en entrevista pública- ha sido esta marejada publicitaria.

La Sexta ha declarado que «no le consta» tal fuga publicitaria. En el lenguaje diplomático de toda la vida, «no me consta» significa «sí, es verdad, pero a mí no me han dicho nada». El asunto es extremadamente desagradable, pero no deja de tener su lado positivo. Hace pocos días, en una reunión del Observatorio de Contenidos Televisivos y Audiovisuales, Alejandro Perales decía que «la sociedad tiene derecho a opinar sobre los medios de comunicación con su voz y sus ideas, y no sólo con el dedo apagando o encendiendo los diferentes aparatos». Esto que le ha pasado a la Sexta es un perfecto ejemplo de iniciativa popular. '¿Salvados por la audiencia?'

Condenados por la gente.

Toni Blair: la religión enseña a convivir

articulo de en www.aceprensa.com, miercoles 18 de junio de 2008

Un argumento invocado hoy para expulsar a la religión de la vida pública es decir que la religión encierra un germen de intolerancia e impide la convivencia pacífica entre personas de distintos credos. Esta manera de ver las cosas contrasta con la visión positiva de la religión que tiene el ex primer ministro británico Tony Blair, y que le ha llevado a crear una fundación.

Desde que se convirtió al catolicismo el pasado diciembre, Blair se ha referido en distintas ocasiones al papel beneficioso de la religión. La primera vez que abordó el asunto fue en abril en una conferencia pronunciada en la catedral de Westminster ante unas 16.000 personas. En aquella ocasión, el líder laborista apeló a la ayuda que puede prestar la religión para vencer la pobreza y lograr los Objetivos del Milenio fijados por la ONU.

A finales de mayo, Blair lanzó en Nueva York una fundación que aspira a presentar la religión como algo “dinámico, moderno y lleno de relevancia actual”. Se trata de una iniciativa que persigue tres objetivos:

1) servir de foro de encuentro entre fieles de distintas confesiones religiosas;

2) convertir la religión en una fuerza para el bien;

3) promover programas interconfesionales contra la pobreza y el hambre.

En el acto de presentación, en pleno corazón de Manhattan, Blair insistió en los múltiples beneficios que puede traer la religión en el futuro: “Las convicciones religiosas enseñan a convivir en la diversidad, a tratar las diferencias com algo enriquecedor y a respetar a los demás”.

En la web de la fundación promovida por Blair (tonyblairfaithfoundation.org) hay numerosas iniciativas: campañas dirigidas a jóvenes entre 10 y 16 años, cursos para estudiantes universitarios, reuniones entre líderes religiosos… La idea de fondo es enseñar a ver la religión como un instrumento de cohesión al servicio de la convivencia pacífica.

A principios de junio, Blair volvió a referirse a la religión en unas declaraciones a la revista Time (9-06-2008). Destacó la necesidad de salvar a la fe de dos extremos igualmente peligrosos: uno, la indiferencia de quienes ven la religión como una parte interesante de nuestra historia pero no del futuro; y otro, el extremismo de quienes entienden la fe como exclusión.

“La fe –dijo– puede ser una fuerza civilizadora en un mundo globalizado”.

Trampas

comentario de diego contreras en www.laiglesiacatolicaenlaprensa.com, miercoles 18 de junio de 2008

El esquema es bien conocido: cuando se escribe sobre un tema polémico, por ejemplo el uso de embriones humanos para la investigación, es frecuente que la prensa describa como católicos a quienes se oponen a esas prácticas, mientras que no suele mencionar las creencias religiosas de los que las apoyan.


El mensaje es muy claro: quienes se oponen, lo hacen por motivos religiosos (es decir, por motivos “no racionales”), mientras que quienes apoyan se basan en la racionalidad. Los primeros no son libres; los segundos, sí. Los primeros son intransigentes y retrógrados, los segundos tolerantes y amigos del progreso. Los primeros quieren imponer a todos sus creencias, los segundos carecen de esos prejuicios.

Una crónica de The Washington Post sobre la objeción de conciencia en materias pro life entre farmacéuticos norteamericanos sigue ese mismo esquema. Sólo identifica la fe católica de quienes promueven la objeción, pero se calla la filiación ideológica de las voces contrarias, entre ellas instituciones como el "Guttmacher Institute", de conocido ideario eugenésico. Lo comentábamos a propósito de una ley británica: o ponemos etiquetas a todos o a nadie.

Hoy día hace falta ser muy fuerte para mantener la inocencia

entrevista a shyamalan, director de las películas el sexto sentido y el incidente, en www.aceprensa.com, miercoles 18 de junio de 2008

M. Night Shyamalan ha dejado constancia de su valía cinematográfica con títulos como El sexto sentido, El protegido, Señales, El bosque o La joven del agua. Se estrena ahora El incidente, que tiene, como no podía ser de otra manera, terror y suspense. De la mano de un nuevo estudio (la Fox ha sustituido a Buena Vista-Disney), la última película del director norteamericano, de 37 años, combina una trama clásica que busca el entretenimiento y la tensión, con una factura atractiva y llena de oficio, un presupuesto ajustado y un uso muy reducido de los efectos visuales que contribuye a una atmósfera muy realista. Los temas predilectos de Shyamalan están muy presentes en El incidente, siempre presentados de manera muy cinematográfica y por tanto conflictiva: inocencia-caída, individuo-comunidad, amor-desamor, muerte-vida, esperanza-abatimiento, fe-descreimiento.

“La oscuridad –señala Shyamalan cuando le preguntan por la presencia de la inocencia en su cine– que pongo en mis películas me sirve para mostrar que la inocencia está constantemente amenazada. Y claro, estoy dando por hecho que la inocencia existe y es importante. Soy una persona positiva”.

En las siete películas que ha hecho, usted siempre pone el acento en la vulnerabilidad del ser humano. Tengo la impresión de que es un tema que le interesa mucho.

Para mí las películas son una terapia: pienso en lo que me está molestando o inquietando y escribo. Hay un gran tema que me rondaba la cabeza y que era más explícito en las primeras versiones del guión, y es que la positividad como actitud vital se tiende a desechar por ser demasiado inocente, casi naif.

Hoy en día hay que ser muy fuerte para ser inocente. Me parece que la película cuenta eso. La gente que rodea al personaje de Mark Wahlberg, especialmente su esposa, piensan que es tonto, que no debería ser tan inocente. Poco a poco, vamos asistiendo a un cambio en el personaje de Zooey Deschanel: a ella le gustaría ver el mundo con los ojos de él.

Por otra parte, me sorprende que usted haya dicho que esta ha sido su película más fácil de hacer.

Lo que quería destacar es que la idea ya venía dada con la estructura. Por mucho que se diga, el arte de hacer cine se basa en la estructura. Tengo mucho instinto novelístico, pero en el cine he aprendido a prescindir de lo que está bien en una novela, pero no funcionaría en una película. Conservo los elementos narrativos que fortalecen la estructura y prescindo de los que no lo hacen.

¿Cuál es su forma de trabajar con los actores?

Antes de encender la cámara he hablado mucho con los actores, les he explicado el porqué de todo lo que hacen. Yo no discuto durante el rodaje. Cuando rodamos y algo no me convence, no necesito gritar o reprochar: simplemente pongo cara de póquer. Hacemos una pausa, el equipo descansa y hablamos. Como los actores llevan su trabajo muy preparado (como si de una obra de teatro se tratase), se dan perfecta cuenta de cuándo su interpretación funciona o no funciona. Por mi parte, yo reescribo mucho, hago muchas versiones, por lo que tengo las cosas muy pensadas.

Para mí, las ideas del argumento son siempre catalizadores para que los personajes conversen sobre la fe, sobre el amor, la vida humana y se revelen espiritual y emocionalmente. La relación del matrimonio formado por Elliot y Alma dice mucho sobre la forma en la que funciona el amor, sobre cómo somos en una relación, sobre lo que significa en una relación ser el que conquista o el conquistado, y sobre lo que decimos al otro cuando pensamos que estamos manteniendo nuestra última conversación. Lo que me interesaba de Elliot es que tiene una gran confianza en que su mujer se salvará.

¿Hasta qué punto le influye el comportamiento de la taquilla y la postura que toma la crítica ante sus películas. ¿Hay mensajes en sus películas?

No hay ninguna película que se haga sin presión. Hago las películas en las que creo y pienso que las dos últimas (La joven del agua y El bosque) son absolutamente preciosas, independientemente de como hayan funcionado en taquilla y de la reacción de la crítica. Pienso que merece la pena combatir por películas así.

El cine no está para lanzar mensajes: hacemos entretenimiento y para eso nos pagan. Pero hay subtextos en esta película como los había en La invasión de los ladrones de cuerpos (el comunismo) y La noche de los muertos vivientes (los derechos civiles). Se trata de lograr metáforas resonantes. Y me parece que hay varias en esta película.

Una de ellas es la armonía con la naturaleza. En la cultura ancestral norteamericana todo lo bueno va ligado a la naturaleza. Me parece un planteamiento muy correcto. Cuando tenía 16 años, para sorpresa de mis padres, adopté un segundo nombre inspirado en la cultura de los indios norteamericanos.

Es sorprendente la verosimilitud ambiental de la película. Con ese diseño de producción la película es más creíble y por eso más inquietante.

Quería hacer un tipo de thriller muy naturalista, muy limpio, casi como de la vieja escuela, volviendo al momento anterior a todos esos artilugios y ordenadores de que disponemos ahora, cuando se trataba únicamente de una narración directa y resonante. Hablamos mucho de cómo habríamos hecho la película de no tener todas esas nuevas herramientas y cómo hacer que pareciera una versión de 2008 de una película de paranoia de los años cincuenta.

La música es muy relevante en sus películas. Desde El sexto sentido siempre ha trabajado con James Newton Howard.

Teníamos claros algunos conceptos para la música. Uno era tener una especie de sensación de “bolero”, en el que la música creciera y siguiera creciendo, y luego atrapara a todos como una ola que cae sobre la globalidad de la película.

El otro era crear una sensación extraña y disonante mediante la percusión, como la que se tiene en la película original de El planeta de los simios; el tipo de sonido que crea una sensación de pánico y refleja todos los cambiantes comportamientos que se suceden. Es una música hermosa que mueve realmente la película.

SUMARIO

La ordenación de obispos mujeres y gays rompe la Iglesia anglicana

noticia en www.elpais.com martes17 de junio de 2008

La Iglesia de Inglaterra sigue encaminándose hacia el cisma. La ordenación de mujeres obispos, la ordenación de obispos homosexuales, las uniones de hecho entre sacerdotes anglicanos -con simulación de una boda eclesiástica- han sembrado la tensión en los últimos años y días. Esa tensión está aumentando con fuerza, en la medida en que se acerca el momento de tomar decisiones, elevando el riesgo de cisma.

Según aseguraba ayer el diario londinense The Times, medio millar de sacerdotes anglo-católicos (anglicanos que aceptan parte de las creencias y liturgia católica) están dispuestos a romper con la Iglesia de Inglaterra si ésta no garantiza que en determinadas parroquias se podrá vetar a las mujeres obispos. Y cerca de 300 obispos anglicanos van a boicotear la próxima conferencia anglicana y se van a reunir en paralelo en Ammán (Jordania), para reafirmar su visión evangelista del anglicanismo y enfatizar su rechazo a la creciente aceptación de la homosexualidad en la Iglesia anglicana.

La tensión se ha exacerbado en los últimos días, después de que dos sacerdotes anglicanos firmaran el registro de las uniones civiles y simularan después una boda gay en el acto religioso de bendición que se celebró a continuación. El acto entre el reverendo neozelandés David Lord y el clérigo inglés Peter Cowell fue celebrado en la londinense iglesia de San Bartolomé el Grande ante 300 feligreses, muchos de ellos sacerdotes anglicanos, e incluyó todo el ceremonial de un matrimonio tradicional: lectura de las Sagradas Escrituras, himnos, eucaristía, intercambio de anillos y promesas de amor eterno.

El servicio fue oficiado por el reverendo Martin Dudley, que ya en 1980 rompió la disciplina eclesiástica al casar a dos divorciados. La ceremonia religiosa -que no boda- es habitual entre parejas que por razones legales no se pueden casar por la Iglesia, como Carlos de Inglaterra y Camila, que se casaron por lo civil por ser divorciados.

La Iglesia de Inglaterra ha abierto una investigación y David Lord ha dimitido de sus responsabilidades en Nueva Zelanda, pero la ceremonia parece haber conseguido el que a juicio de algunos era su verdadero objetivo: provocar a los sectores más reaccionarios de la Iglesia anglicana para demostrarles que los liberales también están dispuestos a luchar por sus ideas.

También batallará por ellas el estadounidense Gene Robinson, el primer homosexual consagrado obispo por los anglicanos de Estados Unidos en 2003. Su presencia en la conferencia que la Iglesia anglicana celebrará el mes que viene en el palacio de Lambeth, en Londres, ha provocado el boicoteo de 280 obispos, entre ellos, los de las provincias anglicanas más conservadoras, como Nigeria, Uganda, Kenya, Ruanda, Tanzania y los del Cono Sur latinoamericano, que se reunirán en paralelo en Jordania.

El obispo de Uganda ha negado que ese plante sea el principio del cisma. Pero la ausencia reducirá a unos 600 la presencia de prelados en la conferencia de Lambeth, la mayoría de ellos de países del más liberal Occidente.

sábado, 14 de junio de 2008

Un juez reconoce la objeción de un ginecólogo a realizar pruebas de diagnóstico prenatal

noticia en andoc (asociación nacional para la defensa de la objeción de conciencia), martes 3 de junio de 2008



Un ginecólogo andaluz se ha convertido en el primer médico español que ejerce el derecho a la objeción de conciencia al diagnóstico prenatal. El Dr. Esteban Rodríguez Martín, trabaja en un hospital del SAS.



Desde que comenzó a trabajar en el Servicio de Ginecología, hace ya más de 6 años, solicitó que se le exonerase de realizar o colaborar en determinadas pruebas clínicas de diagnóstico prenatal (DPN). Durante todos estos años se respetó su postura, pero en los últimos meses, debido a cambios en la dirección del Servicio, fue instado a realizar algunas pruebas de DPN, que siempre había rechazado por exponerle a un conflicto de conciencia. Sus repetidos intentos de arreglar la situación dentro del propio servicio fueron infructuosos: la presión a que fue sometido desembocó en una situación de "stress" que le obligo a requerir asistencia facultativa, tras la cual se ordenó su baja médica, y plantear la objeción de conciencia, tanto a la Dirección del Hospital como al Colegio de Médicos.



La Administración sanitaria rechazó su petición, argumentando que el único ámbito donde cabe alegar la objeción es el de las intervenciones diagnósticas o terapéuticas de carácter intervencionista que puedan dar lugar a "cambios efectivos" (sic) en el curso de la gestación y entender que afectaría a la prestación del servicio público. La resolución ha sido recurrida por el médico y, de momento, un juez ha accedido cautelarmente a su pretensión, por considerar probado que esta situación afectó negativamente a su salud física y moral, y que su baja laboral, y el hecho de que hasta la fecha no se le hubiese requerido para integrarse en el equipo de diagnóstico prenatal, no habían supuesto ningún perjuicio para la atención de los pacientes de su Servicio.

El DPN está constituido por un conjunto de técnicas y pruebas médicas que permiten conocer desde la gestación las características del feto para descubrir alguna anomalía que corra el riesgo de padecer desde su nacimiento. Ha avanzado enormemente en los últimos años y no presenta, en principio, reservas éticas o médicas. Permite el diagnóstico precoz de algunas enfermedades genéticas incurables (como el Síndrome de Dawn y la Hemofilia), o de otras que admiten tratamientos -no exentos de riesgos- durante el embarazo como la hidrocefalia o la hernia diafragmática. Su fin es ayudar a los padres a tomar decisiones acerca de la salud del niño, toda vez que hay patologías –muy pocas- que pueden tratarse antes de que el bebé nazca, mientras que otras pueden necesitar tratamiento especial inmediatamente después del nacimiento.


Los problemas aparecen cuando el DPN deja de ser un avanzado medio diagnóstico para convertirse en una práctica eugenésica, de eliminación de los niños con taras más o menos graves. La situación es especialmente lacerante en el caso del Síndrome de Dawn, pues a su diagnóstico se sigue el aborto en el 94,5 % de los casos.


Las personas implicadas están sometidas a una doble presión: la que afecta al médico que se ve obligado a recomendar la alternativa del aborto como una opción terapéutica en caso de detectarse problemas, con el riesgo de exponerse a futuras acciones legales de los padres que tengan un niño con anomalías. Y la de aquellos padres que, al desear, pese a todo, el "nacimiento de estos niños se exponen, además del sufrimiento asociado a este hándicap, a la mirada de la sociedad y a una forma de crueldad social que nace del hecho de no haber aceptado la propuesta hecha por la ciencia y reconocida por la ley", como señala Didier Sicard, Presidente de la Comisión Consultiva de Ética francesa.



Es fácil comprender, por otro lado, cómo puede afectar semejantes planteamientos a la aceptación social de los discapacitados. En la inmensa mayoría de los casos, el DPN no permite curar nada, pero el protocolo de algunos hospitales, como el del Dr. Rodríguez, obliga al médico a informar a la mujer de que está dentro del supuesto de aborto por razones eugenésicas, y a iniciar los trámites administrativos (informe médico incluido) para facilitar el aborto.


Lo que provoca un conflicto de conciencia a este médico es el diagnóstico prenatal eugenésico (no el terapéutico) que realiza un control de calidad entre la semana 20 y 22, con la intención de encontrar defectos antes del plazo legal para el aborto que obligan al médico a ofertarlo como alternativa, pues el aborto –sostiene el Dr. Rodríguez- no es terapia, ni cura, sino que supone la eliminación de un ser humano (en casos como éstos, quizá, por no ser "perfecto"); y sólo pretende que sus superiores no le obliguen a desarrollar esa subespecialidad de su profesión. No desea privar a nadie de ningún derecho, ni negarse al diagnóstico prenatal en general, ni a facilitar información ni a ningún otro cometido propio de su profesión, sino que se respete su derecho fundamental a la libertad de conciencia, que entiende violentado cuando se le obliga a la realización o cooperación en actos médicos contrarios a su conciencia y sus compromisos deontológicos.


Este médico no está sólo: asociaciones profesionales, como la Asociación Nacional para la Defensa del Derecho a la Objeción de Conciencia (ANDOC: info@andoc.es) y otras entidades defensoras de la Vida, como AVA y la Fundación Línea de Atención a la Mujer, le están apoyando en la lucha para que se le reconozca su derecho a la objeción de conciencia.

Convocado el III Premio Internacional Harambee para romper los estereotipos y el silencio comunicativo sobre África

noticia en www.harambee.es, martes 3 de junio de 2008



El Premio Internacional “Comunicar África” está convocado por HARAMBEE, proyecto internacional de solidaridad, destinado a iniciativas educativas y de promoción humana en el África subsahariana. Son llamados a concursar al Premio Internacional “Comunicar África” III Edición, los trabajos audiovisuales, que afronten la temática social, económica y cultural, específica del África subsahariana.



La primera edición del premio se realizó en 2004; se presentaron 51 documentales y resultaron ganadores: 1. 'El mundo contado por los niños: Eritrea' - Serena Laudisa; 2. 'Inhlangelo fund' por Michelle Makori y 3. Inkingi z'ubuntu por Lena Slachmuijlder. La ceremonia de entrega de premios tuvo lugar el 15 de noviembre de 2004 en el Capitolio de Roma.



En la edición de 2006 se presentaron 47 trabajos y resultaron ganadores:

1. -Alaoma – Land of beauty and splendour” de Gabriel Otonoku, Nigeria. 2. -“When you say four thousand goobyes” de Jim Fahy, Irlanda.



La ceremonia de entrega del premio tuvo lugar el 14 de noviembre en la Sala Protomoteca de Roma.



A. Características del Premio

1. El Premio pretende fomentar una mayor atención y sensibilidad hacia África con la finalidad de superar y combatir:



El silencio: manifestación de una actitud según la cual “África no existe, no cuenta“ en el panorama internacional;



El estereotipo: expresión de una atención sobre África limitada solamente a la guerra, a los dramas sociales, necesidades sanitarias o calamidades. Una versión parcial que oculta a África en su quehacer diario.



2. Se dedicará una particular atención a aquellos reportajes que muestren el valor de la formación como medio indispensable para llegar a alcanzar la plena promoción de la persona y un pacífico desarrollo de la sociedad africana.



3. El Premio tiene una asignación económica de 10.000 €. El jurado podrá conceder uno o dos accésits. La dotación económica del Premio estará sujeta a las leyes fiscales vigentes.



4. Pueden participar en el Premio aquellos trabajos audiovisuales que se hayan producido y/o emitido en el periodo comprendido entre el 1 de octubre de 2006 y el 30 de septiembre de 2008.



B. Bases

Podrán inscribirse al concurso todos los trabajos producidos y/o emitidos en el periodo 1 octubre 2006 a 30 de septiembre 2008, que cumplan los requisitos señalados en el parágrafo B y con una duración mínima de 10 minutos.



Los trabajos se presentarán en dos copias que no serán devueltas. El gasto de envío correo a cargo de los participantes. Se deberá adjuntar a las copias el impreso de inscripción (disponible en www.harambee-africa.org y www.harambee.es) y una declaración jurada especificando la fecha de producción o emisión.



Se ha de adjuntar, además, la autorización del titular de los derechos del trabajo presentado, que permita su emisión en el entorno de la publicación del Premio. El titular de los derechos será explícitamente citado en la emisión.



Los trabajos podrán estar en uno de los siguientes idiomas: español, inglés, italiano, francés o portugués. En caso de que el idioma sea otro, el documental deberá llevar subtítulos en uno de los idiomas citados.



La relación de trabajos admitidos al concurso se publicará en las páginas web de www.harambee-africa.org y www.harambee.es.



El jurado del Premio estará compuesto por personas de diversas nacionalidades. El jurado podrá decidir dejar desierto el premio y/o conceder accésits. En este caso determinará su cuantía económica. Sus decisiones serán inapelables.



La resolución del concurso y entrega de premios tendrá lugar en Madrid en el mes de noviembre de 2008 en el día y lugar que se comunicará con anticipación en la página web de HARAMBEE. Con la inscripción al Premio, se autoriza a los organizadores a utilizar los documentales exclusivamente con fines culturales y no con finalidad de lucro.



La organización considera autores del documental a aquellos que se señalen como tales en el impreso de inscripción.



La participación en el concurso implica la aceptación de este reglamento.

Las obras deberán enviarse a: HARAMBEE Premio Internacional “Comunicar África” III Edición 2008 Castelló, 115 – 2º 28006 Madrid



Hasta el 30 de septiembre de 2008. Dará fe el sello postal de partida.

Patrocinadores que quitan la publicidad de un programa ofensivo televisivo

articulo de juan josé garcía noblejas en www.scriptor.org,

jueves 12 de junio de 2008



Es interesante seguir las incidencias de algunos movimientos de la sociedad civil ante los intereses ideológicos y las necesidades económicas de los medios. El caso de la publicidad en un programa de televisión especialmente ofensivo para buena parte de la sociedad española a la que se destina, merece un poco de atención. Y, en vista de los resultados en los primeros escarceos, congratularse con quienes han apostado por el respeto de la gente.



Enhorabuena por tanto a Hazte Oir por su campaña ante los publicitarios del programa "Salvados por la Iglesia", de la cadena La Sexta, claramente ofensivo, en principio para cualquier persona honrada y con un mínimo de sesibilidad. Y directa y especialmente ofensivo para los cristianos y en concreto para los católicos.



Hazte Oir ha logrado reunir en muy poco tiempo 29.000 mensajes de protesta dirigidos a las empresas que se anuncian en ese programa: Firma: contra las ofensas a las creencias de La Sexta.



Las protestas están llegando de forma masiva a El Corte Inglés, General Óptica, Simyo, Seat y Fujitsu, que aún no se han pronunciado; o, como Simyo y El Corte Inglés, lo han hecho hasta el momento sólo para desviar la responsabilidad a la Central de Medios que gestiona su inversión publicitaria.



Enhorabuena por tanto a Heineken, por su sensibilidad: el Director de Relaciones Públicas de Heineken España, D. Diego Antoñanzas, hizo saber ayer a HazteOir.org que a partir de este momento retiran toda la publicidad que tenían contratada con la citada cadena de TV en el programa altamente ofensivo "Salvados por la Iglesia".



Enhorabuena también, hoy, a Seguros Ocaso, de nuevo por su sensibilidad: Eugenio Ros, Director de Marketing de la compañía ha señalado que "Seguros Ocaso no va a permitir que su publicidad promocione programas que puedan ofender cualquier tipo de sentimientos de grupos de ciudadanos".



La compañía se ha dirigido a La Sexta para exponerles su intención de no anunciarse en ningún programa que pueda resultar ofensivo a las creencias religiosas de cualquier sector de la población, una política que, según ha subrayado el mismo portavoz, hacen extensiva a todos los canales de televisión donde aplican su presupuesto en publicidad.

¿La Iglesia más antigua del mundo?

noticia en www.elmundo.es, jueves 12 de junio de 2008



Un equipo de investigadores jordanos liderados por Abdel-Qader Husan, director del Centro de Estudios Arqueológicos de Rihab, asegura haber descubierto la iglesia más antigua del mundo en una cueva oculta bajo un templo centenario construido en ese emplazamiento situado 40 kilómetros al noreste de Amán.



Husan dijo que el hallazgo se produjo después de tres meses de excavaciones en la conocida iglesia de San Jorge, construida en el año 230 y que ya era uno de los recintos religiosos de esa fe más antiguos del globo. «Es un descubrimiento extraordinario. Creemos que fue la primera iglesia del mundo. Data de los años 33 al 70 de la era cristiana. Tenemos evidencias de que fue el refugio de los primeros cristianos: los 70 discípulos de Jesucristo», manifestó Husan al diario The Jordan Times.



Uno de las principales figuras religiosas de la comunidad cristiana Greco Ortodoxa de Jordania, el vice obispo, Archimandrite Nektarious, calificó el descubrimiento de «importante hito para el cristianismo en todo el mundo. Confirma que los cristianos de esta región no son extraños. Son ciudadanos que tienen sus raíces en esta zona desde aquellos días hasta el presente».



Aunque ahora es un reino donde la mayoría de la población profesa el Islam, el cristianismo fue la religión predominante en ese territorio entre los siglos IV y VII y de entonces data el largo legado de emplazamientos arqueológicos de significado simbolismo para los seguidores de dicha creencia. Según los expertos, más de un centenar de lugares de este país árabe son citados en la Biblia, incluido el famoso yacimiento de Tell al-Kharrar, que los jordanos proclaman fue el lugar donde fue bautizado Jesucristo. Tan sólo en Rihab se han hallado una treintena de templos.



El arqueólogo jordano indicó que la cueva presenta un área circular de plegaria con piedras que hacían las veces de sillones separadas por un muro de otro espacio residencial que consta de un largo túnel que debía conducir a un manantial o un pozo. Husan asegura que este fue el emplazamiento donde se ocultó esta primitiva comunidad cristiana tras huir de Jerusalén en el siglo I. «Creemos que no abandonaron la cueva hasta que los romanos abrazaron la religión cristiana», añade Husan, quien considera que fue entonces cuando se construyó la actual Iglesia de San Jorge.



En el suelo de esta última edificación ya se podía apreciar una inscripción que hablaba de los «70 amados por Dios y la divinidad» que fundaron el recinto de culto. Husan explicó que una serie de escalones de casi 12 metros de largo y 7 de ancho conducen desde San Jorge hasta la capilla subterránea.



«Hemos descubierto cosas muy bonitas. Encontramos el cementerio de esta iglesia, lámparas y vasijas con la inscripción de San Jorge», añadió. El equipo jordano se dispone a continuar sus indagaciones en la zona del pasadizo bajo tierra, donde ya han encontrado monedas y cruces de hierro.



El habitáculo de Rihab tendrá ahora que disputar su primacía histórica con otro templo encontrado también en Jordania en Aqaba en 1998, que data del siglo III. Precisamente, el jefe de la expedición que localizó ese lugar, el norteamericano Thomas Parker, ya ha desatado la polémica al cuestionar de inmediato la certeza de las afirmaciones realizadas por Hussein. «Un reclamo tan extraordinario como éste exige también evidencias extraordinarias. Tenemos que ver los objetos y las evidencias que sugieren que estuvo ocupada en el primer siglo después de Cristo», señaló.



Parker dudó incluso de que «la cueva fuera un centro cristiano de culto». «Es posible que la caverna estuviera ocupada y que más tarde fuera usada por los cristianos. Pero de eso a pretender que fue utilizada por los cristianos que escapaban de Jerusalén en el siglo I me parece un poco exagerado», opinó.

Las parejas homosexuales noruegas serán las primeras que podrán casarse por la Iglesia

comentario de diego contreras en www.la iglesiaenlaprensa.com,

viernes 13 de junio de 2008



"Las parejas homosexuales noruegas serán las primeras que podrán casarse por la iglesia". Lo dice hoy el diario El País, en una crónica -fechada en Madrid- sobre una ley que entrará en vigor dentro de unos meses en el reino nórdico. El texto explica que la Iglesia Nacional Noruega, de raíz luterana, depende del Estado y que -por tanto-, la ley obliga directamente a los ministros de esta confesión religiosa, los cuales no podrán oponerse a oficiar esas ceremonias.

Leo la noticia hasta el final y compuebo que esta vez no hay filípicas a favor de la "radical" separación entre Iglesia y Estado. Se diría que casi al contrario, pues entre líneas aletea un no se qué de complacencia en que esas parejas puedan, por fin, "casarse por la iglesia". Da igual que sea una iglesia en la que manda el rey (un detalle que la crónica describe simplemente como "peculiar relación entre el Gobierno y la Iglesia").



El título de la noticia implicaría que la decisión de "casar" a los homosexuales fue el resultado de un proceso de reflexión y de debate dentro de la Iglesia de Noruega. Pero no fue el caso. Me pregunto entonces: si resulta que los pastores luteranos noruegos son simples funcionarios del Estado, y como tales simples ejecutores... ¿dónde está la noticia?

viernes, 6 de junio de 2008

No da lo mismo esperar a tener hijos

artículo de ulla waldenström, profesora de cuidados del Karolinska institutet de suecia, en svenka dagbladet, martes 3 de junio de 2008

Cuanto más se retrasa la maternidad, hay más problemas de infertilidad y más riesgos para la madre y el hijo. Así lo advierte Ulla Waldenström, profesora de cuidados del Karolisnka Institutet, en un libro cuyas tesis comenta un artículo publicado en Svenska Dagbladet (19-05-2008).

"¡No da lo mismo esperar a tener hijos!", advierte la comadrona y profesora de cuidados del Karolisnka Institutet Ulla Waldenström. La edad a la que se tiene el primer hijo es cada vez más alta, lo cual aumenta el riesgo de que nazcan niños prematuros o con el síndrome de Down.

Cuando las parejas suecas de hoy tienen su primer hijo, la edad media de la mujer es 29 años y la del hombre 30, o sea cinco años más tarde que la generación de sus padres. En el libro (1) que ha publicado, Ulla Waldenström comenta los problemas que surgen de estas situaciones, como por ejemplo: la necesidad de recurrir a la procreación asistida, más familias sin hijos o con hijos únicos, complicaciones en el embarazo para la madre y el hijo.

La mayoría de los jóvenes suecos declaran que quieren tener hijos en algún momento; eso sí: no más de dos. Sin embargo, lo que no tienen en cuenta es que si esperan demasiado tiempo pueden ser sorprendidos por la infertilidad. Aunque recurran a la procreación artificial como solución al problema, el éxito dependerá también de la edad de los padres.

Es sabido que a mayor edad de la mujer, menos fertilidad, y que esta disminución es más drástica después de los 30 y más considerable aún a partir de los 35. También la fertilidad de los hombres comienza a disminuir después de los 40.

Si el primer hijo se tiene después de los 30, la probabilidad de que ese niño tenga hermanos disminuye. Según una investigación hecha entre estudiantes universitarios, más de la mitad de los jóvenes quieren tener el último hijo entre los 35 y 44 años, es decir cuando la fertilidad es bastante más baja.

En cuanto a las complicaciones médicas relacionadas con el retraso de la maternidad, está sobre todo el aumento del riesgo de síndrome de Down. Pero, al haber un envejecimiento general de todo el cuerpo, también se dan otras complicaciones, como parto prematuro –algunas veces antes de la semana 33– niños que pesan menos de 1,5 kilos o que mueren durante el embarazo o poco tiempo después del nacimiento. En las mujeres que tienen el primer hijo cuando son mayores de 35 años estos riesgos se duplican en relación con las que son madres entre los 20 y 25 años.

Ulla Waldenström señala que la edad media de las madres primerizas tiene que bajar unos cuantos años para que disminuyan las madres con partos difíciles y se salven más vidas de niños prematuros. Para modificar este comportamiento se necesita información, un cambio de actitud y medidas políticas.

Por ejemplo:

Aumentar las ayudas a los padres jóvenes para que puedan adquirir estabilidad en el mercado de trabajo.

Un cambio de actitud en los empleadores para que dejen de preguntar a las mujeres jóvenes durante las entrevistas de trabajo si piensan tener hijos en un futuro próximo.

Los hombres deben aprender acerca de los límites de fertilidad en relación con la edad. Las mujeres quieren, en general, tener hijos cuando son jóvenes de una forma más intensa que los hombres. Deberían aprender también que la fertilidad es un problema para las mujeres y para los hombres por igual.

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(1) Vänta med barn? Det är kris i befruktningsfrågan! Karolinska Institutet University Press, 2008

[¿Tiene límites el Estado?] Aspectos sobre la fe y la política

articulo de Josep Ratzinger del 26 de noviembre de 1981 en Bonn, extraido del libro iglesia, ecumenismo y política, editorial bac, 1987. pg 163-168

[Interesante] homilía pronunciada el 26 de noviembre de 1981, en el curso de una celebración litúrgica con los diputados católicos del Parlamento alemán en la iglesia de San Winfried, en Bonn. Las lecturas 1 Pc 1,3-7 y Jn 14, 1-6 eran las de la liturgia del día. A primera vista parecían poco significa­tivas para nuestro tema, pero, bien consideradas, se manifestaron insos­pechadamente fecundas [Nota del editor de siena: también hoy, ante un Estado omnipresente y sin limites... ].

"La epístola y el evangelio que acabamos de escuchar tie­nen que ver con una situación en la. que los cristianos no eran sujetos activos del Estado, sino que estaban perse­guidos por una dictadura cruel. No les era permitido parti­cipar en las tareas del Estado. Sólo podían estarle some­tidos. No se les dejaba constituir un Estado cristiano y su deber era vivir como cristianos a pesar del Estado. Los nombres de los emperadores que detentaban el poder en el período en que la tradición sitúa la fecha de ambos textos bastan para ilustrar aquella situación: se llamaban Nerón y Domiciano.

La primera carta de Pedro define a los cris­tianos como «dispersos» o extranjeros en tal Estado (1 Pe 1,1) y denomina al mismo Estado como «Babilonia» (1 Pe 5,13); así, de este modo tan incisivo, describe la situación política de los cristianos de aquel entonces. Correspondía ésta, de algún modo, con la de los hebreos exiliados a Ba­bilonia, que no eran sujeto, sino objeto de aquel poder y que, por lo tanto, tuvieron que aprender cómo sobrevivir y no cómo desarrollarlo. El escenario político de las lecturas de hoy es, pues, radicalmente distinto del actual. Sin em­bargo, contiene tres afirmaciones importantes, con un mensaje válido también para la acción política entre los cristianos.

1. El Estado no constituye la totalidad de la existencia humana ni abarca toda la esperanza humana. El hombre y su esperanza van más allá de la realidad del Estado y más allá de la esfera de la acción política. Y esto es válido no sólo para un Estado al que se puede calificar de Babilonia, sino para cualquier tipo de Estado. El Estado no es la to­talidad. Esto le quita un peso al hombre político y le abre el camino de una política racional. El Estado romano era falso y anticristiano precisamente porque quería ser el lo­tum de las posibilidades y de las esperanzas humanas. Pre­tendía así lo que no podía realizar, con lo que defraudaba y empobrecía al hombre. Su mentira totalitaria le hacía demoníaco y tiránico. La supresión del totalitarismo esta­tal ha desmitificado al Estado, liberando al hombre polí­tico y a la política.

Pero cuando la fe cristiana, la fe en una esperanza supe­rior del hombre, decae, vuelve a surgir el mito del Estado divino, porque el hombre no puede renunciar a la plenitud de la esperanza. Aunque estas promesas se vayan obte­niendo mediante el progreso y reivindiquen exclusivamente para sí el concepto de progreso, son, sin embargo, históri­camente consideradas, un retroceso a un estadio anterior a la buena nueva cristiana, una vuelta hacia atrás en el ca­mino de la historia. Y aunque vayan propalando como ob­jetivo propio la liberación total del hombre, la eliminación de cualquier dominio sobre el hombre, entran realmente en contradicción con la verdad del hombre y con su liber­tad, porque reducen el hombre a lo que él puede hacer por sí solo. Semejante política, que convierte el Reino de Dios en un producto de la política y somete la fe a la primacía universal de la política, es, por su propia naturaleza, una política de la esclavitud; es política mitológica7'

La fe opone a esta política la mirada y la medida de la razón cristiana, que reconoce lo que el hombre es real­mente capaz de crear como orden de libertad y, de este modo, encontrar un criterio de discreción, consciente de que su expectativa superior está en manos de Dios. El re­chazo de la esperanza que radica en la fe es, al mismo tiempo, un rechazo del sentido de la medida en la razón política. La renuncia a las esperanzas míticas es propia de una sociedad no tiránica, y no es resignación, sino lealtad, que mantiene al hombre en la esperanza. La esperanza mí­tica del paraíso inmanente y autárquico sólo puede condu­cir al hombre a la frustración; frustración ante el fracaso de sus promesas y ante el gran vacío que le acecha; una frustración angustiosa, hija de su propia fuerza y crueldad.

El primer servicio que presta la fe a la política es, pues, liberar al hombre de la irracionalidad de los mitos polí­ticos, que constituyen el verdadero peligro de nuestro tiempo. Ser sobrios y realizar lo que es posible en vez de exigir con ardor lo imposible ha sido siempre cosa difícil; la voz de la razón nunca suena tan fuerte como el grito irracional. El grito que reclama grandes hazañas tiene la vibración del moralismo; limitarse a lo posible parece, en cambio, una renuncia a la pasión moral, tiene el aspecto del pragmatismo de los mezquinos. Sin embargo, la moral política consiste en resistir la seducción de la grandilocuen­cia con la que se juega con la humanidad, el hombre y sus posibilidades. No es moral el moralismo de la aventura que pretende realizar por sí mismp lo que es de Dios. En cambio, sí es moral la lealtad que acepta las dimensiones del hombre y lleva a cabo, dentro de esta medida, las obras del hombre. No es en la ausencia de toda concilia­ción, sino en la misma conciliación donde está la moral de la actividad política.

2. A pesar de que los cristianos eran perseguidos por el Estado romano, su posición ante el Estado no era radical­mente negativa. Reconocieron al Estado en cuanto Estado, tratando de construirlo como Estado según sus posibili­dades, sin intentar destruirlo. Precisamente porque sabían que estaban en «Babilonia», les servían las orientaciones que el profeta Jeremías había dado a los judíos deportados a Babilonia. La carta del profeta transcrita en el cap. 29 del libro de Jeremías no es ciertamente una instrucción para la resistencia política, para la destrucción del Estado esclavista, ni se presta a tal interpretación. Por el contra­rio, es una exhortación a conservar y a reforzar lo bueno. Se trata, pues, de una instrucción para la supervivencia y, al mismo tiempo, para la preparación de un porvenir nuevo y mejor. En este sentiçlo, esta moral del exilio con­tiene también elementos de un ethos político positivo. Jere­mías no incita a los judíos a la resistencia ni a la insurrec­ción, sirio que les dice: «Edificad casas y habitadlas. Plan­tad huertos y comed de sus frutos... Procurad la paz de la ciudad adonde os trasladé; y rogad por ella al Señor, por­que en la paz de ella tendréis vosotros paz» Ocr 29,5-7). Muy semejante es la exhortación que se lee en la carta de Pablo a Timoteo, fechada tradicionalmente en tiempos de Nerón: «(Rogad) por todos los hombres, por los empera­dores y por todos los que están en el poder, a fin de que tengamos una vida quieta y tranquila en toda piedad y ho­nestidad» (1 Tim 2,2). En la misma línea se desarrolla la carta de Pedro con la siguiente exhortación: «Vuestro com­portamiento entre los paganos sea irreprensible, a fin de que, por lo mismo que os censuran como malhechores, re­flexionando sobre las obras buenas que observan en vos­otros, glorifiquen a Dios en el día del juicio» (1 Pc 2,12). «Honrad a todos, amad a vuestros hermanos, temed a Dios, honrad al rey» (1 Pc 2,17). «Ninguno de vosotros tenga que sufrir como homicida, o ladrón, o malhechor, o delator. Pero si uno sufre como cristiano, que no se aver­güence; que glorifique más bien a Dios por este nombre» (1 Pc 4,15a)

¿Qué quiere decir todo esto? Los cristianos no eran cier­tamente gente sometida angustiosamente a la autoridad, gente que no supiese de la existencia del derecho a resistir y del deber de hacerlo en conciencia. Precisamente esta última verdad indica que reconocieron los límites del Es­tado y que no se doblegaron en lo que no les era lícito do­blegarse, porque iba contra la voluntad de Dios. Por eso precisamente resulta tanto más importante el que no inten­taran destruir, sino que contribuyeran a regir este Estado. La antimoral era combatida con la moral, y el mal con la decidida adhesión al bien, y no de otra manera. La moral, el cumplimiento del bien, es la verdadera oposición, y sólo el bien puede preparar el impulso haciá lo mejor. No exis­ten dos tipos de moral política: una moral de la oposición y una moral del poder. Sólo existe una moral: la moral como tal, la moral de los mandamientos de Dios, que no se pueden dejar en la cuneta ni siquiera temporalmente, a fin de acelerar un cambio de la situación. Sólo se puede construir construyendo, no destruyendo. Esta es la ética política de la Biblia, desde Jeremías hasta Pedro y Pablo.

El cristiano es siempre un sustentador del Estado en el sentido de que él realiza lo positivo, el bien, que sostiene en comunión los Estados. No teme que de este modo vaya a contribuir al poder de los malvados, sino que está conven­cido de que siempre y únicamente el reforzamiento del bien puede abatir al mal y reducir el poder del mal y de los malvados. Quien incluya en sus programas la muerte de inocentes o la destrucción de la propiedad ajena no po­drá nunca justificarse con la fe. Explícitamente es lo con­trario de la sentencia de Pedro: «Pero jamás alguno de vos­otros padezca por homicida o ladrón» (1 Pe 4,15); son palabras que valen también ahora contra este tipo de resis­tencia. La verdadera resistencia cristiana que pide Pedro sólo tiene lugar cuando el Estado exige la negación de Dios y de sus mandamientos, cuando exige el mal, en cuyo caso el bien es siempre un mandamiento.

3. De todo esto se sigue una última consecuencia. La fe cristiana ha destruido el mito del Estado divinizado, el mito del Estado paraíso y de la sociedad sin dominación ni poder. En su lugar ha implantado el realismo de la razón. Ello no significa, sin embargo, que la fe haya traído un realismo carente de valores: el de la estadística y la pura fisica social. En el verdadero realismo del hombre se en­cuentra el humanismo, y en el humanismo se encuentra Dios. En la verdadera razón humana se halla la moral, que se alimenta de los mandamientos de Dios. Esta moral no es un asunto privado; tiene valor y resonancia pública. No puede existir una buena política sin el bien que se con-creta en el ser y el actuar. Lo que la Iglesia perseguida prescribió a los cristianos como núcleo central de su ethos político debe constituir también la esencia de una activi­dad política cristiana: sólo donde el bien se realiza y se re­conoce como bien puede prosperar igualmente una buena convivencia entre los hombres. El gozne sobre el que gira una acción política responsable debe ser el hacer valer en la vida pública el plano moral, el plano de los manda­mientos de Dios.

Si lo hacemos así, entonces también nosotros podremos, tras el paso de los tiempos de angustia, comprender, como dirigidas a nosotros personalmente, las palabras de los textos de este día: «No se turbe vuestro corazón» (Jn 14,1). «Porque por el poder de Dios estáis custodiados me­diante la fe para vuestra salvación...»

El buscador católico Buigle alcanza en un mes

declaraciones de carlos mencos, creador de esta iniciativa www.buigle.com, jueves 5 de junio de 2008


Tras un arranque fulgurante, el buscador católico Buigle ha sido visitado por doscientos mil usuarios únicos absolutos en menos de un mes de vida. La web ha recibido en ese tiempo millón y medio de visitas y han sido visitadas cuatro millones de páginas. Sus ingresos publicitarios, que han superado los mil quinientos euros, se destinarán como donativo a la Iglesia Católica.

La filosofía de Buigle ha calado profundamente entre los internautas españoles. Al estilo de otros portales de Internet, como ecoogler.com, Buigle busca convertirse en página de inicio y en motor de búsqueda de un sector de los internautas, en este caso de los que sienten su aprecio por la labor de la Iglesia Católica. Tras hacerse pública esta iniciativa a principios de mayo, ha recibido millón y medio de visitas de un total de doscientos mil internautas y mantiene una línea de visitas de crecimiento diario.

Su responsable, el navarro Carlos Mencos, muestra su sorpresa ante la acogida. "Calculaba que para el verano Buigle habría sido visitado por cuatro mil usuarios, pero la cifra se ha desbordado. Esta impresionante acogida demuestra un sentir a favor de la labor de la Iglesia, cuyos trabajos diarios por la mejora de la sociedad quedan a veces bastante escondidos e incluso son criticados. Esta acogida de Buigle reconforta bastante y anima a seguir adelante".

Buigle tiene dos objetivos. Por un lado, ayudar en la financiación de la Iglesia, mediante la entrega como donativo de todos los ingresos generados por la página, que en estas semanas han ascendido a mil quinientos euros. Por otra parte, y respetando el principio de rapidez del buscador, se incluyen diversas informaciones de interés para católicos, como el apartado "la web del día" en el que se informa diariamente de iniciativas, proyectos y webs católicos. En las
próximas semanas se irá ampliando el contenido de Buigle.

La Iglesia aprende a comunicar

noticia de miguel mora, corresponsal en roma de www.elpais.com,

lunes 2 de junio de 2008

Cómo vender el producto cristiano, es decir fe y doctrina, verdad y razón, en un mundo poscristiano, pagano y tecnologizado? ¿Cómo comunicar la moral de la Iglesia a una sociedad relativista, saturada de información y harta de regañinas y maximalismos? A estas respuestas intenta responder la Iglesia católica, especialmente desde que el papa Ratzinger llegó al poder. La última moda en Roma parece sugerir el camino opuesto al que han elegido los obispos españoles, al apostar por la continuidad en la cadena que el cardenal Carlos Amigo ha rebautizado como "el dolor de cabeza permanente" (la Cope).

Un seminario organizado por la Universidad del Opus Dei en Roma, la Santa Cruz, ha analizado cómo fluyen en el siglo XXI las corrientes y problemas de la comunicación católica. La primera premisa es que la Iglesia tiene que llegar más y mejor, influir y estar presente. Pero diciendo la verdad y sin aburrir.

Según Austen Ivereigh, del Arzobispado de Westminster, el primer dilema es hablar o callar. "Todos podemos pensar en líderes eclesiásticos que, como dijera el poeta Shelley de su padre, han perdido el arte de la comunicación pero no, tristemente, el don de dar discursos. Hay otros que no aciertan a seguir el consejo de Abraham Lincoln, mejor quedarse callado y que piensen que uno es tonto, a abrir la boca y despejar las dudas", ironizó.

Según Ivereigh, la cosa no tiene duda: "La Iglesia existe no sólo para la salvación de sus miembros, sino para el bien común de la sociedad. Eso significa participar en la conversación nacional".

Conversar equivale a discutir. Marc Carroggio, profesor de relaciones con los medios y director de comunicación del Opus Dei en Roma, cree que la Iglesia debe abrazar el debate y "la cultura de la controversia mediática", porque ése es el ambiente donde se desarrolla, hoy, la actividad pública. "La filosofía es que la controversia es una oportunidad, no un peligro". Una buena comunicación, añade, debe sonar "clara en las palabras y los argumentos", y "ser amable y correcta en el estilo". Todo, con una estrategia: obtener el consenso del auditorio neutro. ¿El secreto? "Reaccionar de manera adecuada, con ponderación, sin desmesuras". Hay una clave más en esta nueva estrategia católica. Ha sido puesta en práctica para dar ejemplo, nada menos que por el jefe supremo, el Papa. Se trata de la sinceridad. Lo dice el jesuita Federico Lombardi, director de la Oficina de Información de la Santa Sede. El Papa, aclara, no evita los problemas, "sino que tiene la valentía de decir la verdad", como hizo al hablar de los abusos sexuales en su viaje a Estados Unidos.

"El Papa comprendió que para curar las heridas del pasado hacía falta ese tipo de sinceridad". El Papa es él mismo, no trata de esconderse en una imagen, añade su portavoz.

Pero un buen comunicador, según recordó el vaticanista estadounidense John Allen, debe saber que "la rutina no es noticia, y que el conflicto es siempre la gasolina que mueve el motor de las historias". El reto que lanzó Allen a los modernos comunicadores católicos es triple: "Explotar nuestras divisiones y nuestras celebridades; convertir las parroquias locales en centros de búsqueda global, y colocar la comunicación en el centro de la vida pastoral".

Cristianos y musulmanes, dos modos de hablar de Dios: puntos en común y diferencias

noticia en www.aceprensa.com, miercoles 4 de junio de 2008

¿Cristianos y musulmanes tienen la misma idea de Dios? ¿Las diferencias son solo distintos modos de presentar el mismo Dios? Un documento que acaba de publicar la comisión doctrinal del episcopado francés señala los puntos en común, pero destaca las divergencias que hacen que "nuestra percepción del misterio de Dios no es la misma".

El documento comienza afirmando los puntos de convergencia entre cristianismo e islam como religiones monoteístas. Recuerda que el concilio Vaticano II declara que "la Iglesia mira con estima a los musulmanes que adoran al Dios único, vivo y subsistente, misericordioso y omnipotente, creador del cielo y de la tierra, que habló a los hombres" (Nostra aetate, n. 3).

Señala que al hablar de Dios, "cristianismo e islam pueden reconocerse sin demasiada dificultad si se trata del Dios con el que la criatura humana puede estar en relación mediante el acto de fe, la oración, el deseo de cumplir su voluntad, de agradarle e incluso de amarle (lo que es verdad en la corriente mística del islam), en tanto que entidad eterna, creadora y benevolente.... Igualmente un enfoque metafísico revela numerosas similitudes". Pero esto "no puede dejar en la sombra las diferencias e incluso las radicales oposiciones. La manera en que cristianos y musulmanes hablan de Dios es muy diferente".

A continuación hace una muestra de estas diferencias.

"El islam insiste fuertemente en la unicidad de Dios y no puede aceptar la revelación del cristianismo sobre el hecho de que Dios es Padre, Hijo y Espíritu. No se entiende la noción de Trinidad", que se impugna en nombre del rechazo del politeísmo.

Tampoco puede haber Encarnación. "Esta es, para el islam, un atentado a la trascendencia de Dios". "Los musulmanes rehúsan asociar toda criatura a Dios. No es posible ni serio afirmar que un ser pueda ser verdadero Dios y verdadero hombre".

El documento episcopal advierte que para un cristiano "la impresión que emana de una lectura del Corán es que su información sobre el cristianismo es muy pobre y muy a menudo inexacta".

Respecto a Jesús, "el Corán niega su muerte en la cruz. En realidad, la crucifixión de Jesús habría sido para los testigos de la escena una apariencia o una ilusión". "La salvación no viene de Jesucristo. Este fue solo un gran profeta, que vino a traer a los hombres el Evangelio, un mensaje proveniente realmente de Dios, pero que ha sido deformado por los cristianos. Jesús es, pues, un simple hombre". Para el islam, "al ser Jesús un profeta, sufrió normalmente pruebas, pero como era verdaderamente un enviado de Dios, no pudo experimentar un fracaso final".

"El islam ignora toda mediación y rechaza lo que le parece ser un obstáculo entre Dios y los hombres, mientras que para el cristianismo la salvación viene por Jesucristo, el único mediador entre Dios y los hombres", añade el texto.

Tanto para el islam como para el cristianismo, Dios habla a los hombres, y existen escrituras santas, "pero las concepciones de las revelaciones son muy diferentes: el Corán es fruto de un dictado de Dios a Mahoma, es la palabra de Dios tal como la expresa y pronuncia Dios mismo". El documento aclara que esta posición mayoritaria es hoy objeto de debate entre los sabios musulmanes, y algunos no dudan en hablar de interpretación del Corán. "Para los cristianos, Dios ha inspirado a los autores bíblicos que han redactado los libros de la Biblia sirviéndose de las palabras y formas literarias de su tiempo".

Como para los musulmanes las afirmaciones del Corán tienen la autoridad de la palabra de Dios, "el diálogo dogmático es muy difícil sobre las cuestiones esenciales". En cambio, es posible sobre otras cuestiones de la fe, "como la oración, la vida moral, la creación, el sentido del hombre..."

En conclusión, el documento afirma que para cristianos y musulmanes "la percepción del misterio de Dios no es la misma. Para los cristianos, la Encarnación del Hijo de Dios ha transformado las cosas".

Finalmente, cita la alocución que Juan Pablo II dirigió a jóvenes musulmanes en Casablanca (19-08-1985), en la que señaló los valores religiosos que cristianos y musulmanes tienen en común: "Unos y otros creemos en un Dios, el Dios único, que es la misma justicia y misericordia; creemos en la importancia de la oración, del ayuno y de la limosna, de la penitencia y del perdón; creemos que Dios será para nosotros un juez misericordioso al fin de los tiempos y esperamos que después de la resurrección Él se complacerá en nosotros y nosotros seremos felices con Él."

Pero también indicó lealmente las diferencias. "La más fundamental es evidentemente nuestra mirada sobre la persona y la obra de Jesús de Nazaret. Sabéis que, para los cristianos, ese Jesús les hace entrar en un conocimiento íntimo del misterio de Dios y en una comunión filial con sus dones, de tal manera que le reconocen y proclaman Señor y Salvador".

martes, 3 de junio de 2008

El humanismo cristiano en la dirección de empresas

conferencia inaugural en el 50 aniversario del iese de monseñor javier echevarria, prelado del opus dei, en www.opusdei.es, viernes 20 de mayo de 2008

Me llena de alegría estar de nuevo en el Instituto de Estudios Superiores de la Empresa, con motivo de la celebración del quinquagésimo aniversario de su fundación. Fui testigo del interés con que San Josemaría Escrivá de Balaguer promovió sus primeros pasos, y del empeño con que impulsó su desarrollo. Doy gracias a Dios por el trabajo realizado y le pido que el IESE siga produ­ciendo frutos abundantes en el futuro, y llevando a cabo la misión que le con­fiara San Josemaría.


Se me ha propuesto hablar del humanismo cristiano, en este Simposio in­ternacional, que tiene como punto central la búsqueda de modelos más huma­nos para la gestión de la empresa, a todos los niveles. El tema resulta muy ac­tual. En efecto, el humanismo cristiano tiene mucho que ofrecer para que la actividad empresarial no pierda de vista que «el hombre es el autor, el centro y el fin de toda la vida económico-social»1. Con estos términos lo declaró el Concilio Vaticano II, al tiempo que recordaba que «la actividad económica de­be ejercerse siguiendo sus métodos y leyes propias, dentro del ámbito del or­den moral, para que se cumplan así los designios de Dios sobre el hombre»2.


Todo humanismo remarca la centralidad del hombre, y trata de que las per­sonas desarrollen su propio ser. Sin embargo, a lo largo de la historia, han aparecido muchos humanismos y, aunque la valoración del tema humano po­dría considerarse como un vago elemento común, no todos esos enfoques son iguales, ni equivalentes, desde el punto de vista moral y social. Unos llevan a un individualismo exacerbado. Otros anulan o diluyen en gran manera la liber­tad individual dentro de lo colectivo.


Por contraste, el humanismo cristiano, tal como se presenta en las enseñanzas sociales de la Iglesia3, ofrece una visión completa de la persona: una visión que considera a la vez la dimensión individual y la social; y no reduce al hombre a un nivel puramente intramundano, sin más horizontes que los derivados de la utilidad o del hedonismo. El humanismo cristiano se opone tanto a las ideologías relativistas, como a aquellas teorías que se presentan como “neu­trales”, pero que, en el fondo; destacan unos valores que fácilmente acaban por reducir a las personas a meros recursos productivos o a simples consumidores, valorándolas casi exclusivamente en su calidad de potenciales generadores de ingresos para la empresa.


El humanismo cristiano aporta un sólido fundamento para cambiar una ten­dencia, que —como ha señalado el Papa Benedicto XVI—, al estar «profunda­mente marcada por un subjetivismo que tiende a desembocar en el individua­lismo extremo o en el relativismo, impulsa a los hombres a convertirse en única medida de sí mismos. Perdiendo de vista otros objetivos que no estén centrados en el propio yo, transformado en único criterio de valoración de la realidad y de sus propias opciones»4.


Cristo, medida del verdadero humanismo

Los cristianos tenemos una referencia precisa para actuar bien y construir unas relaciones plenamente humanas: Nuestro Señor Jesucristo, que es el Ca­mino, la Verdad y la Vida (Jn 14, 6), la luz de mundo (Jn 8, 12), la imagen de Dios invisible (Col 1, 15), siendo de condición divina, se anonadó a sí mismo tomando la forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y mostrándose igual a los demás hombres (Flp 2, 6-7). Es «perfecto Dios y perfecto hombre» según una antigua profesión de fe que se remonta a los primeros siglos de nuestra era5, que San Josemaría gustaba de repetir. Cristo, sin dejar de ser Dios, es también por la Encarnación hombre de carne y hueso, y «trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón del hombre» 6.


Conviene dejar claro, sin embargo, que el seguimiento de Cristo no supone de ningún modo un simple “humanismo”. Jesucristo vino a traer la salvación del pecado, a restituir a los hombres a la amistad con Dios, a abrir para todos las puertas de la vida eterna. Lo ha expresado acertadamente el actual Romano Pontífice, cuando en su libro “Jesús de Nazaret” formula una pregunta que viene a los labios de muchos no cristianos: ¿qué ha traído al mundo el Mesías, si no ha portado consigo la paz universal ni ha acabado con la miseria del mundo? La respuesta del Papa es contundente, dentro de su sencillez: «Ha lle­vado el Dios de Israel a los pueblos, (...) la palabra del Dios vivo. Ha traído la universalidad, que es la grande y característica promesa para Israel y para el mundo. La universalidad, la fe en el único Dios de Abraham, Isaac y Jacob, acogida en la nueva familia de Jesús que se expande por todos los pueblos, su­perando los lazos carnales de la descendencia: éste es el fruto de la obra de Jesús»7.


Hay otros humanismos, en cambio, no sólo ajenos a Jesucristo, sino cerrados a Dios y a la trascendencia. A veces, llegan incluso a considerar cualquier referencia a Dios como una rémora para afirmar la dignidad del hombre o para que éste alcance su plenitud. En realidad, sucede todo lo contrario: Dios no sólo no priva al hombre de su dignidad, sino que le proporciona su más sólido fundamento y su plena y auténtica realización. Al mismo tiempo, la revelación cristiana aporta luces nuevas para comprender a la criatura racional en sus di­mensiones más profundas.


Frente a los “humanismos” cerrados a Dios y al espíritu, plasmados en ideologías que terminan por someter a los ciudadanos de este mundo al domi­nio de otros, los cristianos presentamos al mismo Cristo, convencidos con ple­na certeza de que Él es el perfecto modelo de humanidad, luz poderosa para humanizar la sociedad entera y, por tanto, también el mundo de la empresa y sus articuladas relaciones.


El día anterior a su elección como Romano Pontífice, el cardenal Joseph Ratzinger en una memorable homilía mencionaba la tentación del fundamenta­lismo; y advertía, al mismo tiempo, de otro peligro: el de la «dictadura del re­lativismo que no reconoce nada como definitivo y que sólo deja como última medida el propio yo y sus deseos. Nosotros, en cambio, tenemos otra medida: el Hijo de Dios, el verdadero hombre. Él es la medida del verdadero humanismo»8. Pocos días después, ya como sucesor de Pedro, insistió de nuevo en señalar a Cristo como «la medida del verdadero humanismo»9. Y en su encíclica Spe salvi ha expresado la misma idea desde otra perspectiva. Lo ha hecho a partir de la figura de Jesús tal como aparece representado en algunos sarcófagos antiguos: como el verdadero “filósofo”. Con esta imagen, los pri­meros intelectuales cristianos asimilaban a Jesucristo a los grandes pensadores de la antigüedad, que enseñaban acerca del hombre y del arte de vivir digna­mente. «Cristo es el verdadero filósofo», afirma el Papa. Y añade: «Él [Cristo] nos dice quién es en realidad el hombre y qué debe hacer para ser verdaderamente hombre»10.


El mensaje cristiano, pues, no está desvinculado del discurrir de la criatura sobre la tierra. Con su presencia en el mundo y con sus palabras, Jesús «mani­fiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación»11. Nos presenta un nuevo modo de entender la persona y lo hu­mano. Nos trae un atrayente humanismo, que ilumina los diferentes ámbitos de nuestra existencia, en beneficio de todos los demás; un humanismo con alcance universal.


Quizá podríamos preguntarnos: tomar hoy a Jesucristo como medida del verdadero humanismo, ¿no es apoyarse en el pasado? ¿No resulta anacrónico para una sociedad que algunos presentan como post-cristiana? La respuesta clara, gozosa, se manifiesta con un “no” neto. ¡No! Cristo vive. Esta es la gran verdad que llena de contenido nuestra fe12, exclamaba San Josemaría. Y, co­mentando la Carta a los Hebreos, añadía: no es Cristo una figura que pasó. No es un recuerdo que se pierde en la historia13. Cristo vive y vivirá siem­pre: ayer, hoy y por los siglos (Hb 13, 8)14. Lejos de ser un personaje del pasado, Jesucristo es verdaderamente contemporáneo a todos los tiempos. Los cristianos, por gracia de Dios, sabemos que vive y que es, para todos, la medida exacta del verdadero humanismo.


El humanismo cristiano en la empresa

Pasemos a tratar ahora del humanismo en la dirección de empresas. Como en toda labor de gobierno de hombres, también en este campo subyace una determinada visión de la persona, de la propia empresa y de su misión en la so­ciedad. El humanismo cristiano, por tanto, y sus propuestas, al aportar una rica concepción de nuestro ser humano, no sólo no resulta extraño a la dirección de empresas, sino que le proporciona una perspectiva realmente humanizadora, atenta al servicio de los demás, descubridora de nuevos horizontes. Sus conte­nidos incluyen principios y normas morales concretas; pero, en último térmi­no, la referencia principal queda trazada por las obras y las palabras de Jesu­cristo. Él se nos presenta como modelo vivo, permanente; como la norma esencial de la conducta moral. Lo refleja, de modo muy particular, su mandato del amor al prójimo, que tiene al mismo Jesús por ejemplo y medida (cfr. Jn 15, 12).


La verdadera filantropía (amor a los demás hombres, según el significado del término griego original, deformado a veces por el uso y abuso de esta palabra) lleva a valorar a las personas por sí mismas, más allá de la consideración de lo que producen o aportan a la sociedad. Hoy día, entre muchas gentes, y también en foros y convenciones internacionales, se suele reconocer que cada persona es merecedora de reconocimiento y respeto. Esta convicción se encuentra muy arraigada —al menos en la teoría— y es fruto en gran parte de la influencia del cristianismo. El Romano Pontífice aludió a esta realidad en su reciente discurso en la ONU, con motivo de los sesenta años de la Declaración universal de los derechos del hombre15.


La afirmación de la dignidad de cada persona adquiere particular resonancia y su más concreta expresión desde la fe cristiana. Como señaló San Jose-maría, ésa es la gran osadía de la fe cristiana: proclamar el valor y la dignidad de la humana naturaleza, y afirmar que, mediante la gracia que nos eleva al orden sobrenatural, hemos sido creados para alcanzar la dignidad de hijos de Dios. Osadía ciertamente increíble, si no estuviera basada en el decreto salvador de Dios Padre, y no hubiera sido confirmada por la sangre de Cristo y reafirmada y hecha posible por la acción constante del Espíritu Santo16.


El humanismo cristiano exige, pues, superar la estructura del egoísmo, del mero utilitarismo, y sustituirla por la de la reciprocidad y la donación. Es ver­dad que la lógica del mercado y las relaciones estrictamente contractuales se basan en el intercambio, pero ese comercio, ese trato, ha de llevar a la reci­procidad, de modo que ambas partes salgan beneficiadas. En la empresa, que está formada por personas que se asocian y colaboran en una tarea común, los empresarios y los trabajadores forman una comunidad donde han de darse rela­ciones de reciprocidad, pero que —como ocurre en toda relación humana— pueden y deben ser también cauce para la donación mutua, para un servicio en el mejor sentido del término, como contemplamos en el quehacer de Jesucristo.


Desde la perspectiva de la doctrina social de la Iglesia, la empresa es ante todo una comunidad de personas libres y responsables que se asocian para lle­var a cabo una obra común, dentro de la cual trabajan, aportan recursos, se desarrollan en su humanidad y contribuyen eficazmente a la producción de bie­nes y servicios. Como remarcaba el Papa Juan Pablo II, «la empresa no puede considerarse únicamente como una “sociedad de capitales”; es, al mismo tiem­po, una “sociedad de personas”, en la que entran a formar parte de manera di­versa y con responsabilidades específicas los que aportan el capital necesario para su actividad y los que colaboran con su trabajo»17.


Al enfocar de este modo las múltiples funciones sociales de la empresa, se llega a descubrir el valor instrumental de los beneficios, en orden a otros fines más elevados. El mismo Pontífice Juan Pablo II no duda en reconocer «la justa función de los beneficios, como índice de la buena marcha de la empresa»; pe­ro añade enseguida que «la finalidad de la empresa no es simplemente la pro­ducción de beneficios, sino más bien la existencia misma de la empresa como comunidad de hombres que, de diversas maneras, buscan la satisfacción de sus necesidades fundamentales y constituyen un grupo particular al servicio de la sociedad entera»18.


San Josemaría defendió con energía la importancia del trabajo humano, que va mucho más allá de su valor económico, aunque lo incluya. Es hora de que los cristianos digamos muy alto —afirmaba— que el trabajo es un don de Dios, y que no tiene ningún sentido dividir a los hombres en diversas categorías según los tipos de trabajo, considerando unas tareas más nobles que otras. El trabajo, todo trabajo, es testimonio de la dignidad del hom­bre, de su domino sobre la creación. Es ocasión de desarrollo de la propia personalidad. Es vínculo de unión con los demás seres, fuente de recursos para sostener a la propia familia; medio de contribuir a la mejora de la sociedad, en la que se vive, y al progreso de toda la Humanidad19.


Esta alta y completa consideración de toda tarea profesional honrada exige una adecuada organización empresarial y unas determinadas condiciones labo­rales. Reclama, de parte de los directivos, organizar la empresa de modo que se respete y favorezca la dignidad de las personas y los derechos humanos; pide igualmente articular una adecuada participación y establecer sistemas que favorezcan el desarrollo personal de quienes están implicados en la misma empresa. Esta dimensión, que podríamos denominar estructuradora de la labor di-rectiva, constituye una verdadera exigencia ética que no tiene por qué oponerse a la eficiencia de los productos ni a los resultados económicos. Al contrario: muchos estudiosos afirman que la atención a las personas y a su desarrollo integral son la principal clave para la buena marcha de una empresa.


Humanismo cristiano en el directivo empresarial

Más allá de esa dimensión estructural de la dirección de las organizaciones, el humanismo cristiano ha de plasmarse sobre todo en las personas. Me refiero ahora a quienes promueven y dirigen las diferentes empresas. Su tarea exige formación, experiencia, capacidades técnicas y —no en último lugar— ejercicio de las virtudes.


La fe cristiana enseña a todos el camino de esos hábitos operativos buenos y su ejercicio; especialmente —se puede afirmar con verdad— a los que se ocupan de tareas directivas. Las virtudes les enriquecen no sólo como personas, sino también como directivos. La práctica de las virtudes humanas (que en un cristiano están informadas por la caridad) se demuestra muy importante en la tarea de dirección de empresas. Me ceñiré a considerar brevemente la necesidad de querer y de servir a los demás.


Querer a las personas, a todas y a cada una, respetarlas como merecen, exige en primer término descubrir a cada individuo en su propia singularidad: sus necesidades, su manera de ser, sus capacidades, sus circunstancias. Nunca pueden considerarse como simples recursos, o como números de una estadísti­ca, o como piezas para el diseño de una determinada estrategia. Por ejemplo, cuando se les confía una responsabilidad o el cumplimiento de una misión, son siempre acreedores de respeto y consideración a su inteligencia e iniciativa. Cualesquiera que sean sus situaciones —trabajadores, clientes, accionistas o proveedores—, todos han de verse tratados con afabilidad y comprensión: con todos se ha de seguir la regla de oro que nos dejó el Señor: todo lo que queráis que hagan los hombres con vosotros, hacedlo también vosotros con ellos (Mt 7, 12).


En este contexto, resulta preciso dar espacio al trato individualizado, al diálogo personal. La vida de una empresa ofrece constantes ocasiones para imitar también en esto a Jesucristo, siempre disponible para atender a las per­sonas que acudían a Él en busca de ayuda. Ese trato personal, cauce para la ayuda y el servicio, forma parte muy importante del verdadero humanismo.


A ejemplo del Hijo del Hombre, que no ha venido a ser servido sino a servir (Mt 20, 28), el humanismo cristiano tiene en gran estima el espíritu de servicio, el deseo de trabajar para contribuir al bien de los demás.


Este espíritu de servicio empieza por prepararse bien para el ejercicio de la profesión, llega a descubrir las necesidades reales de los demás y a hacer todo lo posible por atenderlas. En la empresa, como en toda organización o comu­nidad de personas, se presentan continuas oportunidades de servir a los otros. No cabe regularlo todo —sería inhumano—, ni se puede reducir el ambiente y el buen desarrollo de la empresa a un listado meticuloso de derechos y deberes. Como toda sociedad constituida en bien de los otros, también la comunidad empresarial se edifica y desarrolla gracias a personas gustosa y generosamente comprometidas, dotadas de espíritu de servicio, que debe traducirse en la colaboración con los demás, mediante la disponibilidad para una solidaridad y atención mutua, para ofrecer el consejo oportuno, para transmitir experiencias; en una palabra, para no desentenderse de nadie.

Otro rasgo muy amado y cultivado por San Josemaría Escrivá, que forma parte importante del humanismo cristiano, es la coherencia personal: una unidad de vida —decía— sencilla y fuerte, en la que se funden y compenetran todas nuestras acciones20.


La unidad de vida se opone a llevar la relación con Dios, de una parte, y —de otra y como separado— el quehacer profesional, familiar o social. La conducta cristiana del hombre de empresa ha de manifestarse en su trabajo directivo, sin caer ni en actitudes materialistas ni en falsos espiritualismos. San Josemaría, desde los inicios de su actividad pastoral, decía a quienes se acercaban a su labor sacerdotal que tenían que saber materializar la vida espiritual21. Lo afirmaba, sobre todo, desde la fe cristiana, que proclama la Encarnación del Verbo de Dios. Al contemplar esta gran manifestación del amor del Señor por sus criaturas, insistía en la posibilidad de llenar de sentido espiritual todo el universo material. Por eso, no dudaba en sostener que cabe proponer, con toda coherencia, un materialismo cristiano que se opone audazmente a los materialismos cerrados al espíritu22.


El Instituto de Estudios Superiores de la Empresa, mediante su tarea for­mativa, está llamado a contribuir a que este hermoso ideal se haga realidad en muchos hombres y mujeres. El celo sacerdotal de San Josemaría vibraba con estos afanes cincuenta años atrás, cuando —bajo su impulso— el IESE comenzó sus pasos.


Como gran Canciller de la Universidad de Navarra, doy gracias a Dios porque —en estas décadas— el Señor se ha servido de vuestro trabajo, realizado con espíritu de servicio y competencia profesional, y del que llevaron a cabo los que nos han precedido y nos contemplan ahora desde el Cielo, para inculcar en muchas personas estos ideales. Y como Dios no se deja ganar en generosidad -así se expresaba San Josemaría-, el Señor ha multiplicado esos frutos en las almas de muchas personas, y en los más variados lugares.


Sé muy bien que en el IESE sentís vivamente y no decaéis en este reto de orientar a Dios, en servicio de los hombres, esta parcela del trabajo al que os dedicáis, como lo prueba con claridad la organización del presente simposio. A través de los diferentes programas, y con diversos medios, os esforzáis por transmitir esta riqueza espiritual e influir en el mejoramiento y humanización de amplios sectores de la sociedad.


A la vez, llenos de optimismo, consideremos que queda mucho por llevar a cabo; que el horizonte de una más profunda preocupación por los demás es muy amplio y sumamente atractivo.


Pero hay mucho por hacer. Es preciso llegar más lejos. Por eso, resulta de­cisivo, en primer lugar, que vayáis por delante en la práctica del humanismo cristiano, cuyo contenido es inagotable. Una enseñanza muy gráfica de San Jo­semaría puede servir de síntesis práctica de lo que he querido recordaros: mido la eficacia de las labores apostólicas —del IESE, por tanto— por el grado de santidad de las personas que allí trabajan.


No lo dudemos: también el IESE, por su búsqueda de la perfección huma­na y cristiana, en el ámbito en que os desenvolvéis, puede y debe ser escuela de santidad. Con gran acierto os recordó San Josemaría, en su visita a este lugar en 1972, y lo demostró con el evangelio en la mano (así, literalmente), que el Maestro encomia y pone como modelo la figura del administrador —del manager— honradamente fiel.


En las manos de la Santísima Virgen, por intercesión de San Josemaría, pongo a los profesores, directivos, empleados, alumnos y antiguos alumnos del IESE, con sus familias.

1 Concilio Vaticano II, const. past. Gaudium et spes, n. 63.

2 Ibid., n. 64.

3 Ver, por ej., el Compendio della Dottrina Sociale della Chiesa, publicado por la Pontificia Comisión “Justicia y Paz”, Libreria Editrice Vaticana, Roma 2004.

4 Benedicto XVI, Mensaje a los miembros de las Academias Pontificias, 5-XI-2005.
5 Cfr. Símbolo Atanasiano (Quicumque).

6 Concilio Vaticano II, Const. past. ‘Gaudium et spes, n. 22.

7 Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, 2007, Ed. La esfera de los libros, p. 148.

8 Card. Joseph Ratzinger, Homilía en la Misa pro eligendo Pontifice, 18-IV-2005.

9 Benedicto XVI, Discurso al clero de Roma, 13-V-2005.

10 Benedicto XVI, Carta encíclica Spe salvi, 30-XI-2007, n. 6.

11 Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, n. 22.

12 San Josemaría, Es Cristo que pasa, n. 102.

13 San Josemaría, Camino, n. 584.

14 San Josemaría, Conversaciones, n. 72.

15 Cfr. Benedicto XVI, Discurso a la Asamblea General de las Naciones Unidas, 18-IV-2008.

16 San Josemaría, Es Cristo que pasa, n. 133.

17 Juan Pablo II, Carta encíclica Centesimus annus, 1-V-199l, n. 43.

18 Ibid., n. 35.

19 San Josemaría, Es Cristo que pasa, n. 47.

20 San Josemaría,Es Cristo que pasa, n. 126.

21 San Josemaría, Homilía Amar el mundo apasionadamente, 8-X-1967; en “Conversaciones”, n. 114

22 Ibid., n. 115.