Asociación Ronda80. Voluntariado

Blog para los voluntarios de la Asociación Ronda80 y público en general.
Contiene la agenda de actividades para voluntariado organizadas por esta asociación y una recopilación semanal de cinco noticias de interés que se envía por e-mail.

Calendario

martes, 28 de septiembre de 2010

En Westminster Hall

Artículo de jorge hernández mollar/www.malagahoy.com
/viernes 24 de septiembre de 2010

LA visita del Papa al Reino Unido nos ha dejado, en particular a los católicos, todo un legado doctrinal sobre los complejos y conflictivos debates que sobre materias éticas o morales, se producen en el seno de las sociedades democráticas occidentales.

Acertadamente escogió el Palacio de Westminster, lugar donde fue juzgado y condenado santo Tomás Moro por oponerse a Enrique VIII para no traicionar su conciencia. El contenido de su discurso no era otro que hacer unas profundas reflexiones sobre el vasto campo de la política y la incardinación o, mejor dicho, la proyección personal de las creencias religiosas en esa noble y secular actividad del ser humano.

Lo primero que hizo el Papa fue elogiar el parlamentarismo del que Gran Bretaña es ejemplo y referencia universal, como "democracia pluralista que valora enormemente la libertad de expresión, la libertad de afiliación política y el respeto por el papel de la ley…". No caben, pues, en esa loa a la democracia, a las libertades y a la propia ley, signos de autoritarismo doctrinal ni radicalismo conservador en la mente de quien, por su suprema autoridad, está obligado a defender los principios doctrinales y morales sobre los que se asienta la sociedad humana.

Benedicto XVI plantea como reto para la democracia si el consenso social es suficiente para avalar los principios éticos que sostiene el proceso democrático. La vida política no es un valor absoluto. La persona no puede perder su "individualidad" en su actuar político, en aras de aquellas decisiones colectivas que no tengan un sustento moral o ético aunque cuenten con el consenso social.

El nudo gordiano de la cuestión radica, pues, en una pregunta central: "¿Dónde se encuentra la fundamentación ética de las deliberaciones políticas?". Aquellos que excluyen al individuo como ser integral capaz de proyectar sus principios, sus pensamientos, sus convicciones religiosas en su trabajo ordinario sea la política o cualquier otra, pretenden que su conciencia personal se supedite y se diluya en favor de lo social, lo colectivo, en definitiva en favor del Estado.

El discurso del Papa en Westminster Hall clarifica cuál es el papel de la religión en estas cuestiones: "El papel de la religión en el debate político no es… proponer soluciones políticas concretas, algo que está totalmente fuera de la competencia de la religión. Su papel consiste más bien en ayudar a purificar e iluminar la aplicación de la razón al descubrimiento de principios morales objetivos".

En definitiva, no hay contraposición entre razón y moral, razón y religión. Las dos se necesitan e incluso se corrigen en determinados supuestos. Tan distorsionador, según algunas reflexiones del Papa, es la razón cuando es manipulada por las ideologías como cuando la religión se deforma bajo fórmulas de sectarismo y fundamentalismo. Una y otra pueden actuar de elementos correctores para paliar sus excesos.

Sus palabras alcanzan también al creciente laicismo que, desde la llegada al poder del actual Gobierno socialista, se detecta en la sociedad española: "Desde este punto de vista no puedo menos que manifestar mi preocupación por la creciente marginación de la religión, especialmente del cristianismo, en algunas partes, incluso en naciones que otorgan un gran énfasis a la tolerancia. Hay algunos que desean que la voz de la religión se silencie o al menos que se relegue a la esfera meramente privada".

Huelga decir que recientes debates de la vida política nacional han provocado declaraciones de políticos de la izquierda socialista y comunista en este sentido. Se trata de silenciar a los católicos y que dejen al salir de casa colgadas en el ropero, sus ideas, sus creencias y sus principios y que acepten sin rechistar la aplicación de las leyes que, aun siendo moralmente injustas, tienen la legitimidad de una mayoría que se hace portavoz de un consenso social sin más fundamento que un relativismo materialista y consumidor en todas sus acepciones.

Vale la pena pues, que no sólo los católicos, leamos y estudiemos los discursos y reflexiones de un Papa que, como Benedicto XVI, tratan sólo de aportar serenidad, sensatez y profundidad teológica a las grandes cuestiones que hoy preocupan y angustian a la sociedad en el mundo: los pecados y errores de la propia Iglesia, la crisis económica y moral, los movimientos migratorios y la pobreza, el terrorismo y el fundamentalismo integrista, los conflictos bélicos, las catástrofes medioambientales, etcétera.

Lo que enseña Newman al cristiano de hoy visto por el Papa

reportaje /www.aceprensa.com/lunes 20 de septiembre de 2010


En la vigilia de oración en el Hyde Park de Londres el día 18, Benedicto XVI quiso reflexionar sobre “algunos aspectos de la vida de Newman, que considero muy relevantes para nuestra vida como creyentes y para la vida de la Iglesia de hoy”.

En primer lugar, destacó que la vida de Newman nos recuerda que estamos llamados a buscar la verdad. “Al final de su vida, Newman describe el trabajo de su vida como una lucha contra la creciente tendencia a percibir la religión como un asunto puramente privado y subjetivo, una cuestión de opinión personal. He aquí la primera lección que podemos aprender de su vida: en nuestros días, cuando un relativismo intelectual y moral amenaza con minar la base misma de nuestra sociedad, Newman nos recuerda que, como hombres y mujeres a imagen y semejanza de Dios, fuimos creados para conocer la verdad, y encontrar en esta verdad nuestra libertad última y el cumplimiento de nuestras aspiraciones humanas más profundas. En una palabra, estamos destinados a conocer a Cristo, que es ‘el camino, y la verdad, y la vida’ (Jn 14,6)”.

Pero la búsqueda de la verdad no es cómoda, y hay que estar dispuesto a pagar un precio”.La vida de Newman nos enseña también que la pasión por la verdad, la honestidad intelectual y la auténtica conversión son costosas. No podemos guardar para nosotros mismos la verdad que nos hace libres; hay que dar testimonio de ella, que pide ser escuchada, y al final su poder de convicción proviene de sí misma y no de la elocuencia humana o de los argumentos que la expongan”. Tras evocar el testimonio de los mártires, advirtió que “en nuestro tiempo, el precio que hay que pagar por la fidelidad al Evangelio ya no es ser ahorcado, descoyuntado y descuartizado, pero a menudo implica ser excluido, ridiculizado o parodiado”.

Una verdad que cambia la vida
Junto a la honestidad intelectual, hace falta también coherencia entre fe y vida. “Newman nos enseña que si hemos aceptado la verdad de Cristo y nos hemos comprometido con él, no puede haber separación entre lo que creemos y lo que vivimos. (...) Vio claramente que lo que hacemos no es tanto aceptar la verdad en un acto puramente intelectual, sino abrazarla en una dinámica espiritual que penetra hasta la esencia de nuestro ser. Verdad que se transmite no sólo por la enseñanza formal, por importante que ésta sea, sino también por el testimonio de una vida íntegra, fiel y santa”.

Pues Benedicto XVI dejó claro que la búsqueda de la verdad de la fe implica dar frutos para la transformación del mundo, responsabilidad propia de cada uno y más en este tempo. “Nadie que contemple con realismo nuestro mundo de hoy podría pensar que los cristianos pueden permitirse el lujo de continuar como si no pasara nada, haciendo caso omiso de la profunda crisis de fe que impregna nuestra sociedad, o confiando sencillamente en que el patrimonio de valores transmitido durante siglos de cristianismo seguirá inspirando y configurando el futuro de nuestra sociedad.

Sabemos que en tiempos de crisis y turbación Dios ha suscitado grandes santos y profetas para la renovación de la Iglesia y la sociedad cristiana; confiamos en su providencia y pedimos que nos guíe constantemente. Pero cada uno de nosotros, de acuerdo con su estado de vida, está llamado a trabajar por el progreso del Reino de Dios, infundiendo en la vida temporal los valores del Evangelio”.

En la ceremonia de beatificación de Newman en el Cofton Park de Rednal, en Birmingham, Benedicto XVI utilizó el lema del cardenal, “cor ad cor loquitur”, “el corazón habla al corazón”. Este lema, dijo el Papa, “nos da la perspectiva de su comprensión de la vida cristiana como una llamada a la santidad, experimentada como el deseo profundo del corazón humano de entrar en comunión íntima con el Corazón de Dios”.

La oración nos espiritualiza
“Nos recuerda que la fidelidad a la oración nos va transformando gradualmente a semejanza de Dios”, añadió. La oración, dijo citando al nuevo beato, “tiene lo que se puede llamar un efecto natural en el alma, espiritualizándola y elevándola. Un hombre ya no es lo que era antes; gradualmente... se ve imbuido de una serie de ideas nuevas, y se ve impregnado de principios diferentes”.

Con esta experiencia puede entenderse que Jesucristo “nos ha asignado una tarea específica a cada uno de nosotros, un “servicio concreto”, confiado de manera única a cada persona concreta: ‘Tengo mi misión’, escribe Newman, ‘soy un eslabón en una cadena, un vínculo de unión entre personas. No me ha creado para la nada. Haré el bien, haré su trabajo”.

Benedicto XVI hizo que las enseñanzas de Newman sobre cuestiones de su época constituyen una valiosa herencia para los cristianos de hoy. “Sus intuiciones sobre la relación entre fe y razón, sobre el lugar vital de la religión revelada en la sociedad civilizada, y sobre la necesidad de una educación esmerada y amplia fueron de gran importancia, no sólo para la Inglaterra victoriana. Hoy también siguen inspirando e iluminando a muchos en todo el mundo”.

Su visión de la educación
En particular destacó su visión de la educación. “Firmemente contrario a cualquier enfoque reductivo o utilitarista, buscó lograr unas condiciones educativas en las que se unificara el esfuerzo intelectual, la disciplina moral y el compromiso religioso. (...) La colección de discursos que publicó con el título ‘La Idea de una Universidad’ sostiene un ideal mediante el cual todos los que están inmersos en la formación académica pueden seguir aprendiendo”.

Entonces y hoy se trataba de formar un laicado con una buena preparación, capaz de dar razón de su fe: “Quiero un laicado –escribía Newman– que no sea arrogante ni imprudente a la hora de hablar, ni alborotador, sino hombres que conozcan bien su religión, que profundicen en ella, que sepan bien dónde están, que sepan qué tienen y qué no tienen, que conozcan su credo a tal punto que puedan dar cuentas de él, que conozcan tan bien la historia que puedan defenderla”, escribía Newman en “La Posición Actual de los Católicos en Inglaterra”, en cita recogida por el Papa.

Benedicto XVI también presentó la extraordinaria vida sacerdotal de Newman, con su visión del ministerio pastoral llena de humanidad, citando otro de sus escritos: “Si vuestros sacerdotes fueran ángeles, hermanos míos, ellos no podrían compartir con vosotros el dolor, sintonizar con vosotros, no podrían haber tenido compasión de vosotros, sentir ternura por vosotros y ser indulgentes con vosotros, como nosotros podemos; ellos no podrían ser ni modelos ni guías, y no te habrían llevado de tu hombre viejo a la vida nueva, como ellos, que vienen de entre nosotros”.

La valentía de Benedicto XVI

editorial de la vanguardia (barcelona) /www.lavanguardia.es
domingo, 19 de septiembre de 2010

EL papa Benedicto XVI acaba de realizar un valiente viaje a Inglaterra. El Papa alemán (el “pastor alemán”, tituló un tabloide inglés poco después de la elección de Joseph Ratzinger como pontífice), el papa de Roma, ha visitado durante cuatro días el país que se enfrentó a muerte a Alemania en la Segunda Guerra Mundial; el país que hace cuatrocientos sesenta y siete años rompió puentes con la autoridad pontificia romana, promoviendo una iglesia nacional, coincidente en el tiempo con la reforma luterana.

Claves del viaje. Comencemos por la dimensión histórica que acabamos de citar. Ha sido la primera visita oficial del papa de Roma a Inglaterra desde que Enrique VIII decretase en 1534 el Estatuto de Primacía (Acts of Supremacy) que declaraba a la corona de Inglaterra como “única cabeza suprema en la tierra de la Iglesia de Inglaterra, llamada Ecclesia Anglicana”. Un anterior viaje de Juan Pablo II no tuvo carácter oficial. La reaproximación de Roma a Inglaterra es un hecho histórico de primer orden que ninguna persona que tenga una mínima noción de los fundamentos europeos puede ignorar o minimizar. Por debajo de la confusa espuma de los días, las capas tectónicas de Europa se están moviendo.

La segunda clave podríamos decir que es de orden intelectual. Benedicto XVI ha sido la tercera personalidad extranjera invitada a hablar ante las autoridades británicas en el Westminster Hall, lugar de las primeras sesiones del Parlamento inglés. Antes lo hicieron Charles de Gaulle y Nelson Mandela. En su discurso, que conviene releer, el Papa realizó una decidida defensa del papel de la religión en la vida pública, tomando como referencia la figura de Tomás Moro, condenado a muerte en aquel lugar por defender sus ideas ante el dictado de la autoridad política. “Para los legisladores la religión no debe ser un problema que resolver, sino un contribuyente vital a la conversación nacional”, dijo Benedicto XVI.

En ese importante discurso, Joseph Ratzinger alertó contra la irrupción de un laicismo agresivo que pretende borrar las huellas de la religión en el espacio público. Dijo el Papa en Westminster: “Cada generación debe preguntarse ¿cuáles son los requerimientos que los gobiernos pueden imponer razonablemente a sus ciudadanos?”. Los anglicanos escucharon con mucha atención las palabras del Papa. Estaban presentes en Westminster, David Cameron, Gordon Brown, Tony Blair y Margaret Thatcher.

Tercera clave: el diálogo ecuménico con la Iglesia Anglicana, en el marco de la lenta pero posible reaproximación de las diferentes confesiones cristianas. El sector anglicano contrario a la ordenación de mujeres y homosexuales ya ha llamado a la puerta de Roma. Y por último lugar, aunque no lo último –en absoluto– la radical autocrítica por los casos de pederastia en la Iglesia y su encuentro con víctimas de las agresiones sexuales. La Iglesia católica se halla ante un grave asunto que está dañando su credibilidad y su autoridad moral. Esa es la realidad, pero sólo desde la más absoluta mala fe puede afirmarse o sugerirse que Benedicto XVI sea cómplice de tal situación. Al contrario, el mundo hoy conoce lo que ha pasado gracias a la firme determinación del Papa de reparar el grave pecado cometido por ministros de la Iglesia.

Un viaje valiente que ayuda a entender la importancia de la próxima visita de Benedicto XVI a Barcelona.

El Papa es un comunicador cien por cien

declaraciones de diego contreras, decano de la facultad de comunicación institucional de la universidad pontificia de la santa cruz / agencia efe (Roma) www.efe.com /
miércoles 22 de septiembre de 2010

El Papa Benedicto XVI "es un comunicador al cien por cien, pero no un hombre de medios de comunicación", dijo hoy en entrevista a Efe Diego Contreras, decano de la Facultad de Comunicación de la Iglesia, la única en el mundo de su género, perteneciente al Opus Dei y con sede en Roma.
Para el español Diego Contreras, el Papa como teólogo "no es un manipulador, es decir, no es un hombre que dice a la opinión pública lo que quiere escuchar".

Benedicto XVI "no instrumentaliza y, cuando habla, en todos sus discursos hay alguna perla incluso para un periodista, sobre todo cuando lo hace sin papeles", afirma el decano.
Gobierno y comunicación están muy unidos, "pero la Santa Sede no fabrica nada, no es una empresa, tiene un esquema muy complejo para la comunicación porque el Papa no levanta el teléfono y dice lo que se tiene que hacer", agrega.

"Eso transmite una sensación de falta de eficacia porque en el resto de los Estados sí es así, porque el presidente del Gobierno levanta el teléfono y fulmina a un ministro. Eso no lo hace el Papa, es más complicado", asegura.

Y desde luego, según Contreras, ha sido el Papa el que ha salido airoso del problema de la pederastia, aunque como dijo él mismo el abuso a menores en la Iglesia "ha hecho más daño que las persecuciones".

De todas formas, -afirma- "el fallo en el tema de la pederastia ha sido a nivel local, de las diócesis, porque las iglesias han descargado sobre Roma (Papa) lo que no han podido solucionar por sí mismas".

Por ello, "el Papa ha recibido acusaciones injustas y hasta de mal gusto incluso, aunque las palabras más duras las ha pronunciado él mismo".

En cuanto a la comunicación en el Vaticano, hoy está en manos del jesuita Federico Lombardi que "está en muchos frentes" porque la congregación de San Ignacio también es responsable de la Radio Vaticana, como antes estuvo confiada en la persona de Joaquín Navarro Valls del Opus Dei.
"Se trata más de una elección de personas que de congregaciones religiosas", dice.

La Facultad de Comunicación de la Iglesia, con 115 alumnos, forma profesionalmente a laicos y a sacerdotes de los cinco continentes para ayudar en temas de comunicación a la Iglesia y organizaciones eclesiásticas como conferencia episcopales, obispados o congregaciones religiosas.

Una comunicación cada vez más profesionalizada porque así lo exigen los tiempos y "si una diócesis necesita un comunicador lo envían a Roma para que se forme durante cinco años".

Los enviados por organizaciones eclesiásticas suponen un 70 por ciento de los alumnos y el resto son laicos especializados en temas teológicos. "Se trata de profundizar en el valor de la comunicación, pero evitando su instrumentalización", explica Contreras.

La Universidad Pontificia de la Santa Cruz del Opus Dei de Roma cuenta con cinco facultades: Teología, Derecho Canónico, Filosofía, Instituto de Ciencias Religiosas (formación de profesores de Religión) y Comunicación de la Iglesia. De esta última ha salido la portavoz del Obispado de Zagreb (Croacia), el de la Conferencia Episcopal de la República Checa y el de Estados Unidos, entre otros.

Además, en la facultad se imparten cursos especializados para ayudar a actualizar sus conocimientos a los periodistas que cubren El Vaticano, como el seminario "la Iglesia más cercana" de septiembre 2010, con temas espinosos como "Pío XII y los judíos", "¿Ha cambiado la cobertura de la Iglesia tras Juan Pablo II?" o más de actualidad como "La Iglesia y el mundo digital".

Y es que para Contreras, "en religión parece que todo es opinar, pero son temas muy complejos e intentamos hablar de lo importante haciéndolo interesante". Según el decano de la facultad, "hay una necesidad de religión y, en nuestra Europa secularizada hay más gente que va a misa que al fútbol".

Los anti

comentario de jose francisco sanchez, columnista de la voz de Galicia / http//blogs.lavozdegalicia.es /sábado 18 de septiembre de 2010

En los tiempos en que falla la razón, abundan el sentimentalismo y la violencia y, con ellos, se multiplican los «anti»: es decir, personas que, como el adolescente de Salinger, se definen más por lo que odian que por lo que aman. El otro día alguien me dijo, bromeando, que el Barça perdería también con el Panathinaikos. Le contesté que me parecía improbable, pero que me dijera en qué se basaba. «Es que yo soy anti-catalanes», respondió. Puse cara seria y dije: «Muy mal». Añadí algo que no viene al caso. Así que él se corrigió: «Bueno, en realidad, soy anti-Barça». Le dije, riéndome con la broma, que me parecía menos grave, pero que seguía sin gustarme.

El no hablaba muy en serio, pero yo sí, aunque me riera. El «anti» es, por definición, un personaje destructivo, porque es incapaz de ver bondad alguna en aquello contra lo que se define, aunque la tenga. Se obsesiona con lo negativo —o lo que a él le parece negativo— y cierra su mente a cualquier posibilidad, no ya de afecto, sino de mero reconocimiento de la belleza o el valor de cualquier faceta de su antagonista. Por eso, ser «anti» es una forma de soberbia cegadora y muy poco razonable, salvo en las contadas ocasiones en que el prefijo se antepone a una palabra cuyo significado es de por sí perverso: «antiviolencia», por ejemplo.

Y es poco razonable, porque anula para siempre y de un plumazo todo un ámbito de la realidad que no se quiere ver o que se quiere ver solo de una determinada manera. Triste y empobrecedor. Supongo que los antirreligiosos y los antievolución estarán hoy que trinan con unas palabras que dijo el Papa ayer: «Una visión científica se convierte en peligrosamente estrecha si ignora la dimensión ética o religiosa de la vida, como una religión queda limitada si rechaza la legítima contribución de la ciencia a nuestro entendimiento del mundo”. Es más fácil atacar la verdad que defenderla.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Audiencia de Benedicto XVI con la Reina de Inglaterra

palacio de holyroodhouse (edimburgo, escocia)/ www.vatican.va / jueves 16 de septiembre de 2010

Majestad:

Gracias por su gentil invitación a visitar oficialmente el Reino Unido y por sus atentas palabras de saludo en nombre del pueblo británico. Al dar las gracias a Vuestra Majestad, me sea permitido extender mi saludo a todas las gentes del Reino Unido y ofrecerles mi amistad a todos y cada uno.

Me complace comenzar mi viaje saludando a los miembros de la Familia Real, agradeciendo en particular a Su Alteza Real el Duque de Edimburgo la amable acogida que me ha dispensado en el aeropuerto de Edimburgo. Expreso mi agradecimiento igualmente a los actuales Gobiernos de Vuestra Majestad, y también a los anteriores, y a cuantos han trabajado con ellos para hacer posible esta ocasión, incluyendo a Lord Patten y al ex Secretario de Estado Murphy. También agradezco vivamente la labor del grupo parlamentario de todos los partidos concerniente a la Santa Sede, el cual ha contribuido enormemente al fortalecimiento de las relaciones amistosas entre la Santa Sede y el Reino Unido.

Al comenzar mi visita al Reino Unido en la capital histórica de Escocia, saludo en particular al Primer Ministro Salmond y a los representantes del Parlamento escocés. Como las Asambleas galesa y norirlandesa, que el Parlamento escocés crezca para ser una expresión de las buenas tradiciones y la cultura propia de los escoceses, y se esfuerce en servir a sus mejores intereses con un espíritu de solidaridad y preocupación por el bien común.

El nombre de Holyroodhouse, la residencia oficial de Vuestra Majestad en Escocia, recuerda la "Santa Cruz" y evoca las profundas raíces cristianas que aún están presentes en todos los ámbitos de la vida británica. Los reyes de Inglaterra y Escocia han sido cristianos desde tiempos muy antiguos y cuentan con destacados santos, como Eduardo el Confesor y Margarita de Escocia. Como Usted sabe, muchos de ellos ejercieron conscientemente sus tareas de gobierno a la luz del Evangelio, y de esta manera modelaron profundamente la nación en torno al bien. Resultó así que el mensaje cristiano ha sido una parte integral de la lengua, el pensamiento y la cultura de los pueblos de estas islas durante más de mil años. El respeto de sus antepasados por la verdad y la justicia, la misericordia y la caridad, os llegan desde una fe que sigue siendo una fuerza poderosa para el bien de vuestro reino y el mayor beneficio de cristianos y no cristianos por igual.

Muchos ejemplos de esta fuerza del bien los encontramos en la larga historia de Gran Bretaña. Incluso en tiempos relativamente recientes, debido a figuras como William Wilberforce y David Livingstone, Gran Bretaña intervino directamente para detener la trata internacional de esclavos. Inspiradas por la fe, mujeres como Florence Nightingale sirvieron a los pobres y a los enfermos y establecieron nuevos métodos en la asistencia sanitaria que posteriormente se difundieron por doquier. John Henry Newman, cuya beatificación celebraré próximamente, fue uno de los muchos cristianos británicos de su tiempo, cuya bondad, elocuencia y quehacer honraron a sus compatriotas. Todos ellos, y como éstos muchos más, se inspiraron en una recia fe, que germinó y se alimentó en estas islas.

También ahora, podemos recordar cómo Gran Bretaña y sus dirigentes se enfrentaron a la tiranía nazi que deseaba erradicar a Dios de la sociedad y negaba nuestra común humanidad a muchos, especialmente a los judíos, a quienes no consideraban dignos de vivir. Recuerdo también la actitud del régimen hacia los pastores cristianos o los religiosos que proclamaron la verdad en el amor, se opusieron a los nazis y pagaron con sus vidas esta oposición. Al reflexionar sobre las enseñanzas aleccionadoras del extremismo ateo del siglo XX, jamás olvidemos cómo la exclusión de Dios, la religión y la virtud de la vida pública conduce finalmente a una visión sesgada del hombre y de la sociedad y por lo tanto a una visión "restringida de la persona y su destino" (Caritas in veritate, 29).

Hace sesenta y cinco años, Gran Bretaña jugó un papel esencial en la forja del consenso internacional de posguerra, que favoreció la creación de las Naciones Unidas y marcó el comienzo de un período de paz y prosperidad en Europa hasta entonces desconocido. En los últimos años, la comunidad internacional ha seguido de cerca los acontecimientos en Irlanda del Norte, que condujeron a la firma del Acuerdo de Viernes Santo y a la restitución de competencias a la Asamblea de Irlanda del Norte. El Gobierno de Vuestra Majestad y el Gobierno de Irlanda, junto a los dirigentes políticos, religiosos y civiles de Irlanda del Norte, ayudaron al alumbramiento de una solución pacífica del conflicto. Animo a todos a seguir recorriendo juntos con valentía el camino trazado hacia una paz justa y duradera.

Al mirar al exterior, el Reino Unido sigue siendo, política y económicamente, una figura clave en el ámbito internacional. Vuestro Gobierno y vuestro pueblo son los forjadores de ideas que influyen mucho más allá de las Islas británicas. Esto les impone una especial obligación de actuar con sabiduría en aras del bien común. Del mismo modo, dado que sus opiniones tienen una audiencia tan amplia, los medios de comunicación británicos tienen una responsabilidad más grave que la mayoría y una mayor oportunidad para promover la paz de las naciones, el desarrollo integral de los pueblos y la difusión de los auténticos derechos humanos. Que todos los británicos sigan viviendo en consonancia con los valores de honestidad, respeto e imparcialidad que les han merecido la estima y admiración de muchos.

En la actualidad, el Reino Unido se esfuerza por ser una sociedad moderna y multicultural. Que en esta exigente empresa mantenga siempre su respeto por esos valores tradicionales y expresiones culturales que formas más agresivas de secularismo ya no aprecian o siquiera toleran. Que esto no debilite la raíz cristiana que sustenta sus libertades; y que este patrimonio, que siempre ha buscado el bien de la nación, sirva constantemente de ejemplo a vuestro Gobierno y a vuestro pueblo de cara a los dos mil millones de miembros de la Commonwealth y a la gran familia de naciones de habla inglesa de todo el mundo.

Que Dios bendiga a Vuestra Majestad y a todos los habitantes de vuestro reino. Gracias.

El Papa en Glasgow (Escocia): católicos, salid al foro público

Homilía de Benedicto XVI en Glasgow durante la misa en Bellahouston Park
/ www.vatican.va /jueves 16 de septiembre de 2010

Homilía pronunciada hoy por el Papa Benedicto XVI durante la celebración de la Misa en el Bellahouston Park de Glasgow, día en que se celebra la memoria litúrgica de san Ninian de Galloway, obispo itinerante y evangelizador de los celtas, y apóstol de Escocia.

Queridos hermanos y hermanas en Cristo

"Está cerca de vosotros el Reino de Dios" (Lc 10, 9). Con estas palabras del Evangelio que acabamos de escuchar, os saludo a todos con gran afecto en el Señor. En verdad, el Reino de Dios está ya entre nosotros. En esta celebración de la Eucaristía, en la que la Iglesia en Escocia se congrega en torno al altar en unión con el Sucesor de Pedro, reafirmemos nuestra fe en la Palabra de Cristo y nuestra esperanza en sus promesas, una esperanza que nunca defrauda.

Saludo cordialmente al Cardenal O’Brien y a los Obispos escoceses. Agradezco particularmente al Arzobispo Conti sus amables palabras de bienvenida de vuestra parte y expreso mi profunda gratitud por el trabajo que el Gobierno británico y escocés y las autoridades municipales de Glasgow han llevado a cabo para que fuera posible este encuentro.

El Evangelio de hoy nos recuerda que Cristo continúa enviando a sus discípulos a todo el mundo para proclamar la venida de su Reino y llevar su paz al mundo, empezando casa por casa, familia por familia, ciudad por ciudad. Vengo a vosotros, hijos espirituales de San Andrés, como heraldo de la paz y a confirmaros en la fe de Pedro (cf. Lc 22, 32). Me dirijo a vosotros con emoción, no muy lejos del lugar donde mi amado predecesor el Papa Juan Pablo II celebró la Misa con vosotros, hace casi treinta años, recibido por la multitud más numerosa que jamás se haya visto en la historia de Escocia.

Muchas cosas han ocurrido en Escocia y en la Iglesia en este país desde aquella histórica visita. Compruebo con gran satisfacción que la invitación que el Papa Juan Pablo II os hizo para caminar unidos con vuestros hermanos cristianos, ha producido mayor confianza y amistad con los miembros de la Iglesia de Escocia, la Iglesia Episcopal Escocesa y otros.

Os animo a continuar rezando y trabajando con ellos en la construcción de un futuro más luminoso para Escocia, basado en nuestra común herencia cristiana. En la primera lectura de hoy, hemos escuchado el llamamiento de San Pablo a los romanos a que reconozcan que, como miembros del Cuerpo de Cristo, nos pertenecemos los unos a los otros (cf. Rm 12, 5) y debemos convivir respetándonos y amándonos mutuamente. En este espíritu, saludo a los representantes ecuménicos que nos honran con su presencia.

Este año se conmemora el cuatrocientos cincuenta aniversario de la Asamblea de la Reforma, y también el centenario de la Conferencia Misionera Mundial en Edimburgo, que es considerada por muchos como el origen del movimiento ecuménico moderno. Demos gracias a Dios por la promesa que representa el entendimiento y la cooperación ecuménica para un testimonio común de la verdad salvadora de la Palabra de Dios, en medio de los rápidos cambios de la sociedad actual.

Entre los diferentes dones que San Pablo enumera para la edificación de la Iglesia está el de enseñar (cf. Rm 12, 7). La predicación del Evangelio siempre ha estado acompañada por el interés por la palabra: la palabra inspirada por Dios y la cultura en la que esta palabra echa raíces y florece. Aquí, en Escocia, pienso por ejemplo en las tres universidades fundadas por los papas durante la edad media, incluyendo la de San Andrés, a punto de celebrar el sexto centenario de su fundación.

En los últimos treinta años, con la ayuda de las autoridades civiles, las escuelas católicas en Escocia han asumido el desafío de brindar una educación integral a un mayor número de estudiantes, y esto ha ayudado a los jóvenes no sólo en su camino de crecimiento espiritual y humano, sino también en su incorporación a la vida profesional y pública. Se trata de un signo de gran esperanza para la Iglesia, y animo a los profesionales católicos, a los políticos y profesores de Escocia a no perder nunca de vista que están llamados a poner sus talentos y su experiencia al servicio de la fe, trabajando por la cultura escocesa actual en todos sus ámbitos.

La evangelización de la cultura es de especial importancia en nuestro tiempo, cuando la "dictadura del relativismo" amenaza con oscurecer la verdad inmutable sobre la naturaleza del hombre, sobre su destino y su bien último. Hoy en día, algunos buscan excluir de la esfera pública las creencias religiosas, relegarlas a lo privado, objetando que son una amenaza para la igualdad y la libertad. Sin embargo, la religión es en realidad garantía de auténtica libertad y respeto, que nos mueve a ver a cada persona como un hermano o hermana.

Por este motivo, os invito particularmente a vosotros, fieles laicos, en virtud de vuestra vocación y misión bautismal, a ser no sólo ejemplo de fe en público, sino también a plantear en el foro público los argumentos promovidos por la sabiduría y la visión de la fe. La sociedad actual necesita voces claras que propongan nuestro derecho a vivir, no en una selva de libertades autodestructivas y arbitrarias, sino en una sociedad que trabaje por el verdadero bienestar de sus ciudadanos y les ofrezca guía y protección en su debilidad y fragilidad. No tengáis miedo de ofrecer este servicio a vuestros hermanos y hermanas, y al futuro de vuestra amada nación.

San Ninian, cuya fiesta celebramos hoy, no tuvo miedo de elevar su voz en solitario. Siguiendo las huellas de los discípulos que nuestro Señor envió antes que él, Ninian fue uno de los primeros misioneros católicos en traer la buena noticia de Jesucristo a sus hermanos británicos. Su Iglesia de su misión en Galloway se convirtió en centro de la primera evangelización de este país. Este trabajo fue retomado más tarde por San Mungo, patrón de Glasgow, y por otros santos, entre los que debemos destacar San Columba y Santa Margarita. Inspirados en ellos, muchos hombres y mujeres han trabajado durante siglos para transmitiros la fe. ¡Esforzaos en ser dignos de esta gran tradición!

Que la exhortación de San Pablo, en la primera lectura, sea para vosotros una constante inspiración: "En la actividad no seáis descuidados, en el espíritu manteneos ardientes. Servid constantemente al Señor. Que la esperanza os tenga alegres: estad firmes en la tribulación, sed asiduos a la oración" (Rm 12, 11-12).

Me gustaría ahora dirigirme especialmente a los Obispos de Escocia. Queridos hermanos, quiero animaros en vuestra dedicación pastoral a los católicos escoceses. Como sabéis, uno de vuestros primeros deberes pastorales está en relación a vuestros sacerdotes (cf. Presbyterorum Ordinis, 7) y su santificación. Igual que ellos son un alter Christus para la comunidad católica, vosotros lo sois para ellos. En vuestro ministerio fraterno con vuestros sacerdotes, vivid en plenitud la caridad que brota de Cristo, colaborando con todos ellos, en particular con quienes tienen escaso contacto con sus hermanos en el sacerdocio.

Rezad con ellos por las vocaciones, para que el Señor de la mies envíe trabajadores a su mies (cf. Lc 10, 2). Ya que la Eucaristía hace la Iglesia, el sacerdocio es algo central para la vida de la Iglesia. Ocupaos personalmente de formar a vuestros sacerdotes como un cuerpo de hombres que alientan a otros a dedicarse totalmente al servicio de Dios Todopoderoso. Cuidad también de vuestros diáconos, cuyo ministerio de servicio está asociado de manera especial con el orden de los obispos. Sed padres y ejemplo de santidad para ellos, animándolos a crecer en conocimiento y sabiduría en el ejercicio de la misión de predicar a la que han sido llamados.

Queridos sacerdotes de Escocia, estáis llamados a la santidad y al servicio del pueblo de Dios conformando vuestras vidas con el misterio de la cruz del Señor. Predicad el evangelio con un corazón puro y con recta conciencia. Dedicaos sólo a Dios y seréis ejemplo luminoso de santidad, de vida sencilla y alegre para los jóvenes: ellos, por su parte, desearán seguramente unirse a vosotros en vuestro solícito servicio al pueblo de Dios. Que el ejemplo de San Juan Ogilvie, hombre abnegado, desinteresado y valiente, os inspire a todos. Igualmente, os animo a vosotros, monjes, monjas y religiosos de Escocia, a ser una luz puesta en lo alto de un monte, llevando una auténtica vida cristiana de oración y acción que sea testimonio luminoso del poder del Evangelio.

Finalmente, deseo dirigirme a vosotros, mis queridos jóvenes católicos de Escocia. Os apremio a llevar una vida digna de nuestro Señor (cf. Ef 4,1) y de vosotros mismos. Hay muchas tentaciones que debéis afrontar cada día -droga, dinero, sexo, pornografía, alcohol- y que el mundo os dice que os darán felicidad, cuando, en verdad, estas cosas son destructivas y crean división. Sólo una cosa permanece: el amor personal de Jesús por cada uno de vosotros. Buscadlo, conocedlo y amadlo, y él os liberará de la esclavitud de la existencia deslumbrante, pero superficial, que propone frecuentemente la sociedad actual. Dejad de lado todo lo que es indigno y descubrid vuestra propia dignidad como hijos de Dios.

En el evangelio de hoy, Jesús nos pide que oremos por las vocaciones: elevo mi súplica para que muchos de vosotros conozcáis y améis a Jesús y, a través de este encuentro, os dediquéis por completo a Dios, especialmente aquellos de vosotros que habéis sido llamados al sacerdocio o a la vida religiosa. Éste es el desafío que el Señor os dirige hoy: la Iglesia ahora os pertenece a vosotros.

Queridos amigos, una vez más expreso mi alegría de poder celebrar la misa con vosotros. Y me siento feliz de poder aseguraros mis oraciones en la antigua lengua de vuestro país: Sìth agus beannachd Dhe dhuib uile; Dia bhi timcheall oirbh; agus gum beannaicheadh Dia Alba. La paz y la bendición de Dios sea con todos vosotros; que Dios os proteja; y que Dios bendiga el pueblo de Escocia.

Catholic Voices: jóvenes, católicos y buenos comunicadores

reportaje en www.aceprensa.com / viernes 10 de septiembre de 2010

Catholic Voices es una iniciativa creada en el Reino Unido por un equipo de comunicadores para enseñar a católicos corrientes a explicar en la radio y en la televisión la postura de la Iglesia sobre ciertas cuestiones controvertidas. Aunque de momento sólo intervienen en los debates planteados con ocasión de la visita de Benedicto XVI (16-19 septiembre), se trata de un proyecto más amplio que puede servir para inspirar iniciativas similares en otros países.

A Peter Williams, un ex ateo de 26 años converso al catolicismo, no le tembló el pulso cuando le llamaron de un programa televisivo para hablar sobre algunos aspectos de la moral sexual católica. “Me gusta discutir mis creencias con mis amigos no creyentes de la universidad. Es un reto apasionante demostrar la armonía entre fe y razón”.

Claro que presentarse en un plató para explicar estas cosas no se improvisa. Williams fue uno de los 20 candidatos elegidos en el casting organizado por Catholic Voices (se presentaron 80 personas), para asistir a un entrenamiento especial dirigido por expertos en comunicación. Las sesiones –unas tres al mes– tuvieron lugar en Londres entre febrero y julio.

Entre los seleccionados hay farmacéuticos, maestros, estudiantes, abogadas, madres de familia... En la selección se tuvieron en cuenta tres criterios: “La personalidad, la actitud y la catolicidad”, según explica Austen Ivereigh, uno de los promotores. Debían sentirse a gusto con las enseñanzas de la Iglesia.

Los promotores de esta iniciativa –Jack Valero, portavoz de la beatificación del cardenal Newman; Kathleen Griffin, ex productora de la BBC, y Austen Ivereigh, periodista y colaborador de varios medios británicos– persiguen dos objetivos.

El primero es proporcionar al equipo de portavoces argumentos concisos y convincentes sobre las polémicas que están planteando los medios con motivo del viaje del Papa: abusos sexuales, el papel de la mujer en la Iglesia, el sida y los preservativos, la Iglesia y la ciencia, la homosexualidad, etc.
El segundo consiste en enseñarles habilidades y técnicas retóricas para salir al paso con garbo –y, a ser posible, con buen humor– de las preguntas más impertinentes.

Porque si algo caracteriza a la mayoría de estos debates mediáticos es su hostilidad hacia el Papa y la Iglesia católica. Cadenas como la BBC o Channel 4 están dando un espacio desproporcionado a muchos alérgicos a la religión que, de la noche a la mañana, se han convertido en solventes “teólogos”.

Pero lo cierto es que la acidez de algunos de estos invitados resulta un poco cansina. Da la impresión de que los tópicos que abanderan responden más a problemas personales no resueltos que a objeciones razonables contra la fe.

Quizá por eso resulta tan atractiva la presencia de esta veintena de portavoces en la pantalla. De entrada, porque se les ve más frescos y con menos prejuicios. Son jóvenes que se sienten orgullosos de la fe católica. Y también porque, en lugar de ir al choque, tratan de explicar de forma sugerente por qué creen lo que creen.

Catholic Voices es una iniciativa surgida de la sociedad civil, con el apoyo de una asociación llamada The Catholic Union of Great Britain. El proyecto, que ha sido financiado por una fundación y por donaciones privadas, ha gustado mucho a la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales, pero sigue siendo independiente.

¿Qué puede decir coloquialmente un Papa a jóvenes estudiantes…?

Saludo de benedicto XVI a los alumnos del colegio universitario santa maria de twickenham (london borough of ricmond) / www.vatican.vas /viernes 17 de septiembre de 2010

Queridos hermanos y hermanas en Cristo. Queridos jóvenes:

Quiero manifestaros ante todo mi alegría por estar con vosotros hoy aquí. Os saludo con cariño a todos los que habéis venido a la Universidad de Saint Mary desde las diversas escuelas y facultades católicas de todo el Reino Unido, y a los que seguís este encuentro a través de la televisión o internet. Agradezco al Obispo McMahon su amable bienvenida.

Doy las gracias también al coro y a la orquesta por la preciosa música que ha dado comienzo a nuestra celebración, e igualmente deseo expresar mi gratitud a la Señorita Bellot y Elaine por las amables palabras que me ha dirigido en nombre de todos los jóvenes aquí presentes. Con vistas a los próximos Juegos Olímpicos en Londres, me ha sido grato inaugurar esta fundación deportiva, llamada así en honor del Papa Juan Pablo II, y rezo para que cuantos vengan aquí den gloria a Dios con sus actividades deportivas y disfruten ellos mismos y los demás.

No es frecuente que un Papa u otra persona tenga la posibilidad de hablar a la vez a los alumnos de todas las escuelas católicas de Inglaterra, Gales y Escocia. Y como tengo esta oportunidad, hay algo que deseo enormemente deciros. Espero que, entre quienes me escucháis hoy, esté alguno de los futuros santos del siglo XXI. Lo que Dios desea más de cada uno de vosotros es que seáis santos. Él os ama mucho más de lo jamás podríais imaginar y quiere lo mejor para vosotros. Y, sin duda, lo mejor para vosotros es que crezcáis en santidad.

Quizás alguno de vosotros nunca antes pensó esto. Quizás, alguno opina que la santidad no es para él. Dejad que me explique. Cuando somos jóvenes, solemos pensar en personas a las que respetamos, admiramos y como las que nos gustaría ser. Puede que sea alguien que encontramos en nuestra vida diaria y a quien tenemos una gran estima. O puede que sea alguien famoso. Vivimos en una cultura de la fama, y a menudo se alienta a los jóvenes a modelarse según las figuras del mundo del deporte o del entretenimiento. Os pregunto: ¿Cuáles son las cualidades que veis en otros y que más os gustarían para vosotros? ¿Qué tipo de persona os gustaría ser de verdad?

Cuando os invito a ser santos, os pido que no os conforméis con ser de segunda fila. Os pido que no persigáis una meta limitada y que ignoréis las demás. Tener dinero posibilita ser generoso y hacer el bien en el mundo, pero, por sí mismo, no es suficiente para haceros felices. Estar altamente cualificado en determinada actividad o profesión es bueno, pero esto no os llenará de satisfacción a menos que aspiremos a algo más grande aún. Llegar a la fama, no nos hace felices. La felicidad es algo que todos quieren, pero una de las mayores tragedias de este mundo es que muchísima gente jamás la encuentra, porque la busca en los lugares equivocados. La clave para esto es muy sencilla: la verdadera felicidad se encuentra en Dios. Necesitamos tener el valor de poner nuestras esperanzas más profundas solamente en Dios, no en el dinero, la carrera, el éxito mundano o en nuestras relaciones personales, sino en Dios. Sólo él puede satisfacer las necesidades más profundas de nuestro corazón.

Dios no solamente nos ama con una profundidad e intensidad que difícilmente podremos llegar a comprender, sino que, además, nos invita a responder a su amor. Todos sabéis lo que sucede cuando encontráis a alguien interesante y atractivo, y queréis ser amigo suyo. Siempre esperáis resultar interesantes y atractivos, y que deseen ser vuestros amigos. Dios quiere vuestra amistad. Y cuando comenzáis a ser amigos de Dios, todo en la vida empieza a cambiar. A medida que lo vais conociendo mejor, percibís el deseo de reflejar algo de su infinita bondad en vuestra propia vida. Os atrae la práctica de las virtudes. Comenzáis a ver la avaricia y el egoísmo y tantos otros pecados como lo que realmente son, tendencias destructivas y peligrosas que causan profundo sufrimiento y un gran daño, y deseáis evitar caer en esas trampas. Empezáis a sentir compasión por la gente con dificultades y ansiáis hacer algo por ayudarles. Queréis prestar ayuda a los pobres y hambrientos, consolar a los tristes, deseáis ser amables y generosos. Cuando todo esto comience a sucederos, estáis en camino hacia la santidad.

En vuestras escuelas católicas, hay cada vez más iniciativas, además de las materias concretas que estudiáis y de las diferentes habilidades que aprendéis. Todo el trabajo que realizáis se sitúa en un contexto de crecimiento en la amistad con Dios y todo ello debe surgir de esta amistad. Aprendéis a ser no sólo buenos estudiantes, sino buenos ciudadanos, buenas personas. A medida que avanzáis en los diferentes cursos escolares, debéis ir tomando decisiones sobre las materias que vais a estudiar, comenzando a especializaros de cara a lo que más tarde vais a hacer en la vida. Esto es justo y conveniente.

Pero recordad siempre que cuando estudiáis una materia, es parte de un horizonte mayor. No os contentéis con ser mediocres. El mundo necesita buenos científicos, pero una perspectiva científica se vuelve peligrosa si ignora la dimensión religiosa y ética de la vida, de la misma manera que la religión se convierte en limitada si rechaza la legítima contribución de la ciencia en nuestra comprensión del mundo. Necesitamos buenos historiadores, filósofos y economistas, pero si su aportación a la vida humana, dentro de su ámbito particular, se enfoca de manera demasiado reducida, pueden llevarnos por mal camino.

Una buena escuela educa integralmente a la persona en su totalidad. Y una buena escuela católica, además de este aspecto, debería ayudar a todos sus alumnos a ser santos. Sé que hay muchos no-católicos estudiando en las escuelas católicas de Gran Bretaña, y deseo incluiros a todos vosotros en mi mensaje de hoy. Rezo para que también vosotros os sintáis movidos a la práctica de la virtud y crezcáis en el conocimiento y en la amistad con Dios junto a vuestros compañeros católicos. Sois para ellos un signo que les recuerda ese horizonte mayor, que está fuera de la escuela, y de hecho, es bueno que el respeto y la amistad entre miembros de diversas tradiciones religiosas forme parte de las virtudes que se aprenden en una escuela católica. Igualmente, confío en que queráis compartir con otros los valores e ideas aprendidos gracias a la educación cristiana que habéis recibido.

Queridos amigos, os agradezco vuestra atención; os prometo que rezaré por vosotros, y os pido que recéis por mí. Espero veros a muchos de vosotros el próximo agosto, en la Jornada Mundial de la Juventud, en Madrid. Mientras tanto, que Dios os bendiga.

Aliados de la Iglesia Católica. [Recepción del Primer Ministro británico]

artículo de david cameron, primer ministro del reino unido / tercera de www.abc.es /jueves 17 de septiembre de 2010

Celebro la histórica visita que el Papa Benedicto XVI realiza esta semana al Reino Unido. Viene a visitarnos como jefe de Estado y líder de una iglesia con más de seis millones de fieles en el Reino Unido, y alrededor de 1.200 millones en todo el mundo.

Al igual que otros credos religiosos, la Iglesia Católica pregona un mensaje de paz y justicia, y trabajamos estrechamente con ella para fomentar estas causas.

A pesar del momento difícil por el que atravesamos, hemos logrado conservar los recursos que destinamos al desarrollo internacional. El alivio de la pobreza es uno de los principales retos a los que se enfrenta el mundo. Las terribles condiciones en que viven tantas personas en la actualidad representan una afrenta moral para todos los que vivimos en la comodidad de los países ricos.

La Iglesia Católica y sus organismos están liderando la batalla contra la pobreza en todo el mundo. Nosotros colaboramos con ellos en organizaciones tales como Cafod, Trocaire y Caritas, que realizan un trabajo tan valioso en África, Asia y Latinoamérica. Por ejemplo, en el África Sub-Sahariana, las organizaciones de la Iglesia Católica en las parroquias locales proporcionan alrededor de una cuarta parte de los servicios básicos en materia de educación y salud, incluidos a pacientes con SIDA.

La Santa Sede es un socio en la búsqueda para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio, los cuales serán revisados la semana entrante en la sede de la ONU en Nueva York. En dicho evento nos representará el viceprimer ministro, Nick Clegg. Para el año 2013, tenemos el compromiso de disponer un gasto de 0,7 por ciento del ingreso nacional para fines de asistencia. Y queremos estar seguros de que los recursos lleguen a quienes más los necesiten. El desarrollo económico sostenible está íntimamente ligado a la estabilidad política y a la seguridad.

Además somos aliados de la Iglesia Católica en la campaña global contra el cambio climático. Los más pobres serán quienes sufrirán más si no actuamos para moderar el cambio climático. No sólo se necesita un acuerdo internacional para reducir las emisiones de carbono. También es necesario desarrollar un nuevo enfoque respecto al crecimiento económico, respetar y preservar nuestro medio ambiente.

El nuevo Gobierno Británico cree firmemente que se deben llevar las decisiones al nivel local, abarcando el mayor número posible de personas y organizaciones para lograr el bienestar de toda la comunidad. El gran filósofo conservador del siglo XVIII, Edmund Burke, decía que estos «pequeños pelotones» de la sociedad deberían compartir la responsabilidad entre ellos. Yo le llamo la Gran Sociedad, donde todos estamos y trabajamos juntos; una sociedad más responsable, donde todos ejerzan sus responsabilidades frente a los demás, nuestras familias y comunidades.

Las enseñanzas sociales de la Iglesia Católica han predicado algo similar desde hace más de un siglo, y los organismos católicos colaboran con otros grupos de fe en los temas de educación y bienestar para hacer a nuestro país más armonioso y humanitario. Naturalmente, el Estado tiene una función que cumplir en la promoción del bienestar del individuo, pero este trabajo debe complementarse con el que otros realizan, y no socavarlo.

Ha habido numerosos comentarios exagerados en el sentido de que el Papa visitará un estado mayoritariamente laico. No concuerdo con esta visión, y existen muchas pruebas en las encuestas y la asistencia a eventos religiosos que lo contradicen. Sea como sea, creo que esos comentarios pierden la perspectiva. La visita del Papa tiene que ser bien recibida no sólo por los católicos del Reino Unido, o por los creyentes en general, sino por todos los que valoramos las contribuciones de los credos religiosos a nuestra sociedad, y por quienes comprenden que la fe es un don que se debe abrazar, no un problema que se tenga que superar.

Quizás no siempre estemos de acuerdo con la Santa Sede, pero eso no debe impedirnos reconocer que el mensaje general de ésta puede ayudar a plantearnos preguntas sobre nuestra sociedad y la forma en que nos tratamos nosotros mismos y a los demás.

Al finalizar esta visita histórica al Reino Unido, el Papa Benedicto XVI beatificará al cardenal Newman durante una misa en un parque en Birmingham. Él fue uno de los grandes ingleses de su época y de todos los tiempos. Durante un brote de cólera en la ciudad, trabajó incansablemente entre los más necesitados y enfermos. Cuando murió, miles de pobres salieron a las calles de la ciudad.

Inscrito en su ataúd quedó su lema: «El corazón le habla al corazón». No sorprende que éste sea precisamente el tema de la visita del Papa. Espero que lo anterior se vea reflejado en la cálida bienvenida que recibe Su Santidad en el Reino Unido, así como en los sentimientos que deje con nosotros una vez que regrese a Roma.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

¿Puede haber homofobia en la Iglesia Católica?

artículo de pedro maria reyes, doctor en derecho canónico. editor / www.iuscanonicum.org / martes 10 de septiembre de 2010

La homofobia es definida por la Real Academia Española de la Lengua como la aversión obsesiva hacia las personas homosexuales. Si examinamos el cuerpo doctrinal de la Iglesia Católica encontramos que en la Carta de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre la atención pastoral a las personas homosexuales de 1 de octubre de 1986 se indica: “Es de deplorar con firmeza que las personas homosexuales hayan sido y sean todavía objeto de expresiones malévolas y de acciones violentas. Tales comportamientos merecen la condena de los pastores de la Iglesia, dondequiera que se verifiquen” (n. 10). Por lo tanto, podemos concluir fácilmente que la Iglesia no es homofóbica porque no se encuentran elementos de odio hacia los homosexuales.

Pero el caso es que esta respuesta aún no es satisfactoria porque a pesar de la claridad del la doctrina de la Iglesia una de las acusaciones que algunos siguen lanzando contra la Iglesia es que es homofóbica.

Quienes hacen esta afirmación basan sus acusaciones en que los actos homosexuales en la doctrina católica son considerados pecado. Por lo tanto, la pregunta correcta sería si es homofobia que se considere pecado el acto homosexual.

Al respecto hay que hacer una distinción. La Iglesia condena los actos, no las personas. En realidad esta cuestión se ha de enmarcar dentro del papel que se otorga a la sexualidad en la doctrina de la Iglesia. En efecto, para la Iglesia Católica la sexualidad tiene una función unitiva de las personas y se ha de relacionar necesariamente con la función procreadora, que es su finalidad natural. Según el Catecismo de la Iglesia Católica la doctrina sobre la sexualidad “está fundada sobre la inseparable conexión que Dios ha querido y que el hombre no puede romper por propia iniciativa, entre los dos significados del acto conyugal: el significado unitivo y el significado procreador” (n. 2366, citando la Encíclica Casti Connubii de Pío XI).

Por ello la Iglesia considera pecado todo acto que separe en la sexualidad ambos aspectos, el unitivo y el procreador. Entre ellos se incluyen los actos homosexuales, pero no solo estos actos. También están condenados los actos individuales (la masturbación) o los adulterios, pues separan en la sexualidad la procreación y la unión de las personas. Dejando aparte las razones naturales que también se aducen para condenar estas conductas, no se entiende que los homosexuales se sientan discriminados por la Iglesia y no se sientan discriminados quienes practican la masturbación o el adulterio, por poner unos ejemplos.

Acusar a la Iglesia Católica de homofóbica porque considera pecado los actos homosexuales encierra una intromisión en la autonomía de una confesión religiosa y por ello es una discriminación hacia la Iglesia Católica, pues se pretende dictarle cuál debe ser su cuerpo doctrinal y moral. Una persona con tendencias homosexuales no está obligada a ser católica, pero si decide vivir su fe como católico lo hace sabiendo que los actos que pudiera realizar siguiendo esa tendencia serían considerados pecado en su religión, al menos en cuanto al hecho objetivo.

Otras religiones consideran pecado el consumo de carne de cerdo o la bebida de productos alcohólicos y nadie las considera discriminatorias por ello. Quienes aprecian el vino o el jamón ibérico, si quieren seguir consumiendo su producto preferido sin cargo de conciencia, lo que deben hacer es no convertirse en musulmanes. Pero nunca se ha oído decir que los gourmets hayan pedido que el Islam modifique el Corán. No se entiende por qué los homosexuales piden que la Iglesia cambie su postura. Como ya hemos indicado, estamos dejando aparte las razones naturales que se aducen para condenar los actos homosexuales.

Por lo tanto, a la Iglesia Católica no se le puede acusar de homofobia. La doctrina católica sobre la homosexualidad no supone una discriminación de las personas, puesto que el derecho a la igualdad de los homosexuales, en la doctrina católica, está garantizado. Son los actos homosexuales los que se rechazan al considerarlos pecado, lo cual entra dentro de la legítima autonomía de la Iglesia Católica. Los homosexuales a los que no les guste esta doctrina lo que pueden hacer es vivir indiferentes frente a la Iglesia Católica, pero pretender que la Iglesia cambie su doctrina en este punto es una intromisión intolerable.

Pequeña y plana

Comentario de paco sanchez / htttp //blogslavozdegalicia.es / lunes 30 de agosto de 2010

Se acaba de publicar la traducción del último libro de Seth Godin con el título « ¿Eres imprescindible?», que en el original era el subtítulo. El libro es muy interesante, pero lo traigo a colación porque en su día me anoté una anécdota que relata en la introducción. Cuenta que un hombre que viajaba en el vagón de primera de un tren español se dio cuenta de pronto de que su compañero de asiento era nada menos que Pablo Picasso. Según Godin, el hombre se armó de valor y se atrevió a decirle al maestro: «Usted es un gran pintor, pero, ¿por qué su arte, todo el arte moderno en general, es tan retorcido? ¿Por qué no pinta usted la realidad en lugar de todas esas distorsiones?»

Siempre según Godin, Picaso dudó un momento y le preguntó a su vez: «Entonces, ¿qué aspecto piensa usted que tiene la realidad?» El hombre sacó de la cartera una foto de su mujer: «Así, como esta fotografía. Es mi esposa». Picasso cogió la fotografía, la miró y sonrió socarronamente: « ¿De verdad? Su mujer es muy pequeña. Y plana, además».

La anécdota sirve para ilustrar cualquier encuentro del ojo del artista —en cualquier arte— con la realidad y su posterior mostración en la obra. Sirve también para explicar cómo actúa el periodismo: lo que recoge el periódico o el noticiario de radio o televisión no es propiamente la realidad, sino una versión pequeña y plana de lo que ha sucedido, pero que ayuda a hacerse una idea, de la misma manera que la foto, mejor o peor, ayudaría a Picasso a hacerse una idea de cómo era la mujer de aquel hombre. Conviene, por eso, ver varias fotos para hacerse cargo del verdadero aspecto de alguien.

Cuando lo que hay que contar es de por sí pequeño, plano y retorcido —como la actual situación política— los medios corren un riesgo enorme: el de aburrir si no van más allá de lo obvio. Y los no lectores, el de renunciar a entender qué les sucede.

Ante la visita de Benedicto XVI al Reino Unido: cinco polémicas en torno a Newman

entrevista a jack valero, portavoz de la beatificación del cardenal john henry newman por benedicto xvi en el reino unido /www.aceprensa.com / miércoles 8 de septiembre de 2010

John Henry Newman (1801-1890) optó decididamente por buscar la verdad, aun a costa de perder amigos y prestigio social. Por eso, nada tiene de extraño que Benedicto XVI –que ha denunciado con tanta energía la “dictadura del relativismo”– haya querido celebrar su beatificación el 19 de septiembre en Birmingham. Hemos entrevistado a Jack Valero, portavoz de la causa de beatificación del pensador inglés.

Sorprende que la figura de un sacerdote católico del siglo XIX esté suscitando tanto interés en la secularizada sociedad británica. Hasta ahora, Newman sólo era conocido en ambientes intelectuales. Pero, de la noche a la mañana, los medios de comunicación británicos han visto en él una fuente de historias… y de controversias.

En esta entrevista, Valero explica cinco polémicas que han rodeado la beatificación de Newman: el empeño del lobby gay por presentarlo como un homosexual; las disputas en torno a su doctrina sobre la primacía de la conciencia; su carácter aparentemente hosco y reservado; las dudas acerca de su milagro; y su posible influencia negativa en el ecumenismo.

Amistad y celibato
Fiel a su tendencia a apropiarse de personajes históricos, el lobby gay británico reivindica que el cardenal Newman era homosexual. Argumentan que Newman se hizo enterrar con su amigo y colaborador, el padre Ambrose St John, fallecido antes que él, “porque vivían juntos y se amaban”. ¿Qué hay de cierto en esto?
La idea de ser homosexual habría sido totalmente ajena a Newman. A los 16 años se comprometió a vivir célibe. La Iglesia anglicana no exige el celibato a sus pastores, pero él lo vio como una vocación propia. Esta opción personal por el celibato la mantuvo durante toda su vida, primero como pastor anglicano y después como sacerdote católico.

La castidad de Newman está perfectamente documentada. Gracias a que escribía mucho y lo guardaba todo, conservamos más de 20.000 cartas y su diario íntimo que atestiguan que nunca rompió su voto de celibato.

El problema es que, en una sociedad tan sexualizada como la nuestra, no se entiende la amistad intensa entre dos hombres. El hecho de que Newman fuera célibe y no tuviera compromisos familiares, le permitió volcar su capacidad de querer en Dios y en sus amigos. Así, llegó a establecer relaciones de amistad muy sinceras. Llamar a esto “homosexualidad” es devaluar el sentido profundo de la amistad.

Un pensador audaz
Otra polémica en torno a Newman es la que usted llama “la batalla por su alma”; es decir, el intento de los teólogos de las más variadas tendencias de reclutarlo para su causa. ¿Tan ambiguos eran sus escritos?
No, lo que pasa es que Newman se adelantó a su época en muchas cosas. Tuvo la audacia de escribir sobre temas que, en el siglo XIX, no se entendían bien (como el papel de los laicos o la primacía de la conciencia). Esto, unido a su origen anglicano, levantó ciertas sospechas sobre él.

Por ejemplo, en 1859 –siendo ya sacerdote católico– el obispo de Birmingham (Ullathorne) y el cardenal Wiseman le piden que dirija la revista cultural Rambler. Pero sólo dura dos números como director, pues le sustituyen por escribir un polémico artículo, titulado “Consultar a los fieles en materia de doctrina”.

Sus ideas parecían heréticas a algunos, pero luego el tiempo le ha dado la razón. El Concilio Vaticano II destacó doctrinas que Newman había acentuado en su teología: la doctrina de la inhabitación divina en el alma, la centralidad de Cristo en la historia de la revelación y la salvación, la importancia del misterio pascual en el cristianismo, su teoría del desarrollo del dogma, el diálogo ecuménico, etc.

También el Catecismo de la Iglesia Católica recoge sus enseñanzas sobre la conciencia moral, e incluso cita un pasaje de su famosa Carta al Duque de Norfolk que podría parecer controvertido: “(…) La conciencia es la mensajera del que, tanto en el mundo de la naturaleza como en el de la gracia, a través de un velo nos habla, nos instruye y nos gobierna. La conciencia es el primero de todos los vicarios de Cristo”.

De modo que no cabe interpretar su doctrina sobre la primacía de la conciencia como un desafío a la autoridad papal.
No, claro que no. Quienes defienden esto suelen ser católicos disidentes que no quieren saber nada de Roma. A menudo citan la respuesta que dio Newman al ex primer ministro británico William Gladstone, que acusaba a los católicos de terminar cada banquete con un brindis al Papa. “Si me veo obligado a implicar a la religión en un brindis al final de una comida –cosa que no es en absoluto oportuna–, brindaré por el Papa, si os complace, pero antes por la conciencia y después por el Papa”, escribe Newman.

Esta respuesta aparece en la Carta al Duque de Norfolk. El Concilio Vaticano I acababa de declarar el dogma de la infalibilidad del Papa. Y esto llevó a muchos protestantes –entre otros, a su amigo Gladstone– a burlarse de los católicos. Newman escribe esta carta para explicar que la obediencia al Papa no está reñida con el uso de la razón, y que los católicos no son fideístas.

La figura de Newman es tan atractiva que entusiasma a todo tipo de gente; esto explicaría la diversidad de opiniones que hay sobre él. Una cosa está clara: Newman logró que ser católico en Inglaterra empezara a ser algo aceptable. Si hasta entonces los católicos habían sido considerados unos parias, Newman demostró con su vida y sus escritos que se puede ser buen católico y buen inglés.

¿Mal carácter?
También hay quienes se quejan de que la Iglesia católica proponga como modelo de santidad a un tipo al que presentan como un tanto hosco y poco diplomático.
El carácter de una persona no es un obstáculo para que la Iglesia la declare santa. Al revés, cada bautizado está llamado por Dios a ser santo con su modo de ser. Newman fue un reformador y, por eso, a veces tenía que tomar decisiones enérgicas; algo que no le entusiasmaba. Pero, a la vez, era muy amable y tenía buen humor.

Cuando fundó el Oratorio de Londres (1849) –un año antes había fundado el de San Felipe de Neri en Birmingham– dejó al frente de la casa a Frederick Faber, un sacerdote converso muy apasionado. Los seguidores de Faber tenían opiniones extremistas y empezaron a considerar a Newman como un católico tibio. Este fenómeno produjo mucha tensión entre los dos oratorios.

Faber escribió por su cuenta a Roma sin decir nada a Newman. Esto le molestó bastante y estuvieron enfadados durante varios años. También tuvo serias discrepancias con el cardenal de Westminster, Henry Edward Manning. Pero lo importante es que, al final de su vida, se reconcilió con todos. Pidió perdón y se hizo más humilde.

La gente corriente le quería mucho. Cuando vivía en Birmingham, muchos desconocían su intensa vida intelectual; le veían simplemente como su párroco. Visitaba a los pobres, a las familias... y les trataba con mucha amabilidad. Cuando murió, 20.000 personas salieron a la calle para acompañar su ataúd.

También hubo necrológicas muy elogiosas. The Times, por ejemplo, escribió: “Con independencia de que Roma lo canonice o no, [Newman] será canonizado en las mentes de la gente piadosa de muchos credos de Inglaterra”.

El milagro de la discordia
En un artículo publicado en The Sunday Times (9-05-2010), John Cornwell –autor del beligerante libro sobre Pío XII, El Papa de Hitler– argumenta que la curación de Jack Sullivan, atribuida a Newman, no tiene nada de milagrosa pues es perfectamente explicable desde el punto de vista médico. ¿En qué se apoya Cornwell para defender esto?
Los argumentos de Cornwell son bastantes viscerales; abundan los sarcasmos anticatólicos y, al final, se olvida de los motivos que dan los expertos de la Santa Sede para considerar milagroso este caso.

Jack Sullivan, entonces de 62 años, es un juez de un distrito de Massachusetts (Estados Unidos) que se estaba preparando para ser ordenado diácono de la Iglesia católica. En el 2000 se le diagnostica una enfermedad grave de la columna vertebral, que le deja prácticamente inválido.

En junio de ese año, la cadena de televisión estadounidense EWTN retransmite un programa sobre el cardenal Newman. El sacerdote John McCloskey entrevista a Ian Ker, autor de una de las biografías más alabadas sobre Newman. Al final del programa, McCloskey invita a los espectadores a acudir a la intercesión del teólogo inglés.

Entonces Sullivan, que estaba viendo el programa, reza: “Por favor, cardenal Newman, ayúdame a andar para que pueda volver a mis clases de diaconado y ordenarme”.

Al día siguiente, Sullivan empieza a andar. Esta situación se prolonga, ante el asombro de los médicos, hasta abril de 2001. Pero tras terminar sus estudios de diaconado, reaparecen los dolores intensos.

Sullivan decide operarse de la espalda. Los médicos le advierten que la recuperación va a ser lenta. El 15 de agosto de 2001, doblado de dolor, Sullivan vuelve a rezar a Newman. En ese momento, desaparece el dolor de manera instantánea, completa y permanente, y recobra la movilidad.

Así las cosas, en julio de 2009 John Cornwell acude al Oratorio de Birmingham para tener una comida amistosa. Allí le dan, como muestra de buena voluntad, la Positio de Newman (que, por otra parte, es pública y puede leer cualquiera). Cornwell se la lleva a tres médicos. Éstos dicen que el primer milagro no cuenta, pues a Sullivan le vuelve el dolor. Y el segundo tampoco, pues es fruto de una operación médica. Con esta información, Cornwell elabora su artículo para The Sunday Times.

En ese artículo, no sé si de manera deliberada o no, Cornwell desvía la atención hacia otro lado. El milagro de Newman no consistió en curarle la espalda a Sullivan, sino en librarle de manera instantánea, completa y permanente de su dolor y en devolverle la total movilidad. Los expertos de la Santa Sede no pudieron ser más claros sobre este punto: “El juicio de ‘no explicable’ –dijeron– se refiere exclusivamente a su inmediata recuperación tras la operación, en absoluto previsible en su caso concreto”.

El doctor Robert Banco, jefe de cirugía de columna del hospital New England Baptist de Boston, dijo que de los más de 15.000 pacientes con dolencias parecidas a las de Sullivan que había atendido, nunca había visto una recuperación semejante a la suya. De hecho, ninguno de los tres médicos de Cornwell fueron capaces de explicarlo. Esta es la clave del milagro.

Admirado por católicos y anglicanos
La quinta polémica que usted señala es la cuestión ecuménica. ¿Puede verse la conversión de Newman al catolicismo como signo de división entre anglicanos y católicos o más bien como un símbolo de unidad ecuménica?
Newman continúa siendo una figura importante para los anglicanos. De hecho, la Iglesia de Inglaterra reconoce su santidad al incluirlo en el calendario litúrgico. Los anglicanos conmemoran al teólogo inglés el 11 de agosto, fecha de su muerte. La mayoría de los anglicanos están contentos de que el Papa venga a beatificar a Newman, pues ven en él un punto de unión.

Buena muestra de ello es la carta que escribió el anglicano Octavius Ogle a su amigo Newman cuando éste fue nombrado cardenal en 1879. “Me pregunto –escribe Ogle– si sabes cuánto te quieren en Inglaterra. Y si alguien, por lo menos en nuestra época, ha sido tan querido por Inglaterra; o sea, por todos los creyentes de Inglaterra. Incluso los enemigos de la fe se suavizan por lo que sienten hacia ti. Y me pregunto si este extraordinario e incomparable amor no podría ser empleado para reunir a todos los creyentes de Inglaterra”.

Newman contribuyó de manera decisiva a renovar el anglicanismo, al conectarlo con los Padres de la Iglesia. Cuando se convierte al catolicismo, sus ideas evolucionan pero no cambian de manera sustancial. Y así, publica sin cambios los sermones que pronunció cuando era pastor anglicano.

Creo que es interesante tener esto en cuenta. Porque algunas de las ideas de Newman que luego asumió el Concilio Vaticano II, las concibió siendo anglicano. En este sentido, me parece que Newman puede ser visto como una figura común para la Iglesia católica y la anglicana.

A algunos medios les ha sorprendido que sea el propio Benedicto XVI quien celebre personalmente la beatificación de Newman en contra de su práctica habitual de delegar en los obispos locales.
Mi impresión es que Benedicto XVI está cuidando mucho la visita para dejar claro que su intención es unir, no separar. El Papa se va a reunir con el arzobispo de Canterbury para hablar sobre Newman. Además, se ha organizado un acto en el que recibirá juntos a obispos anglicanos y católicos.

Por otra parte, Newman ya es una figura de valor universal. Es una persona que entiende lo difícil que es vivir como cristiano en un mundo secularizado. El suyo no fue un camino fácil; sufrió mucho por buscar la verdad y por defender la armonía entre fe y razón. Creo que todo esto conecta muy bien con las enseñanzas de Benedicto XVI.

[Reputación digital] Es mejor tener una amplia frontera relacional y ser valorado y respetado, que ser obedecido

Entrevista al consultor político antonio gutierrez-rubi / www.elpais.es / miércoles 8 de septiembre de 2010

Ciudadanos, empresas, partidos y organizaciones sociales; nadie escapa a los frenéticos cambios tecnológicos que están alterando las relaciones interpersonales, laborales y políticas. El análisis y la prospección de esas transformaciones centran el libro 32 Tendencias de cambio 2010-2020, escrito a cuatro manos, dentro del proyecto Laboratorio de Tendencias , por el experto en comunicación y consultor político Antonio Gutiérrez-Rubí y el biólogo y especialista en economía digital Juan Freire. El libro, que se presenta esta semana en Madrid y la que viene en Barcelona, es una suerte de mapa de tendencias y puede leerse como un manual de estrategia empresarial, política y personal para adaptarse al presente (y al futuro inmediato). Gutiérrez-Rubí (Barcelona, 1960), que ha respondido a esta entrevista a través de correo electrónico, augura el ocaso de la ciudadanía política tradicional y la desaparición de las organizaciones que no se adapten al ecosistema digital. Además, afirma que la llamadabrecha digital acabará por cerrarse.

Pregunta: La sociedades humanas siempre se han visto inmersas en cambios, ¿Por qué son los que vivimos ahora más profundos que en los últimos siglos?
Por tres razones. La primera, por la extraordinaria potencia, brutal aceleración y reducción del tiempo de penetración de las nuevas tecnologías. En los próximos 18 meses se duplicará toda la información accesible en Internet, algo inimaginable en términos históricos, anteriormente. La segunda por la radical transformación de nuestras maneras de comunicarnos, organizarnos y crear valor. Son cambios estratégicos que reconfiguran nuestra sociedad. Y la tercera, por la globalidad de los mismos. África, por ejemplo, puede conquistar el futuro del siglo XXI sin pasar por la industrialización. En África, el primer banco es una compañía de teléfonos móviles y uno de cada tres africanos ya tiene móvil. Olvídense de los postes y los cables y piensen más en redes y satélites.

Las transformaciones que ustedes apuntan ya están sucediendo aunque mucha gente aún no las percibe...
Ciertamente, no las perciben, por eso es tan importante estudiar y analizar las tendencias. A veces, sólo vemos la punta del iceberg (que muestra en la superficie sólo el 10% de su masa helada). Otras intuimos la realidad a través de fragmentos, de trozos, de pistas, de rastros que nos ofrecen información intuitiva sin una visión de conjunto. Y, en la mayoría de los casos, son transformaciones en estado germinal que florecerán con toda su potencia. Sean partes, fragmentos o semillas, si analizamos bien las tendencias podremos comprender la globalidad y la potencia transformadora de los cambios.

Anticiparse y detectar los movimientos de fondo que se producen en nuestra sociedad es clave para la dirección estratégica. No se trata de adivinar el futuro, ni de "bolas de cristal" como dice Francis Pisani en el prólogo del libro. Se trata de interpretar las tendencias que ya podemos ver en el presente para diseñar itinerarios que nos permitan prepararnos a lo que viene en sustitución de lo caduco. Como estos cambios son acelerados y radicales, ganar este tiempo de preparación, adaptación y conocimiento es clave para competir en el futuro.

En su libro identifican ustedes diferentes áreas de cambio, desde las relaciones personales, a los modelos de negocio o la participación política; todo ello estrechamente relacionado con la transformación tecnológica ¿dónde queda la gente sin acceso a la tecnología?
La tecnología será cada vez más amable, intuitiva y cómoda. Omnipresente en nuestras vidas. El derecho al acceso universal a Internet será una exigencia democrática y política reforzada por los mercados y los ciudadanos. La Internet de las cosas, en el futuro, va a convertir nuestros entornos en terminales nodales activos y con capacidad de contener información inteligente y relacionada. En España, por ejemplo, hay ya casi 60 millones de teléfonos móviles, y una parte muy importante ya son dispositivos móviles multimedia con gran capacidad de comunicación, conexión y transmisión. La tecnología se adapta con gran facilidad a nuestra vida cotidiana y cada vez elimina más barreras en su usabilidad. La brecha digital desparecerá y aparecerán otras brechas no estrictamente tecnológicas.

Hablan ustedes de "revolución de los datos personales" ¿cree usted que el ciudadano común es consciente de la importancia que para las organizaciones empresariales tiene esa información personal?
No. La identidad personal del futuro será la identidad digital. Olvídense delcurriculum vitae y preparémonos para el digital vitae. El DNI, como paradigma de la identidad, ya no sirve en la sociedad-red, por reduccionista. Es una foto fija insuficiente en la sociedad de la información y comunicación. Somos y seremos nuestros rastros, reputaciones y contenidos digitales. Encontraremos, mantendremos o mejoraremos nuestro trabajo gracias a nuestra presencia en la red. Nuestra ciudadanía digital será más relevante que nuestra ciudadanía política o cívica.

¿Qué será de las formaciones políticas, las empresas o los profesionales que ignoren estos procesos de transformación?
Sufrirán e incluso algunas desparecerán. Por eso es tan importante analizar las tendencias de estos cambios, porque suponen grandes capacidades de transformación personal y organizativa y son muy exigentes con las transformaciones interiores. Ganar tiempo para prepararse, adaptarse y aprender lo nuevo que sustituirá lo obsoleto es estratégico para el futuro, ya que estos cambios llegan en forma de tsunamis digitales: muchos ven la ola pero no comprenden ni su velocidad y ni su tamaño gigantesco y devastador. Comprender la naturaleza radical y transformadora de lo nuevo es estratégico.

Dice Nikesh Arora que "un pequeño rápido puede ganar a un grande lento". Sí, el nuevo poder se aleja de la fuerza, la propiedad o la dimensión y ofrece posibilidades de éxito a la creatividad, la inteligencia y la red: profundos cambios en la asignación de valor al concepto de poder.

En cuanto al periodismo, ustedes afirman que las noticias cada vez duran menos ¿dónde duran menos, en la mente del espectador/lector?
El privilegio de intermediación de los medios y los periodistas se acaba, aunque su función social sigue intacta. En la sociedad-red cada ciudadano es un periodista en potencia. La capacidad de imagen de nuestros dispositivos móviles, la estructuración personal y relacional en redes sociales y la creatividad de las personas ofrecen un potencial extraordinario.

Los privilegios serán sustituidos por la reputación digital, la meritocracia social y la creatividad. El filósofo Heráclito decía que nunca te bañas en la misma agua del río. Es una buena metáfora. La información, su consumo y su uso es un río de aguas bravas, donde todo fluye. Comprender la dinámica móvil y constante de los flujos es clave para quien tiene una industria que todavía piensa en horarios de boletines, ediciones diarias o periodicidades varias. La gente no espera.

¿Y qué ocurre con las noticias complejas o especialmente delicadas, que requieren unos tiempos de elaboración, un trato paciente con varias fuentes y una capacidad de análisis y conocimientos por parte del periodista que cuestan dinero y que sólo los grandes medios pueden ofrecer? Es decir, ¿qué ocurre con el llamado periodismo de calidad?
Perder el privilegio de la exclusividad y trabajar en un entorno saturado de flujos informativos no impide, como decía en la respuesta anterior, desarrollar la función social y la responsabilidad social que medios y periodistas deben ejercer para fortalecer una sociedad más libre, transparente y democrática. Pero obliga a hacerlo con nuevos medios, nuevas actitudes y un enfoque de cooperación y colaboración permanente con los lectores y usuarios.

Los usuarios de la información en la sociedad red ya no son sólo lectores, oyentes, o espectadores. Escriben, hablan y emiten. Hay nuevos equilibrios y nuevas demandas mucho más exigentes que hay que atender. Comprender mejor los intereses de los usuarios y adaptarse a sus opciones de lectura o recepción, enriquece la profesión y pone en tensión a los medios. Por paradójico que parezca, la multiplicación de fuentes y la pluralidad de enfoques, así como la concurrencia de muchos emisores no estrictamente periodísticos, obligan a desarrollar un periodismo de mayor calidad.

Vivimos en un momento de elevado desempleo. Muchas personas buscan trabajo y quizá no son conscientes de que nuestras sociedades están en pleno cambio ¿qué aconsejarían a los que buscan un empleo?
No decir nunca jamás. Los nativos digitales deberán reinventarse constantemente. Y los emigrantes digitales aprender de nuevo, cada día, esforzarse en comprender lo emergente. La sociedad-red exige más actitudes que aptitudes (que hay que aprender, pero que cambian constantemente).

Lo importante es construir un perfil profesional capaz de cambiar a la misma velocidad que el cambio social. Se acabó el confort y la posición. Lo nuevo tiene que ver con la adaptación y la presencia. Mantener una posición profesional sin presencia pública en la red y en la sociedad no va a ser posible.

La sociedad-red es muy dinámica, hay posibilidades para los nuevos liderazgos aunque no siempre se convertirán en posiciones en el organigrama. Es mejor tener una amplia frontera relacional y ser valorado y respetado que ser obedecido. Será decisiva la capacidad de añadir valor en cada gesto, en cada sms, en cada mail, en cada acción. No será una sociedad para obedientes, ni para autoritarios. Sino para el talento y la iniciativa.

Apuntan a ustedes a un "cambio de paradigma" en la propiedad intelectual ¿es sostenible la creación científica y literaria sin patentes ni derechos de autor?
En la sociedad-red, hay que repensar los modelos de negocio, y los de protección de la creación. En la sociedad de la abundancia, lo importante es la atención. Los retornos económicos legítimos para los creadores se van a diversificar. A veces es mejor la reputación que un margen comercial. Conseguir la atención de un lector, un consumidor o un prescriptor es clave para mantener las opciones de intercambio comercial de bienes y servicios. Sin atención no hay consumo.

El libro '32 Tendencias de cambio 2010-2020' se presenta a las 19.30 del jueves 9 de septiembre en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid y a las 19.30 del miércoles 15 de septiembre en el CCCB, Centre de Cultura Contemporània de Barcelona.

Aunque no hay ningún complot mundial, hay tres frentes de ataques a Ratzinger

libro de los vaticanistas andrea tornielli y paolo rodari/www.aceprensa.com/martes 7 de septiembre de 2010



Desde el comienzo del pontificado, la acción y las palabras de Benedicto XVI han sido presentadas de un modo distorsionado que ha producido continuas incomprensiones en la opinión pública. El origen de estos prejuicios es el tema del libro Attacco a Ratzinger, escrito por dos vaticanistas italianos, Andrea Tornielli de Il Giornale y Paolo Rodari de Il Foglio. El libro, publicado por Piemme, ha provocado un debate sobre el tratamiento mediático que está recibiendo el Papa.


“Este libro –escriben los autores– no pretende presentar una tesis preconcebida. No trata de acreditar la hipótesis de un complot ideado por alguna ‘cúpula’ o espectro, ni tan siquiera la del ‘complot’ mediático, convertido a menudo en el cómodo expediente tras el que se atrincheran algunos colaboradores del Pontífice para justificar retrasos e ineficiencias. Pero es innegable que Ratzinger está bajo ataque”.

Tornielli y Rodari analizan una decena de momentos de crisis a lo largo de estos cinco años: desde la conferencia de Ratisbona con las protestas de los musulmanes a la liberalización de la Misa por el rito antiguo y el levantamiento de la excomunión a los obispos lefebvrianos; desde el escándalo de los abusos sexuales de sacerdotes a los comentarios en el viaje a África sobre el sida y los preservativos; desde la creación de “ordinariatos” para recibir a los anglicanos a nombramientos de obispos que hubieron de ser rectificados (como el de Stanislaw Wielgus como arzobispo de Varsovia, que resultó haber sido un informador de la policía secreta).

Ataques desde fuera
Sobre cada uno de estos episodios, los autores proporcionan detallados análisis, de los que emergen informaciones en parte inéditas. Su conclusión es que los ataques contra Benedicto XVI proceden de tres frentes distintos.

El primero procede de “lobbies y fuerzas” exteriores a la Iglesia, interesadas en desacreditar al Papa. Esta galaxia está constituida por fuerzas laicistas, grupos feministas y gays, laboratorios farmacéuticos que venden productos abortivos, abogados que piden indemnizaciones millonarias por los casos de abusos... Este un conjunto demasiado heterogéneo para que se pueda hablar de una acción común organizada, pero todos coinciden en ver a la Iglesia y a Benedicto XVI como los principales obstáculos para sus propios objetivos. En medio de una sociedad occidental maleable, el pontificado de Benedicto XVI resiste contra la “dictadura del relativismo” y propone otros valores.

Las distorsiones que llegan desde este frente se han visto de modo especial en el escándalo de los abusos sexuales, en el que se ha pretendido presentar a Ratzinger como tibio a la hora de tomar medidas. Sin embargo, como subrayan Tornielli y Rodari, si alguien ha sido duro contra los sacerdotes abusadores ha sido el cardenal Ratzinger cuando era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, aunque tuviera que discutir a veces con algunos obispos.

Enemigos de dentro
El segundo enemigo, que actúa como fuerza de apoyo del primero, está constituido por los católicos –también sacerdotes y obispos– que ven a Benedicto XVI como un obstáculo para su proyecto de reforma de la Iglesia. Ellos han venido defendiendo una interpretación del Vaticano II como una ruptura con lo anterior, idea que tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI han descartado. Por eso, al estilo de Hans Küng, acusan al Papa de traicionar un supuesto “espíritu” del Concilio, que tiene muy poco que ver con los textos conciliares.

La acción de estos enemigos de dentro ha alimentado las controversias sobre la mano tendida a los lefebvrianos, las tensiones ecuménicas que podrían crearse por la acogida en la Iglesia de los anglicanos tradicionales, los nombramientos de obispos que suponen una pérdida de influencia para ellos...

El tercer obstáculo procede de lo que podría calificarse de “fuego amigo”, los funcionarios de la curia vaticana que no saben ayudar al Papa. Son enemigos involuntarios, que por su imprudencia o su incompetencia, son los peores public relations. Los dos vaticanistas subrayan especialmente las dificultades de comunicación de la Santa Sede, en la época de Internet, de las redes sociales, y de la telefonía móvil que hace que las noticias se difundan rápidamente a millones de personas. Si ante una noticia falsa o un ataque no se responde en pocas horas, las posibilidades de réplica se pierden.

Defectos de comunicación
En el último capítulo del libro, los autores preguntan a diversos expertos su opinión sobre las causas de los ataques a Benedicto XVI. Marcello Fao, analista de política exterior de Il Giornale, lo enmarca dentro de un proceso posterior a la caída del Muro de Berlín. Durante la Guerra Fría, la Iglesia –y en particular Juan Pablo II– desempeñaba un papel importante, “por su influencia en Europa del Este era una espina clavada en la Unión Soviética. Una vez caído el imperio soviético cambiaron los parámetros y los intereses prevalecientes. La Iglesia no era ya un puntal, sino un obstáculo, un elemento de conservación, un potencial contrapoder. Desde hace una veintena de años, está en curso un proceso de continua erosión del prestigio del Vaticano a través de los medios de comunicación, también del cine”.

George Weigel, escritor católico estadounidense y autor de una biografía de Juan Pablo II, explica: “No creo que haya una conspiración contra el Papa, en el sentido de una campaña organizada para impedir sus iniciativas o hacer descarrilar su pontificado. Pero a los ojos de los secularistas de Europa y de América del Norte, el Papa encarna el último obstáculo institucional frente a lo que él ha llamado la ‘dictadura del relativismo’”. La agenda de estos coincide a menudo con la de aquellos católicos que anhelaban otra Iglesia: “Como con Juan Pablo II, los enemigos de Benedicto XVI se niegan a discutir sus ideas. Se limitan a denunciar y se lamentan de lo que, erróneamente, pintan como una teología conservadora”.

El vaticanista estadounidense John Allen reconoce que gran parte de la cobertura mediática de Benedicto XVI, a propósito de la crisis sobre los abusos sexuales y de otras materias, ha sido injusta. Pero no cree que haya una campaña, sino la confluencia de cuatro problemas: “La alta tasa de ‘analfabetismo religioso’ que caracteriza a los principales medios; el escepticismo instintivo de los periodistas ante las instituciones y la autoridad; las presiones para adecuarse a tiempos cada vez más cortos dentro de la cultura de la ‘noticia instantánea’, típica del siglo XXI; y, por parte de muchos funcionarios de la Iglesia, un enfoque hacia la comunicación que revela muchas incapacidades y que a veces es contraproducente”.

Referencias:
Il Foglio: Selección de un capítulo del libro.
Recensión de Massimo Introvigne. Tre nemici del Papa
John Allen: Attack on Ratzinger.
Sandro Magister: “Por qué me atacan”. Autobiografía de un pontificado.

martes, 7 de septiembre de 2010

Laicismo y neopaganismo

artículo de carlos colon, profesor de la facultad de comunicación de la universidad de sevilla / www.diariodesevilla.com / martes 24 de agosto de 2010

No comparto la idea cada vez más extendida de que la ausencia de símbolos religiosos, y su sustitución por otros de carácter poético o vagamente pagano, baste para unir a creyentes y no creyentes en una especie de simbología laica no connotada. Especialmente en lo que se refiere a los ritos funerarios o la conmemoración de las víctimas de alguna desgracia. Porque si resulta abusivo para los no creyentes que se diga una misa o se coloque una cruz allí donde se recuerda la tragedia, igualmente abusivo me parece que las víctimas creyentes tengan que ser despedidas o recordadas en los actos colectivos con ritos, símbolos o frases supuestamente neutrales, por así decir aptas para todos los públicos, pero en realidad cargadas de connotaciones.

Estoy seguro de que se trata de una cuestión muy personal que no sólo no compartirán los no creyentes, sino muchos creyentes políticamente correctos que han sido convencidos de que son más tolerantes y progresistas cuanto más disimulen sus convicciones o escondan sus símbolos en los espacios públicos supuestamente neutrales. Sin embargo no creo que, como ha sucedido con los monumentos recientemente inaugurados para recordar a las víctimas de una tragedia aérea, sea necesario, para no herir sensibilidades, recurrir a frases como: "En algún lugar. Siempre en nuestros corazones". O epitafios como: "Que no quede el vacío mientras la luz eterna, como las olas, ilumine el instante efímero de tu partida", escritos con mejores intenciones que resultados para crear un espacio neutral.

Algo parecido sucede con la moda de los Jardines de los Ausentes que, aunque quienes lo promuevan no lo sospechen, recuerda la retórica y mitología pagano-fascista. ¿O no recuerdan como llamaban los falangistas a José Antonio Primo de Rivera? El Ausente.

En España, como Franco se inventó con tanto provecho para él aquella menestra de falangistas, tradicionalistas y conservadores de todo signo a la que llamó el Movimiento, tal vez no se tenga memoria de la fuerza que tuvieron los ritos antijudeocristianos y esotérico-neopaganos entre los nazis (corriente ariosófica y völkisch) y los fascistas (el Imperialismo Pagano de Julius Evola o el fascio-paganismo de Giuliano Kremmerz). Las actuales manifestaciones enlazan, sin quererlo, con ellas; no por la vía del nazismo o el fascismo, afortunadamente, sino por la del neopaganismo, esta vez en versión New Age.

Confundir un espacio público común y asépticamente racional con estos ritos supuestamente laicos está más cerca de estos precedentes neopaganos que de la razón kantiana que alumbró la Ilustración.

Hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece

artículo/ www.arguments.es / viernes 4 de junio de 2010

Un sacerdote salesiano, de nacionalidad uruguaya, misionero en Angola (África), ha enviado al New York Times.un artículo con motivo de la campaña contra la Iglesia y contra los sacerdotes tomando ocasión de los tristes y graves casos de pedofilia. Cuenta detalles de los veinte años que lleva en Angola. Lo que pasa allí y lo que hacen los misioneros. Dice que no pretende hacer una apología de los sacerdotes: "El sacerdote -escribe- no es ni un héroe ni un neurótico. Es un simple hombre, que con su humanidad busca seguir a Jesús y servir a sus hermanos. Hay miserias, pobrezas y fragilidades como en cada ser humano; y también belleza y bondad como en cada criatura…"

“Querido hermano y hermana periodista:

Soy un simple sacerdote católico. Me siento feliz y orgulloso de mi vocación. Hace veinte años que vivo en Angola como misionero.

Me da un gran dolor por el profundo mal que personas que deberían de ser señales del amor de Dios, sean un puñal en la vida de inocentes. No hay palabra que justifique tales actos. No hay duda que la Iglesia no puede estar, sino del lado de los débiles, de los más indefensos. Por lo tanto todas las medidas que sean tomadas para la protección, prevención de la dignidad de los niños será siempre una prioridad absoluta.

Veo en muchos medios de información, sobre todo en vuestro periódico la ampliación del tema en forma morbosa, investigando en detalles la vida de algún sacerdote pedófilo. Así aparece uno de una ciudad de USA, de la década del 70, otro en Australia de los años 80 y así de frente, otros casos recientes… Ciertamente todo condenable! Se ven algunas presentaciones periodísticas ponderadas y equilibradas, otras amplificadas, llenas de preconceptos y hasta odio.

¡Es curiosa la poca noticia y desinterés por miles y miles de sacerdotes que se consumen por millones de niños, por los adolescentes y los más desfavorecidos en los cuatro ángulos del mundo! Pienso que a vuestro medio de información no le interesa que yo haya tenido que transportar, por caminos minados en el año 2002, a muchos niños desnutridos desde Cangumbe a Lwena (Angola), pues ni el gobierno se disponía y las ONG’s no estaban autorizadas; que haya tenido que enterrar decenas de pequeños fallecidos entre los desplazados de guerra y los que han retomado; que le hayamos salvado la vida a miles de personas en Moxico mediante el único puesto médico en 90.000 km2, así como con la distribución de alimentos y semillas; que hayamos dado la oportunidad de educación en estos 10 años y escuelas a más de 110.000 niños...

No es de interés que con otros sacerdotes hayamos tenido que socorrer la crisis humanitaria de cerca de 15.000 personas en los acuartelamientos de la guerrilla, después de su rendición, porque no llegaban los alimentos del Gobierno y la ONU.

No es noticia que un sacerdote de 75 años, el P. Roberto, por las noches recorra las ciudad de Luanda curando a los chicos de la calle, llevándolos a una casa de acogida, para que se desintoxiquen de la gasolina, que alfabeticen cientos de presos; que otros sacerdotes, como P. Stefano, tengan casas de pasaje para los chicos que son golpeados, maltratados y hasta violentados y buscan un refugio.

Tampoco que Fray Maiato con sus 80 años, pase casa por casa confortando los enfermos y desesperados. No es noticia que más de 60.000 de los 400.000 sacerdotes, y religiosos hayan dejado su tierra y su familia para servir a sus hermanos en una leprosería, en hospitales, campos de refugiados, orfanatos para niños acusados de hechiceros o huérfanos de padres que fallecieron con Sida, en escuelas para los más pobres, en centros de formación profesional, en centros de atención a cero positivos… o sobretodo, en parroquias y misiones dando no es noticia que mi amigo, el P. Marcos Aurelio, por salvar a unos jóvenes durante la guerra en Angola, los haya transportado de Kalulo a Dondo y volviendo a su misión haya sido ametrallado en el camino; que el hermano Francisco, con cinco señoras catequistas, por ir a ayudar a las áreas rurales más recónditas hayan muerto en un accidente en la calle; que decenas de misioneros en Angola hayan muerto por falta de socorro sanitario, por una simple malaria; que otros hayan saltado por los aires, a causa de una mina, visitando a su gente.

En el cementerio de Kalulo están las tumbas de los primeros sacerdotes que llegaron a la región…Ninguno pasa los 40 años.

No es noticia acompañar la vida de un Sacerdote “normal” en su día a día, en sus dificultades y alegrías consumiendo sin ruido su vida a favor de la comunidad que sirve.

La verdad es que no procuramos ser noticia, sino simplemente llevar la Buena Noticia, esa noticia que sin ruido comenzó en la noche de Pascua. Hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece.

No pretendo hacer una apología de la Iglesia y de los sacerdotes. El sacerdote no es ni un héroe ni un neurótico. Es un simple hombre, que con su humanidad busca seguir a Jesús y servir a sus hermanos. Hay miserias, pobrezas y fragilidades como en cada ser humano; y también belleza y bondad como en cada criatura…

Insistir en forma obsesionada y persecutoria en un tema perdiendo la visión de conjunto crea verdaderamente caricaturas ofensivas del sacerdocio católico en la cual me siento ofendido.

Sólo le pido amigo periodista, busque la Verdad, el Bien y la Belleza. Eso lo hará noble en su profesión.