Asociación Ronda80. Voluntariado

Blog para los voluntarios de la Asociación Ronda80 y público en general.
Contiene la agenda de actividades para voluntariado organizadas por esta asociación y una recopilación semanal de cinco noticias de interés que se envía por e-mail.

Calendario

domingo, 30 de marzo de 2008


Los sofismas de Peter Singer

comentario de diego contreras en la www.iglesiaenlaprensa.com,

martes 18 de marzo de 2008

Será porque la semana pasada me he calado en una full immersion de bioética (de ahí la prolongada ausencia). El caso es que me ha llamado la atención una larga entrevista con Peter Singer que repesco de Il Foglio (11 de marzo). Como se sabe, Singer -filósofo australiano que trabaja en Princeton- es el padre del movimiento de liberación animal y gurú del aborto eugenésico y del infanticidio (para él, en efecto, es igual matar a un niño antes o después de que nazca. Si hay que matarlo, se le mata, sin eufemismos. Terrible, pero por lo menos es coherente).

Dice en la entrevista: "los fetos humanos, los niños recién nacidos y los seres humanos intelectualmente minusválidos no poseen racionalidad, autonomía, autoconciencia y capacidad de entender. Por el contrario, los chimpancés y los grandes primates tienen estas capacidades, al menos en cierto grado. Sobre estas bases podemos decir que algunos seres humanos no son personas, mientras algunos animales no humanos sí lo son". Y de esas premisas pasa a la acción.

Desde luego, no me gustaría quedarme dormido –es decir, sin "racionalidad, autonomía, autoconciencia y capacidad de entender"- junto a Singer. Capaz es de liquidarme. Pero a lo que voy ahora es a cómo cambia las cartas en la mesa: pretende que todas las especies son iguales y compara a seres en distintas fases biológicas (feto humano con chimpancé adulto) o a individuos sanos con enfermos. En el fondo, para lo que sirven los sofismas de Singer es para justificar la acción del hombre. Tal vez por eso ha sido nombrado consultor de varios gobiernos.


Consejos para escritores (de Antón Chejov)

extraido del blog “pasen y lean”, de javiercercas.blogspot.com,

viernes 7 de marzo de 2008

• Uno no termina con la nariz rota por escribir mal; al contrario, escribimos porque nos hemos roto la nariz y no tenemos ningún lugar al que ir.



• Cuando escribo no tengo la impresión de que mis historias sean tristes. En cualquier caso, cuando trabajo estoy siempre de buen humor. Cuanto más alegre es mi vida, más sombríos son los relatos que escribo.

• Dios mío, no permitas que juzgue o hable de lo que no conozco y no comprendo.

• No pulir, no limar demasiado. Hay que ser desmañado y audaz. La brevedad es hermana del talento.

• Lo he visto todo. No obstante, ahora no se trata de lo que he visto sino de cómo lo he visto.

• Es extraño: ahora tengo la manía de la brevedad: nada de lo que leo, mío o ajeno, me parece lo bastante breve.

• Cuando escribo, confío plenamente en que el lector añadirá por su cuenta los elementos subjetivos que faltan al cuento.

• Es más fácil escribir de Sócrates que de una señorita o de una cocinera.

• Guarde el relato en un baúl un año entero y, después de ese tiempo, vuelva a leerlo. Entonces lo verá todo más claro. Escriba una novela. Escríbala durante un año entero. Después acórtela medio año y después publíquela. Un escritor, más que escribir, debe bordar sobre el papel; que el trabajo sea minucioso, elaborado.

• Te aconsejo: 1) ninguna monserga de carácter político, social, económico; 2) objetividad absoluta; 3) veracidad en la pintura de los personajes y de las cosas; 4) máxima concisión; 5) audacia y originalidad: rechaza todo lo convencional; 6) espontaneidad.

• Es difícil unir las ganas de vivir con las de escribir. No dejes correr tu pluma cuando tu cabeza está cansada.

• Nunca se debe mentir. El arte tiene esta grandeza particular: no tolera la mentira. Se puede mentir en el amor, en la política, en la medicina, se puede engañar a la gente e incluso a Dios, pero en el arte no se puede mentir.

• Nada es más fácil que describir autoridades antipáticas. Al lector le gusta, pero sólo al más insoportable, al más mediocre de los lectores. Dios te guarde de los lugares comunes. Lo mejor de todo es no describir el estado de ánimo de los personajes. Hay que tratar de que se desprenda de sus propias acciones. No publiques hasta estar seguro de que tus personajes están vivos y de que no pecas contra la realidad.

• Escribir para los críticos tiene tanto sentido como darle a oler flores a una persona resfriada.

• No seamos charlatanes y digamos con franqueza que en este mundo no se entiende nada. Sólo los charlatanes y los imbéciles creen comprenderlo todo.

• No es la escritura en sí misma lo que me da náusea, sino el entorno literario, del que no es posible escapar y que te acompaña a todas partes, como a la tierra su atmósfera. No creo en nuestra intelligentsia, que es hipócrita, falsa, histérica, maleducada, ociosa; no le creo ni siquiera cuando sufre y se lamenta, ya que sus perseguidores proceden de sus propias entrañas. Creo en los individuos, en unas pocas personas esparcidas por todos los rincones -sean intelectuales o campesinos-; en ellos está la fuerza, aunque sean pocos.

Consejos extraídos de: Sin trama y sin final: 99 consejos para escritores, Piero Brunello. [Fuente: Ciudad Seva]


“La conversión de Magdi Allam al cristianismo: tormenta de ideas y libertad para cambiar de religión”

articulo en www.aceprensa.com, miércoles 27 de marzo de 2008

En un artículo de L'Osservatore Romano firmado por su director, Gian Maria Vian, se dice que el hecho "tiene un importante significado" porque "afirma de modo claro y simple la libertad religiosa". Al mismo tiempo, niega que exista una "intención hostil" con respecto al Islam. En este sentido Vian afirma que la libertad religiosa "es también libertad para cambiar de religión, como en 1948 fue subrayado por la Declaración universal de los derechos del hombre".

En las páginas del Corriere della Sera, Vittorio Messori lamentaba el carácter demasiado fogoso de la carta escrita y publicada por el converso, que en algunos párrafos tachaba al Islam de ser "fisiológicamente violento". Sin embargo, para Messori el bautismo en la pasada noche de Pascua de Magdi Allam y de otros adultos muestra de qué manera el cristianismo, y en concreto ese catolicismo que "tantos creen que deben abandonar", no cesa de "conquistar los corazones y las mentes de quienes piensan, aman, sufren... de quienes, en definitiva, buscan una vida digna del hombre".

Tampoco han faltado las voces críticas que tachan de politizada la actitud del periodista y una presunta colaboración del Papa en la creación de un espectáculo en torno a un acto que debiera, según ellos, tener un carácter exclusivamente privado. De este parecer es el musulmán Aref Ali Nayed, director del Real Instituto de Estudios Estratégicos del Islam en Amman, en una entrevista publicada por El País: "El problema no es que Allam haya sido bautizado. Da la impresión de que ha sido un católico tácito toda su vida tras su escolarización en escuela católica. Es su decisión ante Dios. Tampoco es un problema que el Papa bautice porque eso es parte de su trabajo. Sí hay, sin embargo, un problema cuando el Papa bautiza personalmente y de manera espectacular a un periodista tristemente célebre por sus pronunciamientos contra el Islam".

También de esa línea interpretativa es el artículo de Claudio Magris que publicaba el Corriere: "La modalidad de esta conversión y de su comunicación muestra que se le ha querido dar un inmediato significado político. De hecho Magdi Allam, en la carta en la que el mismo cuenta su renacimiento espiritual, no se limita a agradecer a Dios la gracia recibida sino que propugna una precisa línea política, afirmando la naturaleza 'fisiológicamente violenta de todo el Islam' y la consiguiente necesidad de combatir todo el Islam, que no es conforme al amor cristiano y a su sentido de fraternidad universal".

Para Carlo Cardia, del Avvenire, la conversión no debe ser contemplada bajo el prisma de la política. Para él, en un mundo secularizado, existen nuevas vías para la conversión, entra las cuales alude al contraste del cristianismo con otras religiones, y dice que el cristianismo "habla del amor por los otros, de respeto al hombre, a sus ideas, a su religión" y es por tanto "una fe que acerca, no aleja, que enriquece y se convierte en un bien para quien lo profesa y para quien permanece lejos".

¿Todo o nada?

No han faltado tampoco los comentarios en la otra orilla del Atlántico. En una entrevista concedida al National Review, el vaticanista y escritor George Weigel, que acaba de publicar el libro Faith, Reason, and the War Against Jihadisme sostenía que "la guerra contra el jihadismo es, entre otras cosas, una guerra en defensa de la libertad religiosa, el primero de los derechos humanos". Para el autor, "esta es una guerra de ideas, de ideas muy distintas sobre la persona humana, y Magdi Allam ha defendido con coraje la libertad religiosa de todos los que critican de modo eficaz las corrientes islámicas de pensamiento que niegan el derecho a la conversión de los musulmanes. Ahora Allam combate la misma batalla de ideas desde otro puesto".

Al influyente analista religioso Rod Dreher, del Dallas Morning News, la decisión de Allam le ha traído el recuerdo de Ronald Reagan: "¿Os acordáis cuando Reagan salió a escena? Todos pensaban que sería un hombre peligroso porque no creía en la distensión con los soviéticos, pero tenía razón, la visión soviética era falsa y debía ser afrontada. Magdi Allam, el ex-musulmán convertido al catolicismo el Domingo de Pascua me recuerda a Reagan en este sentido". A Dreher le parece que Allam ve su conversión "como una liberación" mediante la cual "abraza una religión de amor y razón".

Interesante también el análisis que hace John Allen para National Catholic Reporter. Según Allen, el converso Allam entra a formar parte, sobre todo con la publicación de su carta, de grupo partidario del "todo o nada" en la relación con el Islam. John Allen dice que existe una postura crítica hacia estos planteamientos, pues para algunos pensadores italianos "la línea dura de Allam sirve realmente a los neo-con occidentales y los radicales islámicos, ya que ambos sacan beneficios de la polarización de opiniones para justificar un combate inacabable".

Sobre el asunto, se ha extendido también el comentarista anglo-americano del Asia Times, que firma bajo el pseudónimo Spengler. Según él, la conversión de Allam, avalada por la celebración hecha por el Papa, puede ser revolucionaria: "Allam concuerda con sus ex-correligionarios en repudiar la cultura degradada del occidente moderno, pero ofrece una respuesta muy diversa: una religión fundada sobre el amor".


“La conversión es un derecho, un acto de libertad,

no una provocación”

entrevista a magdi cristiano allam, musulman converso al catolicismo, subdirector del corriere della sera , en el mundo,

sabado 29 de marzo de 2008

CARGO: Columnista, subdirector del Corriere della Sera y especialista en Oriente Próximo. EDAD: 55 años FORMACIÓN. Licenciado en Sociología por la Universidad de la Sapienza de Roma. CREDO: Católico. SUEÑO: Que los musulmanes puedan convertirse al catolicismo con la misma libertad y visibilidad con que los católicos lo hacen.

El subdirector del Corriere Della Sera es uno de los mayores expertos del Islam: el pasado sábado fue bautizado en la Basílica de San Pedro. El gesto ha despertado la ira de los islamistas de todo el mundo. Magdi Allam es un hombre delgado y de aspecto frágil. Y parece aún en medio de los tres fornidos guardaespaldas que constantemente le acompañan. Aunque él está tan habituado a su presencia que no se siente cohibido ante ellos. Hace ya cinco años que este ensayista y periodista nacido en Egipto, pero afincado en Italia desde hace 35 años, vive con escolta policial a causa de las amenazas de muerte proferidas contra él por extremistas islámicos. No en vano, y muerta Oriana Fallaci, este subdirector del Corriere della Sera que en breve presentará en España su libro Vencer el miedo se ha convertido en el mayor fustigador público que hay en Italia contra el islam y en defensor a ultranza de la civilización occidental. Pero tiene algo de lo que la Fallaci y tantos otros detractores de la religión musulmana carecen: un conocimiento privilegiado del islam, asequible sólo a alguien que ha vivido ese credo desde dentro. Pero después de 55 años viviendo como musulmán, Magdi Allam se convirtió el pasado sábado al catolicismo. Su bautismo, oficiado por Benedicto XVJ en la Basílica de San Pedro durante la vigilia pascual, ha desencadenado un alud de críticas por parte de musulmanes radicales, moderados e incluso de católicos. y una nueva condena a muerte contra él, dado que muchos terro­ristas islamistas defienden que la apostasía del Corán se debe de castigar con la pena capital.

¿Se esperaba la riada de protestas y reacciones que ha provocado su bautismo?

Déjeme en primer lugar señalar que la mayoría de las reacciones que estoy recibiendo son de afecto y de solidaridad. Pero, por supuesto, daba también por sentado que iba a haber reacciones críticas, duras e incluso violentas. Es algo que me duele, pero a la vez me reafirma en la decisión que he tomado.

Usted lleva cinco años condenado a muerte por los extremistas musulmanes por decir cosas como que el islam es una religión fisiológicamente violenta. ¿En qué basa esa afirmación?

Permítame antes que le explique algo. Yo soy una persona a punto de cumplir 56 años, nacido y criado como musulmán en un contexto particular que me ha llevado a estudiar en una escuela católica en El Cairo y a trasladarme después a Italia, donde estudié en la Universidad. Siempre he estado fuertemente interesado en la dimensión de los valores. Obviamente, he conocido bien el islam desde dentro, he frecuentado a muchísimos musulmanes y sé de qué hablo cuando hablo de esta religión. Y es necesario, además, tener en consideración que desde hace cinco años vivo bajo protección policial, porque a causa de mis opiniones he sido condenado a muerte y repetidamente amenazado por extremistas y terroristas islámicos, empezando por algunos que operan fuera de Italia como Hamas, pero también de otros con base en Italia. Esta situación no es un mero detalle en mi vida. Desde el momento en el que he sido condenado a muerte, mientras yo me empeñaba en promover un islam moderado en Italia, me he sentido obligado a reflexionar sobre este credo. A preguntarme si el islam es compatible con los valores que son el fundamento de nuestra humanidad. Me he visto obligado a hacerme esa pre­gunta porque lo que estaba en juego era mi propia vida.

¿Y a qué conclusión ha llegado?

El Corán, la obra y las palabras de Mahoma son incompatibles con los valores fundamentales de nuestra civilización occidental, es decir, con la concepción de la vida como un don sagrado desde el nacimiento hasta la muerte, con el pleno respeto de la dignidad de la persona (incluida la igualdad entre hombres y mujeres) y con la libertad de elección del individuo. Si no fuera así, yo no habría abandonado la religión islámica. Pero si he decidido convertirme al catolicismo es porque estoy completamente desilusionado de la posibilidad de reformar el islam desde dentro.

¿Quiere decir que no cree que exista un islam moderado?

Yo creo que el islam en cuanto religión que tiene en el Corán su fundamento doctrinal es una realidad que no admite reformas. De hecho, está concebido para ser intocable, inmodificable y, portento, no interpretable. Creo que efectivamente no se puede hablar de un islam moderado. Pero otra cosa son los musulmanes, entre quienes sí existen moderados. Hay musulmanes que tienen unos valores y compatibilizan su fe con la razón. Con ellos no sólo es posible el diálogo, sino que es un deber. Yo estoy a favor del diálogo con los musulmanes, pero siempre que, como punto de partida, éstos reconozcan que la vida es un don sagrado y defiendan la libertad de la persona y la libertad de elección del individuo. Éstos son valores innegociables e inalienables previos a cualquier negociación y que representan la esencia de nuestra humanidad.

Sin embargo, su conversión al catolicismo no sólo ha provocado la ira de los fundamentalistas islámicos Los mismos 138 intelectuales musulmanes moderados que recientemente enviaron una carta al Papa abogando por el diálogo interreligioso también han sido muy críticos con su bautismo a manos de Benedicto XVI

¿Moderados, dice usted? Han escrito una carta muy dura al Papa intimándole a romper cualquier relación conmigo y han condenado mi conversión como un gesto de apostasía. Eso confirma que no puede existir moderación si antes no se comparten unos valores fundamentales que hoy por hoy están absolutamente ausentes. Estos 138 musulmanes que usted me señala no son moderados, son falsos moderados que tratan a través de juegos de palabras de esconder sus intenciones verdaderas y su auténtica realidad ideológica.

¿Por qué muchas personas en Europa no ven el islam de la misma manera que usted?

Occidente está enfermo de relativismo en el plano cognitivo, cultural, religioso y ético. Este relativismo ha llevado a imaginar qué todo y todos están sobre el mismo plano y que se debe apreciar todo y a todos prescindiendo del contenido, que no se deben usar parámetros valorativos y críticos ante realidades diversas para no herir su susceptibilidad. Ese relativismo es el que en el plano político ha producido lo políticamente correcto, esa actitud que por nada del mundo quiere crear tensiones con los otros, que prefiera la autocensura como mecanismo para prevenir reacciones negativas por parte de los otros. En el plano social, el relativismo ha producido el multiculturalismo, un modelo de convivencia social que se imagina que es suficiente regalar la libertad y los derechos a todos para que esta libertad y estos derechos se conviertan automáticamente en patrimonio de la colectividad. Sin embargo, el resultado ha sido el opuesto. Porque la libertad y los derechos sin vínculos, y sobre todo sin un común aglutinante fundado sobre el equilibrio entre los derechos y los deberes, ha hecho que se creara un vacío en el plano de la identidad y que se produjera el desmoronamiento del tejido social.

Sin embargo, algunas acciones por parte de Occidente, como por ejemplo la invasión de Irak, también han contribuido a insuflar el fundamentalismo islámico, ¿no cree?

Occidente cree que la violencia del terrorismo islámico es de naturaleza reactiva, y no de naturaleza agresiva como en realidad es. Este Occidente se considera culpable de todos los males sobre la faz de la Tierra. Si alguno se hace saltar por los aires en alguna parte del mundo o si una bomba estalla donde sea, Occidente considera que es culpa suya. Occidente no se ha enterado de que hay en marcha una guerra mundial globalizada desencadenada por el terrorismo islámico y dirigida a imponer su poder a través de una suerte de califato globalizado aprovechando los regímenes en el poder en los países de mayoría musulmana y tratando de condicionas lo más fuertemente posible a los gobiernos occidentales, presionando a los elementos más radicales de los musulmanes presentes en esos países. Pero, por desgracia, Occidente hasta ahora no lo ha entendido.

No sólo los musulmanes han criticado su conversión. También lo han hecho muchos católicos, asegurando que quizás no era necesario que le bautizara el Papa en persona, en la Basílica de San Pedro, durante la vigilia pascual y en una ceremo­nia retransmitida en directo por la televisión italiana...

Yo realmente no alcanzo a comprender cómo algunos católicos pueden llegar a pensar. que sea un escándalo el que yo me haya convertido en la Basílica de San Pedro durante la vigilia pascual, y a considerar como un agravante el que haya sido el Papa el que haya administrado el sacramento del bautizo y de la eucaristía. El mensaje que dan estos católicos es que bautizarse, convertirse a la religión católica, es una especie de vergüenza que habría que realizar sólo secretamente, a escondidas. A mí lo que me ha distinguido como musulmán es haber sido un espíritu libre. Siempre he dicho lo que he pensado, y siempre he hecho lo que pensaba. He intentado en todo momento ser plena-mente yo mismo. Y continuaré haciéndolo de católico.

¿Cómo explica entonces que muchos católicos consideren su bautismo como una provocación?

La conversión es un derecho, un acto de libertad, no una provocación. Estamos hasta tal punto sometidos al pensamiento relativista, estamos hasta tal punto subyugados del miedo al terrorismo islámico, que terminamos creyendo que el ejercicio de una libertad y de un derecho puede ser considerado una provocación. Esto significa que este Occidente ya se ha sometido al terrorismo de cortarse la lengua, de aquéllos que han logrado imponerla autocensura para no decir lo que verdaderamente se quiere decir y decir en cambio lo que ellos desean oír.

¿Y por qué cree que el Papa ha queri­do bautizarle en persona, sabiendo quizás que podía ser fuertemente criticado por ello?

Si el Papa ha decidido voluntariamente llevar a cabo el gesto de bautizarme, creo que ha tenido fuertes motivos para hacerlo. A mí lo que me parece es que el suyo ha sido un gesto de gran sabiduría y de gran valentía, porque ha antepuesto las razones de la fe a las de la diplomacia y la política, que es lo que debe hacer un Pontífice que encarna un poder esencialmente espiritual. Yo creo que los católicos, sobre todo aquéllos que son grandes prelados de la Iglesia católica, deberían tener mayor respeto por el Papa, que es el vicario de Cristo en la tierra. Lo que está ocurriendo en algunos sectores de la Iglesia críticos con el Papa es una confirmación de que el relativismo ha terminado por contagiar a la propia Iglesia. Yo estoy totalmente a favor de Benedicto XVI. Y no sólo ahora. También estaba de su lado cuando era musulmán. Soy uno de los pocos periodistas de las grandes cabe­ceras italianas que ha defendido de manera extrema y absoluta al Papa tras el discurso de curso de Ratisbona el 12 de septiembre de 2006. Y no he defendido sólo el derecho a la libertad de expresión del Papa, le he defendido también por el valor de lo que dijo. Yo apoyo lo que dijo en Ratisbona.

Federico Lombardi, el jefe de la oficina de prensa del Vaticano, precisaba el jueves que el Papa le haya bautizado no significa que comparta sus ideas respecto al islam. ¿Qué le parece?

Pues algo obvio . Faltaría más.

¿Teme que su bautismo pueda desencadenar reacciones violentas contra usted o contra Benedicto XVI?

Analicemos lo que los islamistas están tratando de hacer, el juego sucio que están siguiendo. En primer lugar, tratan de criminalizarme diciendo que Magdi Allam jamás ha sido musulmán porque nunca ha sido practicante, que en realidad no se puede hablar de conversión porque no era un musulmán. También dicen que soy un vendido a Israel, esgrimiendo en ese sentido que mi último libro se llama Viva Israel. Dicen, asimismo, que estoy a sueldo de Israel, por haber obtenido el premio internacional Dan David que concede una fundación israelí y que he compartido con otros tres periodistas, incluido otro musulmán de Indonesia. En fin, afirman que he traicionado el islam. Mi criminalización busca desacreditar al Santo Padre. Me criminalizan para poder atacar al Papa, ése es su verdadero objetivo y debemos ser conscientes de ello. Pero, por desgracia, por culpa de los católicos que ya han expresado sus críticas y su contrariedad a mi conversión a manos del Papa y de los famosos 138 moderados musul­manes, se esta creando un clima bastante feo, el mismo que suele preceder a las explosiones de violencia.

¿Cómo ha cambiado su vida desde el pasado sábado, cuando fue bautizado?

Me siento más sereno, más tranquilo, más feliz. Siento una absoluta sintonía entre los valores en los que siempre he creído y el contexto espiritual, cultural y social del catolicismo, la religión a la que me he unido. Me siento fuerte y determinado a seguir luchando para afirmar la verdad, la vida y libertad.

¿Qué sintió al ser bautizado por el Papa?

Una alegría inmensa. Durante las tres ho­ras anteriores al bautismo estuve nerviosismo, porque era consciente de que iba a ser el hecho más importante de mi vida. De hecho, bautizarme ha sido como renacer.

¿Conocía a Benedicto XVI de antes?

No. La primera y única vez que le he visto ha sido cuando me bautizó. Aunque espero poder verle en una audiencia futura.

¿Cuándo comenzó su proceso de aproxi­mación al catolicismo?

Ha sido un camino gradual y lento. De niño, desde los cuatro a los 18 años, conocí el mundo católico a través de las escuelas italianas católicas en El Cairo a las que fui, primero una guardería de monjas y después un colegio de sacerdotes salesianos. Ir a esos centros me hizo conocer la realidad de religiosos. que testimoniaban su fe a través de obras que correspondían al bien común. Pude leer la Bi­blia, los Evangelios, ira misa.

¿Su familia era musulmana practicante?

Mis padres estaban separados, y fue mi madre quien se ocupó de mí. Era baby sitterr en una rica familia de El Cairo. Posteriormente se fue a Arabia Saudí para trabajar al servicio de una princesa, y ahí se volvió aún más radical en su religiosidad. Se fue de Egipto con el pelo descubierto y volvió de Arabia con un velo hasta los pies.

¿Y ahora?

Mis dos padres han muerto. Es más, cuan­do mi madre murió en 1992, yo mismo, cumpliendo su deseo, la sepulté en Medina. Para mí ese fue un momento muy dramático porque participé de la excavación de la fosa y en la deposición de los restos y, como es tradición en los funerales en Arabia Saudí, no se deja ninguna señal en la tumba. Así que una vez se sepulta a una persona, anda unos pasos y ya no sabe donde está enterrada. Esto para mi fue un trauma.

Creo que usted tiene un hijo de nueve me­ses al que ya bautizó hace un mes.

Sí, así es.

Y el próximo 22 de abril, día de su 56 cum­pleaños, se casará por la Iglesia con su mujer.

Sí. El mismo día del año pasado nos casamos por lo civil, y este año nos casaremos por la lglesia. De ese modo completaré mi ingreso en el catolicismo

LA CUESTIÓN

¿Ha querido usted transmitir algún mensaje con su bautismo público?

Espero que pueda ser un ejemplo para tantos musulmanes que viven en secreto su conversión al catolicismo Yo conozco varios. Porque la realidad es la siguiente: hoy en ltalia hay varios miliares de italianos que se han convertido alislan4 y lo han podido hacer en absoluta libertad lo pueden proclamar públicamente, participan en convenios, se mueven con la más absoluta seguridad... Sin embargo, los musulmanes que se convierten al islam han de hacerlo a escondidas, porque si no pueden ser condenados a muerte por apostasía. Es una situación inaceptable a la que se debe poner fin inmediatamente. Porque si en Italia no aviste libertad religiosc6 si un musulmán no es libre de convertirse, si no es libre de proclamar públicamente su conversión, si no es libre de decir que se siente orgulloso de haberse convertido al catolicismo, significa que la civilización italiana está muerta, que los valores que han permitido el desarrollo, el crecimiento y la riqueza de la Italia ya no existen.

“¿Por qué me convierto del Islam al catolicismo?”

articulo de magdi allam nubiola, subdirector del corriere della sera,

lunes 24 de marzo de 2008

Querido director: Lo que te voy a contar se refiere a una decisión de fe y de vida personal, que, de ninguna manera, quiere implicar al 'Corriere della Sera', del que me honro en formar parte desde 2003, con el cargo de vicedirector 'ad personam'.

Te escribo, por lo tanto, como protagonista de la vivencia y como ciudadano privado. El Domingo por la noche me convertí a la religión católica, renunciando a mi anterior fe islámica.

De esta forma y por la gracia divina, vio la luz el fruto sano y maduro de una larga gestación vivida en medio del sufrimiento y de la alegría, entre la profunda e íntima reflexión y la consciente y manifiesta exteriorización.

Estoy especialmente agradecido a Su Santidad, el Papa Benedicto XVI, que me administró los sacramentos de la iniciación cristiana, Bautismo, Confirmación y Eucaristía, en la Basílica de San Pedro, durante la solemne celebración de la Vigilia Pascual. Y adopté el nombre cristiano más sencillo y explícito: "Cristiano".

Desde el domingo, pues, me llamo Magdi Cristiano Allam. El del domingo fue, para mí, el día más bello de mi vida. Adquirir el don de la fe cristiana en la celebración de la Resurrección de Cristo de manos del Santo Padre es, para un creyente, un privilegio inigualable y un bien inestimable.

A mis casi 56 años, es en mi historia personal un hecho histórico, excepcional e inolvidable, que marca un punto de inflexión radical y definitivo respecto al pasado.

El milagro de la Resurrección de Cristo se ha reflejado en mi alma, liberándola de las tinieblas de una predicación donde el odio y la intolerancia hacia el 'diferente', condenado acríticamente como 'enemigo', priman sobre el amor y el respeto al 'prójimo', que es siempre y en cualquier circunstancia 'persona'.

Al mismo tiempo, mi mente se ha liberado del oscurantismo de una ideología que legitima la sumisión y la tiranía, permitiéndome adherirme a la auténtica religión de la Verdad, de la Vida y de la Libertad. En mi primera Pascua como cristiano, no sólo he descubierto a Jesús, sino que he descubierto, por vez primera, al auténtico y único Dios, que es el Dios de la Fe y de la Razón.

Mi conversión al catolicismo es el punto de llegada de una gradual y profunda reflexión interior, a la que no pude sustraerme, dado que, desde hace cinco años, me veo obligado a llevar una vida blindada, con vigilancia fija en mi casa y con la escolta de los carabineros en todos mis desplazamientos, por culpa de las amenazas y de las condenas a muerte dictadas contra mí por los extremistas y los terroristas islámicos, tanto por los residentes en Italia como por los que viven en el extranjero.

He tenido que interrogarme, pues, sobre la actitud de los que han dictado públicamente fatuas (condenas jurídicas islámicas), denunciándome a mí, que era musulmán, como "enemigo del islam", como "hipócrita cristiano copto que finge ser musulmán para perjudicar al islam" y como "traidor y difamador del islam", legitimando de esta forma mi condena a muerte.

Me he preguntado a menudo cómo es posible que a alguien como yo que luchó de una forma convencida y ardiente por un 'islam moderado', asumiendo la responsabilidad de exponerme en primera persona en la denuncia del extremismo y del terrorismo islámico, haya terminado por ser condenado a muerte en nombre del islam y tras una supuesta legitimación coránica.

Un islam conflictivo

De esta forma me fui dando cuenta de que, más allá de la coyuntura que registra la implantación del fenómeno de los extremistas y del terrorismo islámico en todo el mundo, la raíz del mal está inscrita en un islam que es fisiológicamente violento e históricamente, conflictivo.

Paralelamente, la Providencia me ha ido poniendo en el camino a personas católicas practicantes de buena voluntad que, en virtud de su testimonio y de su amistad, se convirtieron, poco a poco para mí, en punto de referencia en el plano de las certezas de la verdad y de la solidez de los valores.

Comenzando por tantos amigos de Comunión y Liberación, con Don Julián Carrón a la cabeza; por sencillos religiosos como Gabriele Mangiarotti, sor Maria Gloria Riva, Don Carlo Maurizi y el padre Yohannis Lahzi Gaid; o por el redescubrimiento de los salesianos gracias a Don Angelo Tengattini y Don Maurizio Verlezza, culminado en una renovada amistad con el Rector Mayor, Don Pascual Chávez Villanueva; hasta el abrazo de altos prelados de gran humanidad como el cardenal Tarcisio Bertone, monseñor Luigi Negri, Giancarlo Vecerrica, Gino Romanazzi y, sobre todo, monseñor Rino Fisichella, que me ha acompañado personalmente en mi recorrido espiritual de aceptación de la fe cristiana.

Pero indudablemente el encuentro más extraordinario y significativo en la decisión de convertirme fue el que mantuve con el Papa Benedicto XVI, al que siempre he admirado y defendido siendo musulmán, por su maestría a la hora de establecer el vínculo indisoluble entre la fe y la razón como fundamento de la auténtica religión y de la civilización humana, y al que me adhiero plenamente como cristiano por inspirarme una nueva luz en el cumplimiento de la misión que Dios me ha reservado.

Afrontaré mi destino con la cabeza alta

Querido director, me has preguntado si no temo por mi vida, consciente de que la conversión al cristianismo implicará ciertamente una enésima, y mucho más grave, condena a muerte por apostasía. Tienes razón. Sé a lo que me expongo, pero afrontaré mi destino con la cabeza alta y erguida y con la solidez interior del que tiene la certeza de la propia fe.

Y todavía más, después del gesto histórico y valiente del Papa que, desde el primer momento en que tuvo noticias de mi deseo, aceptó de inmediato administrarme en persona los sacramentos de la iniciación al cristianismo.

Su Santidad lanzó un mensaje explícito y revolucionario a una Iglesia que, hasta ahora, quizás haya sido demasiado prudente en la conversión de musulmanes, absteniéndose de hacer proselitismo en los países de mayoría islámica y silenciando la realidad de los conversos en los países cristianos. Por miedo.

Por miedo a no poder ayudar a los conversos frente a la condena a muerte por apostasía y por miedo a las represalias sobre los cristianos residentes en los países musulmanes. Pues bien, hoy, Benedicto XVI, con su testimonio, nos dice que hay que vencer el miedo y no temer a la hora de proclamar la verdad de Jesús incluso a los musulmanes.

Por mi parte, quiero afirmar que es hora de poner fin al puro arbitrio y a la violencia de los musulmanes, que no respetan la libertad religiosa. En Italia, hay miles de conversos al islam que viven serenamente su nueva fe. Pero también hay miles de musulmanes convertidos al cristianismo, que se ven obligados a ocultar su nueva fe por miedo a ser asesinados por los extremistas islámicos, que se ocultan entre nosotros.

Por una de esas casualidades que evocan la mano del Señor, mi primer artículo escrito en el Corriere el 3 de septiembre de 2003 se titulaba Las nuevas catacumbas de los islámicos conversos. Era una investigación sobre algunos neocristianos que, en Italia, denunciaban su profunda soledad espiritual y humana frente a la contumacia de las instituciones del Estado, que no tutelaban su seguridad, y frente al silencio de la propia Iglesia.

Pues bien, quiero que del gesto histórico del Papa y de mi testimonio extraigan el convencimiento de que llegó el momento de salir de las tinieblas de las catacumbas y proclamar públicamente su voluntad de ser plenamente ellos mismos.

Si aquí, en Italia, la cuna del catolicismo, si aquí, en nuestra casa, no somos capaces de garantizar a todos la plena libertad religiosa, ¿cómo podremos ser creíbles cuando denunciamos la violación de dicha libertad en otras partes del mundo? Pido a Dios que esta Pascua especial otorgue la resurrección del espíritu a todos los fieles en Cristo, que, hasta ahora, han estado sojuzgados por el miedo.

domingo, 16 de marzo de 2008

Los nuevos románticos


artículo de jaime nubiola, profesor de filosofía de la universidad de navarra, en la gaceta de los negocios, lunes 3 de marzo de 2008

Es frecuente leer y escuchar quejas sobre la juventud actual, sobre su pobre formación intelectual, sus frágiles hábitos de trabajo, su dificultad para comprometerse en empeños de envergadura y de altos vuelos. Sin embargo, resulta difícil encontrar valoraciones positivas de todos aquellos ámbitos en que los jóvenes de hoy aventajan con mucho a las generaciones precedentes, y en particular, a la de sus padres.

No me refiero sólo a la soltura que muchos de ellos tienen con la lengua inglesa o al dominio de las herramientas tecnológicas, sino sobre todo al desarrollo de las virtudes que favorecen la armonía y la convivencia social.

Me parece que puede decirse de forma rotunda que los jóvenes de hoy son más amables, cordiales y acogedores que sus padres, que pertenecieron quizá a una generación más rebelde y airada. Para comprobar esta realidad basta con mirar los habituales conflictos entre los miembros de la clase política y el desinterés general de los jóvenes por esas batallas de "sus mayores".

Un rasgo distintivo de la juventud actual es su carácter gregario y su gusto por lo masivo. Los jóvenes de hoy no son independientes, sino que tienden a actuar en grupo. Les gustan las discotecas abarrotadas y las terrazas de los bares llenas de gente. Para ellos, "ser normal" es siempre actuar como los demás. Ocultan sus diferencias personales porque necesitan ser aceptados por sus iguales.

Los jóvenes de hoy son nostálgicos de la amistad. Quieren tener muchos y buenos amigos, aunque no saben bien cómo lograrlo. Les gusta tener amigos y simplemente estar con ellos, pues "para eso son los amigos". Impresiona el éxito entre los jóvenes de las redes sociales como Facebook: es una manera de compartir intereses —fotos, música, aficiones—, de establecer comunicación con otros chicos y chicas que, además, tienen pocas cosas que contarse: les basta con estar conectados. Una joven licenciada argentina a la que di alguna clase me tiene en su red de amigos, de la que formamos parte 178 personas. ¿Alguien puede tener 178 amigos?

Quienes sostienen que ahora impera el relativismo y el escepticismo postmoderno están hablando —me parece— de los padres de la juventud actual, no de los jóvenes reales entre 18 y 25 años. Los jóvenes de ahora —me advertía un valioso alumno— son más bien neorrománticos, prefieren los sentimientos a la razón, la caricia dulce al conflicto. Nunca había oído esa expresión para caracterizar a los jóvenes, pero me parece un verdadero acierto. Nuestros jóvenes son unos románticos: no quieren cambiar el mundo, se conforman con querer y sentirse queridos.

Viven en el presente y dicen que no quieren una esposa o un marido para toda la vida: les basta con alguien con quien estén a gusto porque les trata con ternura y respeto. El ámbito de lo sexual refleja mucho estos cambios, pues la intimidad sexual acaba siempre haciéndose eco de lo que ocurre en la sociedad. Mientras sus padres pudieron ser quizá partidarios del "amor libre" o del "amor para toda vida", ahora los jóvenes defienden el sexo como afectuosa expresión de ternura, sin compromiso ninguno. Los nuevos románticos no quieren vínculos para toda la vida, ni quieren responsabilidades.

Lo que más llama mi atención es que estos jóvenes están del todo en contra de la promiscuidad: consideran totalmente inaceptable que una chica "salga" con dos chicos o que un chico engañe a su pareja. Los jóvenes no ven dificultad en las relaciones sexuales con tal de que sea por amor, pero en cambio les produce una profunda aversión el sexo por dinero. Los anuncios sexuales de los periódicos no están hechos para los jóvenes. Este neorromanticismo juvenil da mucho que pensar, pues tanta ternura sin compromiso está abocada —me parece— a una terrible soledad.

La complementariedad entre hombre y mujer, camino para la igualdad. Una respuesta a la ideología de género


noticia en www.zenit.org, viernes 14 de marzo de 2008

El verdadero camino para que se reconozca la igual dignidad y derechos entre hombre y mujer pasa por la aceptación de su diversidad natural. Hombre o mujer «se es» y no sólo «se construye socialmente», y por tanto una legislación justa no puede apoyarse en una concepción antropológica falsa. Esta es la conclusión más importante de las jornadas sobre la ideología de género presentadas el pasado mes de febrero en la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid, en la que se analizó la preeminencia de esta ideología en la legislación española (Cf. Zenit, 22 de febrero de 2008)

El origen de la diferencia hombre-mujer

Según Jokin de Irala, profesor de Medicina de la Universidad de Navarra, «la naturaleza es «tozuda» en contra de lo que algunos pretenden, cuando consideran que no existe absolutamente ninguna diferencia entre mujeres y varones. Más bien al contrario, mujeres y varones somos diferentes en todas las células de nuestros organismos».

«Al negar la existencia de los presupuestos cerebrales de la personalidad y de las tendencias del comportamiento que muestra la biología humana, se está combatiendo la propia naturaleza de la persona varón o de la persona mujer.

La libertad humana, en cambio, consiste en construirnos desde estos presupuestos que no podemos negar y no en luchar contra los mismos», añade.«Desde estas diferencias, mujeres y varones se enriquecen mutuamente sabiendo que tienen una misma dignidad como seres humanos».

¿Hasta qué punto llega esa diferenciación? Según la Doctora en Medicina María Gudín, en su ponencia «Cerebro y Diferencias sexuales», el ser humano «tiene cuatro dimensiones básicas: física, psicológica, espiritual, y cultural.

Estas dimensiones básicas están íntimamente entrelazadas entre sí, el hombre es una unidad en la diversidad. Así, la condición sexuada del hombre es un fenómeno de extraordi­naria amplitud, que caracteriza todos los estratos y componentes de la compleja unidad que constituye al hombre».

«La persona humana es hombre o mujer y lleva inscrita esa condición en todo su ser. El programa genético, el sistema endocrino, los órganos genitales internos y externos, el cerebro y la figura corporal son sexuados. Por ello podemos afirmar que somos biofisiológicamente sexuados o, en otras palabras, que la sexualidad tiene una dimensión biológica indudable», añade.

Citando a la científica Natalia López-Moratalla, Irala afirmó por su parte que la dualidad sexual «existe ya desde el primer cuerpo unicelular humano llamado cigoto. Los genes de la feminidad y de la masculinidad producen cambios tan diferentes como el ritmo lineal de la fisiología del varón y el ritmo cíclico de la mujer».

Cerebro de mujer, cerebro de varón

Según afirmó Irala, existe un cerebro de mujer y un cerebro de varón: «Existe una base biológica, un presupuesto genético, que subyace a la existencia de dos tipos de cerebros humanos. Gracias a las técnicas actuales de neurociencias como la tomografía de emisión de positrones (PET) o las imágenes funcionales de resonancia magnética (fMRI), es posible observar y estudiar mejor este hecho».

«A igualdad de coeficiente intelectual, hay tareas que, por término medio, resuelven mejor las mujeres y otras los varones. Estas diferencias se observan incluso a edades donde los factores socioculturales no han podido actuar todavía», añade.

«La relevancia de este hecho biológico radica en que conducen también a dos modos de percibir la realidad y de habitar el mundo, es decir dos modos de procesar la información en el cerebro, más allá de las diferencias obvias de la paternidad y la maternidad en la transmisión de la vida. En definitiva, dos maneras diferentes, por término medio, de «ser humanos».

Respecto al cerebro humano, explicó que mujeres y varones «tienen de forma innata y por su naturaleza genética diferenciada, diferentes relaciones entre los hemisferios izquierdo y derecho y por lo tanto los utilizan de manera diferente».

«En las mujeres existe una mejor simetría y una mayor interconexión entre ambos hemisferios, que se parecen más entre sí. El varón presenta más diferencias entre ambos hemisferios en lo que se refiere a centros responsables de funciones similares y está más polarizado hacia el hemisferio izquierdo. Esto hace, por ejemplo, que la capacidad analítica o la orientación espacial sea, por término medio, mayor en varones. Por el contrario, la capacidad de comunicación verbal y empatía (por ejemplo, la capacidad de interpretar estados de ánimo al observar caras), es mayor en mujeres».

Incluso en la enfermedad

Jokin de Irala explicó que el dimorfismo sexual «existe hasta el punto de que mujeres y varones no enferman del mismo modo independientemente del ambiente sociocultural en el que están inmersos».

«Las mujeres presentan más diagnósticos de depresión unipolar, trastornos del comportamiento alimentario, trastornos de ansiedad incluyendo el estrés post traumático o de presentar tres o más problemas mentales concomitantemente o asociados a enfermedades crónicas. También son más frecuentes en mujeres los trastornos de pánico y de fobia", señala.

Por el contrario, los varones presentan más diagnósticos de abuso de sustancias, alcoholismo y desórdenes del comportamiento asociados al alcohol. A partir de la infancia los varones presentan más síndromes de déficits de atención, autismo y retrasos del aprendizaje o del desarrollo», explica.

Las leyes deben tener en cuenta la naturaleza Según María Lacalle, profesora de Derecho Civil de la Universidad Francisco de Vitoria, las feministas de género «tienen toda la razón al pensar que se puede transformar la sociedad a través de las leyes, y está claro que debemos luchar por la igualdad de oportunidades para la mujer y para superar aquellos roles que son fruto de factores culturales y que pueden resultar arbitrarios e injustos».

A pesar de ello, la solución a los problemas de la mujer «no es la discriminación injusta, ni el enfrentamiento con el hombre, ni su total autonomía, sino el entendimiento, el respeto, la cooperación, la mutua ayuda».

«La verdadera liberación de la mujer no se alcanzará negando su femineidad e igualándola al hombre, sino logrando que sea ella misma», añade. «El Derecho no puede negar las diferencias ni enturbiar las relaciones entre hombres y mujeres. No puede ignorar la originalidad de lo femenino y lo masculino y su natural complementariedad. El Derecho tiene que dar respuesta adecuada a la naturaleza».

Para Lacalle, la «deconstrucción» de la sociedad «no nos va a hacer más libres, ni más felices. Todo lo contrario. Sólo respetando la naturaleza, la propia identidad del ser humano, y el valor insustituible de la familia podremos construir un mundo mejor».

Según otra de las ponentes, la psicóloga Patricia Martinez Peroni «hoy nos encontramos a la intemperie existencial... Hemos olvidado a Dios, Autor de todo cuanto existe, incluido nuestro propio ser de personas libres, hechas a imagen y semejanza suya. No aceptamos nuestra condición de criaturas dependientes y, por tanto, nos autoconstruimos fenomenológicamente a ciegas».

«Hemos sido infieles al Amor primero..., y ya cualquier amor es egoísta e interesado, buscando poseer y absorber, anulando al otro en su propia identidad, ya que la diferenciación se nos antoja discriminación, la complementariedad se torna dialéctica y lucha de poder, siendo la teoría del género el máximo exponente ideológico del feminismo radical".

"Así, vencido el machismo como tesis primera, opondremos el feminismo como antítesis vital, acabando en una síntesis quimérica de una sociedad andrógina, donde la naturaleza humana diferenciada psicosexualmente será un estadio superado por los tiempos modernos, cuyo diseño es sustancialmente antropocentrista».

Para Martínez Peroni, la ideología del género va contra la naturaleza: «Contra natura es autoconstruirnos psicosexualmente en nuestra orientación sexual como si lo genético, lo gonadal, lo endocrino, lo genital y lo psicológico se pudiera silenciar por una ideología pseudo espiritual que hable de dignidad y derechos humanos, como si fuese humano negar y contrariar la propia humanidad inscrita en la naturaleza de su identidad.

Contra natura es conocer y amar la autodestrucción, de modo enfermizo, como liberadora de la auténtica personalidad».

«La cultura de lo contranatural es una negación de la realidad y es una injusticia para las personas... Silenciar esta verdad que entraña un bien absoluto para humanizar a las personas, no sólo supone ignorancia, sino perversidad moral, propio de culturas decadentes que frivolizan la maldad por negligencia y estupidez».

Para Martinez Peroni, el camino de retorno «será que descubriéndonos en nuestra naturaleza, nos asumiremos y nos comportaremos como seres únicos, verdaderos y buenos, por participar de un orden trascendente que nos dignifica dada la gratuidad de un Dios que es Amor y Misericordia, y así nos restituiremos en nuestra identidad personal».