Asociación Ronda80. Voluntariado

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jueves, 24 de enero de 2008

El periodista ateo que cree en la fe de Benedicto XVI


artículo de juan josé garcia noblejas, porfesor de comunicación institucional, en

miercoles 28 de noviembre de 2007

Giuliano Ferrara es un periodista italiano, bien conocido como director del diario de opinión Il Foglio y como habitual en programas de debate en las televisiones. Gordo, barbudo, inconformista, muy poco políticamente correcto, piensa lo que dice y dice lo que piensa.

Sus ideas y opiniones son habitualmente escuchadas con respeto. Algo que –no pocas veces- parece confundirse con el temor a que Ferrara esté en lo cierto.

Pero, a pesar de ese respeto más o menos reverencial, Ferrara tienen más admiradores que seguidores.

Hace poco habló en el telediario de la Rai acerca de la actitud sensata de Ian Wilmut, el científico padre de la oveja Dolly, al decidir abandonar los experimentos de clonación con embriones humanos, y tomar el camino de Shinya Yamanaka y las células adultas. Algo que muy probablemente dejará como recuerdo el debate sobre la clonación terapéutica.

El caso es que Giuliano Ferrara es y se declara ateo.

También hace poco, en el diario Avenire (Ferrara: io, ateo devoto, credo nella fede del Papa in Gesù), se ha preguntado por qué el Papa ha escrito un libro sobre Jesús, si la Iglesia lleva hablando de lo mismo desde hace tanto tiempo.

Y responde diciendo que la respuesta es muy simple:

"Benedicto XVI no se limita a creer en el Jesús de los evangelios, sino que añade algo a su fe. Añade que la figura de Jesucristo es lógica, históricamente sensata y convincente, sólo si se la examina y argumenta racionalmente a la luz de los evangelios.

Sin argumentación racional, sin recurrir de modo crítico al método histórico, Jesús se convierte en una abstracción, pierde contacto con el tiempo, con la historia, con la creación, con la humanidad y su ethos, con la vida y su sentido, y se convierte en una figura desvaída, separada de la realidad del ser y del ser de la realidad."

Luego se plantea lo que cualquiera que le conozca le puede decir:

"Y tú, ¿cómo vas a discurrir sobre el Hijo de Dios si no crees? Esta es mi respuesta: mi razón me habla de su límite. Si no fuera capaz de reconocerlo, sería dueño de mi vida y de mi muerte, sería un nihilista (…) Creo que el otro, la persona humana, incluso solo su proyecto o solo su recuerdo, es titular de derechos que al mismo tiempo son deberes para mí (…) Creo que no todo sea negociable y relativo. Y esto es ya creer bastante, puedo asegurarlo.


Además, creo en la fe de los demás, la respeto y la amo, y en cierto modo la deseo. La inexistencia de mi fe no me lleva a considerar la fe, sobre todo la fe de los simples, de los pequeños, como una variante de la superstición o del fanatismo.

Y si, luego, la fe de los demás se me presenta con el vigor y la pasión racional de un magnífico libro de teología, si el saber de la fe y la fe en el saber de un Papa me enseñan algo de mucho valor que atraviesa la historia, pero sin agotarla ni agotarse en ella, entonces crecen desmesuradamente mi inquietud, mi curiosidad y mi confianza."

Bien mirado, Ferrara es y se dice (por el momento) un ateo racional, como Dios manda.

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