Asociación Ronda80. Voluntariado

Blog para los voluntarios de la Asociación Ronda80 y público en general.
Contiene la agenda de actividades para voluntariado organizadas por esta asociación y una recopilación semanal de cinco noticias de interés que se envía por e-mail.

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jueves, 10 de enero de 2008

314



Siena newsletter

Cinco tendencias de actualidad para tus argumentos públicos

AÑO VII N 314 del 7 al 14 de enero de 2008

THINK DIFFERENT /SUMARIO

1

"A pesar de todo, Dios existe"

artículo de alejandro llano en la gaceta de los negocios, 29 de diciembre de 2007

2

" El Jesús de Pagola no es el Jesús de la Fe de la Iglesia"

Carta Pastoral del Obispo de Tarazona sobre los errores de un libro sobre JESÚS, Navidad 2007

3

" Las estadísticas del aborto ocultan la nacionalidad y sus causas"

Reportaje de SANTIAGO Mata en La Gaceta de los Negocios, 8 de enero de 2008

4

" Te perdono mamá, duerme tranquila..."

redacción de ELVIRA oliva lópez, alumna de 16 años del colegio aura, tarragona

5

" No forniquéis con los reyes de la tierra"

artículo de juan manuel de prada en abc, 4 de enero de 2008

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1

"A pesar de todo, Dios existe"

artículo de alejandro llano en la gaceta de los negocios

29 de diciembre de 2007

Según el filósofo ateo Anthony Flew, el mundo no podría explicarse sin un Espíritu que actuase en su origen.

La conversión de Tony Blair al catolicismo proporciona una buena ocasión para reflexionar sobre el futuro de la religión en la sociedad actual.

El hecho de que el mejor político europeo del cambio de siglo haya dado un paso tan significativo es un dato más que desmiente el anuncio del ocaso del cristianismo, por supuesta incompatibilidad con la implantación de la democracia y con el progreso de la ciencia. Y es que se está produciendo en nuestro país una paradoja cada vez más notoria: la libertad laicista se impone contra la libertad real de los ciudadanos y el cientificismo materialista se prescribe frente a las evidencias de la ciencia. Todo ello como resultado de una manipulación de las mentes que está movida por intereses ideológicos y económicos, y que habría que sacudirse cuanto antes.

Me ha producido vergüenza ajena la lectura de críticas no mayoritarias a la encíclica Spe salvi de Benedicto XVI. Sólo el sectarismo o la ignorancia pueden explicar el bajo rasero conceptual de algunos artículos de prensa y la virulencia de ciertos ataques a un documento de gran aliento espiritual y de un nivel intelectual que, al parecer, no están al alcance de comentaristas que atacan a la Iglesia Católica, siempre con los mismos tópicos, sea cual fuere la ocasión o disculpa. Deben suponer que sus lectores son débiles mentales.

Con ocasión del escándalo provocado por la denuncia de abortos ilegales y crueles en clínicas de Barcelona y de Madrid, se han invocado unos presuntos derechos a la supresión de vidas próximas a nacer, que se presentan como exigencias de la libertad de las mujeres en una democracia madura. Y se acusa a grupos católicos integristas de provocar la denuncia de unos hechos que, por lo demás, nadie niega que estén fuera de la ley.

Parece como si, dada la posibilidad científica y técnica de interrumpir el embarazo con relativa asepsia y bajo un manto de discreción, la liquidación de niños ya viables fuera coser y cantar. Viene al recuerdo lo que decía el científico Oppenheimer a propósito de la bomba atómica: cuando se presenta la posibilidad de un experimento dulce, algo inédito que ya se sabe hacer, eso se acaba haciendo, aunque sus consecuencias sean desastrosas. Es un aviso de navegantes para fanáticos de la biotecnología.

La proximidad de las elecciones motiva que los políticos bajen la guardia y permitan que se hagan, también con ellos, experimentos que no son peligrosos, sino simplemente ridículos. Tal es el caso del libro titulado Madera de Zapatero, en el cual el escritor de cámara Suso de Toro canta las glorias del presidente. Se trata, por lo demás, de un volumen caótico y muy flojo.

No faltan en él, sin embargo, algunas perlas. En el apartado sobre religión y laicidad —y como una muestra más de la confusión intelectual de Rodríguez Zapatero— se puede leer esta sorprendente afirmación: "El único orden que debemos establecer es el orden que da libertad a todos, no el que da la libertad de cada uno". Áteme usted esa mosca por el rabo, que diría el Juan de Mairena machadiano. En cualquier caso, nuestro presidente tiene una simplista visión de la historia de España, en la cual se atribuye al catolicismo un papel decididamente negativo: "El catolicismo en España ha condicionado y ha generado enormes vacíos".

Es el vacío de conocimientos el que conduce a ignorar la indudable realidad de que el cristianismo se encuentra en la raíz de la concepción moderna de la libertad y del progreso, de la ciencia positiva y de la democracia. No es un azar histórico que la modernidad sólo haya medrado en culturas fecundadas por el cristianismo, al que se debe la desacralización de lo terreno. Lo cual se sitúa en los antípodas de la curiosa tesis de Zapatero, según la cual "es el ser humano el que merece adoración".

Mientras en nuestro país se siguen publicando libros de muy poco calado con mensajes contrarios a toda suerte de trascendencia, nos llega la declaración de Anthony Flew, considerado por muchos como el más conocido filósofo ateo del mundo. Flew ha cambiado su modo de pensar y ahora publica un libro con este contundente título: Dios existe. Según este destacado pensador contemporáneo, Dios ha creado el mundo y la complejidad de los seres vivos, en particular, no podría explicarse sin la acción de un Espíritu que está en el origen de la inteligibilidad de la naturaleza. Y nosotros sin enterarnos.

La libertad de pensamiento y de expresión constituye la gran conquista occidental, que hoy día es patrimonio del mundo entero. Todo intento de constreñir ese pensamiento que se atiene exclusivamente a la evidencia supone un atentado contra la dignidad de la persona humana. Confundir la enseñanza con el adoctrinamiento y la información con la propaganda implica un retroceso en lo que constituye la base de nuestra civilización. Donde está el espíritu, allí se encuentra la libertad.

SUMARIO

2

"El Jesús de Pagola no es el Jesús de la fe de la Iglesia"

Carta Pastoral del Obispo de Tarazona sobre los errores de un libro sobre JESÚS, Navidad 2007

El libro de Pagola hará daño

Carta Pastoral de Mons. Demetrio Fernández, obispo de Tarazona,

a propósito del libro de J.A. Pagola

Me llegan noticias de que el libro de J.A. Pagola (Jesús. Aproximación histórica, PPC, Madrid 2007, 544 pp) se está vendiendo como rosquillas. Incluso en una de mis visitas pastorales de hace pocos días, quisieron regalármelo como el mejor de los presentes. Así se lo habían sugerido en la "librería religiosa" de turno.

En nuestra hoja diocesana, común para todo Aragón (16.12.2007, p. 7), venía publicitado y recomendado como libro de formación. En muchas comunidades religiosas, es el regalo obligado de Navidad para una hermana o para la madre superiora, que lo pondrán disposición de todas, como el libro de moda. No han faltado diócesis, incluso, en donde se ha hecho una presentación cuasi oficial de la obra, sembrando confusión en tantos fieles católicos. Algunos curas de mi diócesis me han preguntado perplejos por esta obra.

Si de un libro bueno se tratara, la difusión me alegraría, porque se trata de dar a conocer a Jesús. Pero leyendo detenidamente su contenido, me produce profunda preocupación que este libro se difunda tanto, y precisamente en torno a la Navidad. El "Jesús" de Pagola no es el Jesús de la fe de la Iglesia.

Este libro, que se lee con gusto por el buen estilo literario de su autor, sembrará confusión, también en mi diócesis, pequeña y humilde, que vive influenciada como todas por los fenómenos de masas, tantas veces provocados con gran aparato mediático.

Muchos de sus lectores no tendrán elementos de juicio, y confían que sus pastores les alerten de los peligros que pueden acechar su fe en Jesucristo, el Jesús que anuncia la Iglesia y que es el único salvador de todos los hombres. Movido por esta inquietud pastoral, escribo estas notas que no pretenden ser exhaustivas y animo a otros, pastores y teólogos, a que examinen con atención este libro que tanta difusión está teniendo, y que tanto daño puede hacer a nuestros fieles, sobre todo a los más sencillos.

Es un libro que presenta a un Jesús vaciado y rellenado, según la técnica de la desmitologización promovida por R. Bultmann, y que otros autores han seguido en las últimas décadas: E. Schillebeecx, J. Sobrino, etc. cada uno a su manera. Se trata de aplicar acríticamente el método histórico-crítico (en sí mismo válido, pero que tiene sus límites) e ir seleccionando aquello que cuadra con el a priori que uno se ha formado.

Por este camino podemos presentarnos un Jesús a nuestra medida y a nuestro gusto, según la moda del momento, y hacerlo además con argumentos de crítica histórica. Pero ese Jesús debe someterse críticamente a la fe de la Iglesia. Dicho de manera sencilla, se presenta un Jesús en el que se seleccionan rasgos, se amplían otros, se suprimen bastantes, sin ninguna referencia a la fe de la Iglesia, que de manera viva nos ha transmitido a lo largo de los siglos el Jesucristo auténtico, el único que puede salvar.

Hay un silencio total sobre la reflexión que a lo largo de la historia ha realizado la Iglesia, particularmente en los siete concilios ecuménicos de la Iglesia indivisa a lo largo del primer milenio. Es como si la Iglesia hubiera adulterado el mensaje y tuviéramos que acudir a las fuentes más puras para reencontrar al Jesús perdido, y todo ello so pretexto de historicidad.

Esto me suena al prejuicio de A. Harnack (1851-1930), historiador protestante liberal, maestro de R. Bultmann (1884-1976). Por el contrario, la monumental obra del católico A.Grillmeier (1910-1998), honrado con la dignidad cardenalicia en sus últimos años por Juan Pablo II, ha demostrado minuciosamente que la fe de los primeros concilios (sobre todo, Nicea, Éfeso y Calcedonia) ha sido una obra impresionante de deshelenización de la fe.

Es decir, cuando la fe sobre Jesucristo ha corrido peligro de ser asfixiada por el helenismo que era la ideología de la época, la Iglesia en Nicea (325), Éfeso (431) y Calcedonia (451) ha devuelto esa pureza de la fe, proclamando las definiciones que rezamos en el credo.

Las definiciones de los concilios, por tanto, no son encorsetamiento de la pureza evangélica en fórmulas dogmáticas que nos distancian del auténtico Jesús histórico, sino que, gracias a tales concilios, ha llegado hasta nosotros la pureza de la doctrina predicada por Jesús, ha llegado hasta nosotros la imagen auténtica de Jesús de Nazaret.

La Iglesia de todos los tiempos, también la Iglesia de nuestros días tiene esta preciosa y grave responsabilidad: la de rescatar a Jesús de las ideologías de moda y presentar el auténtico Jesús, el Hijo eterno de Dios hecho hombre, el Cordero de Dios que ha derramado su sangre por nosotros y por todos los hombres, para el perdón de los pecados, el Jesús de Nazaret que nos presentan los evangelios y los demás escritos del Nuevo Testamento, el que la Iglesia ha presentado a lo largo de los siglos como el único salvador de todos los hombres.

Jesús es Dios, sabe que es Dios y habla continuamente de ello. J.A. Pagola elude este aspecto fundamental del perfil de Jesús. A lo sumo, admite que el título "Hijo de Dios" se lo dieron los cristianos tardíos de la primera comunidad. Jesús sería el profeta de la compasión de Dios. La tentación arriana, que ha recorrido la historia del cristianismo reduciendo a Jesucristo a un hombre excepcional, pero que no es Dios consubstancial al Padre, asoma en el conjunto de la obra, pero si Jesús no es Dios como su Padre, no podrá divinizarnos, y la salvación que nos aporta queda diluida simplemente en un buen ejemplo.

Jesús ha tenido conciencia de su muerte redentora. Es decir, ha vivido y ha caminado con plena libertad hacia el momento supremo de entregar su vida en rescate por todos los hombres. La muerte no es un accidente en la historia de Jesús, la muerte para Jesús es el momento supremo de la glorificación por parte del Padre, porque él entrega su vida para el perdón de los pecados. Para J.A. Pagola, Jesús es un terapeuta que acoge al hombre pecador. No hay perdón-absolución, sino perdón-acogida, y es que el autor ha vaciado de contenido el sentido del pecado, como ofensa a Dios, que Jesús restaura con la ofrenda sacrificial de su vida.

Remito a estudios más detallados, que han comenzado a aparecer tras la publicación de este libro de J.A. Pagola. En la página web de la diócesis de Tarazona ( http://www.diocesistarazona.org) aparecen algunas recensiones del libro (J. Rico, J.A. Sayés, J.M. Iraburu, L. Argüello). Nos encontramos ante una presentación de Jesús, que hará daño, sobre todo a quienes no tienen elementos de juicio para leerla críticamente. Es función de los pastores llamar la atención sobre esta presentación de Jesús, que no se atiene a la fe de la Iglesia. Que la luz del Verbo encarnado disipe todo tipo de tinieblas, sobre todo las que pueden cernirse sobre la figura de Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre.

+ Demetrio Fernández, obispo de Tarazona, Navidad 2007

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Mons. Demetrio Fernández es doctor en teología dogmática, y ha sido profesor de Cristología y Soteriología en el Instituto Teológico "San Ildefonso" de Toledo durante 27 años, antes de ser promovido al episcopado.

SUMARIO

3

"Las estadísticas del aborto ocultan la nacionalidad y sus causas"

Reportaje de SANTIAGO Mata en La Gaceta de los Negocios

8 de enero de 2008

El 97% de los abortos alega peligro para la salud; Baleares dice que en el 99% de estos casos "no consta la causa". Tampoco se dice nunca cuándo lo paga el contribuyente.


Madrid. Las estadísticas del aborto se publican tarde y mal. Nos dicen el lugar de residencia de las mujeres que abortan, su nivel de estudios, el número de hijos que tienen, si han abortado antes, si estuvieron informadas acerca de los métodos de planificación familiar, su edad, la edad del niño que no tuvieron y la forma como se le mató, su situación familiar y laboral... Pero ni una palabra sobre su nacionalidad -a pesar de que las estadísticas regionales indican que aproximadamente la mitad son extranjeras-, nada sobre las causas reales del aborto -a pesar de que las asociaciones que atienden a estas mujeres (como la de Víctimas del Aborto) aseguran que en más del 85% es por abandono por parte de la pareja (del hombre). Una forma de violencia de género por lo visto irrelevante. Tampoco dicen si paga el contribuyente: Las estadísticas, conservadoras ellas, quieren dejar la cosa como está, y mejor si además, por publicarse con retraso (son de 2006) y cuando nadie lee (vacaciones), nadie se entera. Hay que ser un lince para percibir la realidad entre las 198 páginas del Informe IVE 2006 del Ministerio de Sanidad.

Las cifras de las cinco Comunidades que publicaron los datos del aborto en 2006 antes que el Ministerio se han visto reducidas en un 7%, pero no es probable que el total de 101.592 abortos sea menor que la suma total, sino que el Ministerio no se preocupa de aclarar que existe una emigración abortista: Cataluña ya había precisado que de sus 21.976 abortos sólo 20.030 eran de residentes, una cifra incluso inferior a los 20.123 que da el Ministerio. Este fenómeno suaviza el aborto en Madrid, la Comunidad donde más se aborta (22.723 abortos registrados en 2006), pero que descontando los 3.481 abortos de no residentes dan un aumento respecto a 2005 del 10,9%, o sea casi igual al 10,8% nacional.

Tras la cifra del 97% de abortos que alegan peligro para la salud de la madre se esconde una causa que no es causa: así lo dice abiertamente Baleares al precisar que de 2.665 casos en que se alegó ese motivo, sólo en 11 había una "patología psiquiátrica o drogodependencia", en 10 había "causas orgánicas" y en el 99% de esos casos (2.644) "no consta la causa". Esto explica que los médicos que se suponen serios, los de la Seguridad Social, sólo hagan el 1,4% de los abortos que alegan peligro para la salud, frente al 38% de los que alegan deformaciones en el feto. Pero estos datos hay que buscarlos con lupa.

SUMARIO

4

" Te perdono mamá, duerme tranquila..."

redacción de ELVIRA oliva lópez, alumna de 16 años del colegio aura, tarragona

Nos gustaría convencerles de la heroicidad que supone deshacerse de un niño.

¡Señoras y señores, sean bienvenidos, una vez más, al Gran Circo Esperpéntico de la Vida! Como muy bien sabrán, este espectáculo se basa, principalmente, en arrebatarles su libertad, en el dominio incondicionado sobre ustedes y que salgan del mismo con ese orgullo falso de creer saber la verdad.

Queremos penetrar en sus mentes, confundirles, manipularles para que afirmen rotundamente aquello que nos interesa que afirmen. De este modo, colaborarán con "La Organización de Interesados y Egoístas", para que consigan sus propios fines, teniendo en cuenta que lo que se maneja detrás de ellos es el poder, el dinero y un deseo desmesurado de controlar sus vidas.

El tema de hoy es el aborto. Ese acto tan noble y generoso del que ya hemos conseguido que participen innumerables mujeres de todas las edades. Nos gustaría convencerles de la heroicidad que supone deshacerse de un niño que nunca contemplará los ojos de su madre y de la felicidad que eso conlleva.

Tengan en cuenta que esos niños nunca tendrán la oportunidad de expresarles la desbordante alegría de haber sido asesinados.

Tampoco les agradecerán el haberlos librado de ver el cielo azul, las estrellas, de escuchar música, de sentir el amor, de prendarse de los campos verdes del verano…

Una vez acaben con ellos sentirán en su interior el vacío característico de un abismo, y pasarán su vida recordando el día de su cumpleaños; pero no sufran, será mucho más gratificante saber que podrán hacer tantos viajes como deseen, o que podrán seguir viviendo sin esos "problemas" que les impedirían hacer aquello que les apeteciera en cada momento.

Hoy en día, además, disponen de maravillosas opciones para llevar a cabo un aborto. Una de ellas es eliminar la primera y humilde célula de su hijo con una simple pastilla. ¿Saben de lo que les hablo, verdad? Esa célula que se crea después de una noche de alcohol o irresponsabilidad que todo el mundo, como les hemos hecho creer, niega que sea una persona.

Eso sí, por favor, no dejen que otros decidan por ustedes el momento a partir del cual "esa célula" empieza a ser persona. Doy por descontado que saben que empezará a ser humano cuando lo decidan sus padres y que sólo ellos tienen esa capacidad.

La siguiente opción, pensada para las valientes, es regalarle al bebé la agradable sensación del desgarro despiadado y lento de una trituradora hasta que su cuerpecito se rinda y sus llantos enmudezcan; eso sí, para mayor satisfacción personal, elijan esta opción cuando su cuerpo esté ya formado del todo. De este modo, quien sabe, quizá hasta sientan que su bebé se aferra con fuerza con sus bracitos al vientre para pedir inútilmente una oportunidad.

Para las que crean que estos métodos no son lo bastante buenos, pueden optar por extraerlos del vientre y dejarlos al amparo de un contenedor, entre la basura y la tristeza. Pero no abusen demasiado de esta opción ya que supondría un esfuerzo económico para los ayuntamientos sumar otro contenedor, encima no-reciclable, con el rótulo "Para bebés".

En resumen, elijan la opción que elijan, el propósito del número de hoy es que se convenzan de que no es bueno tener valores y que pensar en la comodidad de uno mismo es esencial para llegar a la felicidad fugaz terrenal.

Además, todos los niños que consigan matar piensen que van al cielo, como dicen los llamados católicos, y que según su religión, sus bebés las mirarán con cariño y dulzura desde arriba, rezarán por ustedes, llorarán al verlas tristes, las amarán con todas sus fuerzas, incluso pedirán a Dios que las lleve junto ellos y no dejarán de hacerles favores durante sus vidas, ¿no?

No me gustaría despedirme sin antes darles el secreto para la completa felicidad: por las noches, cuando su habitación se sume en la más profunda oscuridad y amargura escuchen atentamente, y ya verán como consiguen sentir en su cara el beso tierno y caliente de su bebé y que bajito le susurra al oído:

"Te perdono mamá, duerme tranquila" .

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5

" No forniquéis con los reyes de la tierra "

artículo de juan manuel de prada en abc

4 de enero de 2008

EL multitudinario acto en defensa de la familia cristiana celebrado recientemente en Madrid ha provocado la reacción destemplada, muy en la línea del más atrabiliario temperamento hispánico, de la facción socialista. Abrió fuego José Blanco, ese híbrido entre el inspector Javert de «Los miserables» y el Polichinela de la commedia dell´arte, quien en declaraciones a una emisora de radio, tachó de «intolerables» las palabras pronunciadas allí por algunos cardenales españoles (siempre me sorprende que sean los expendedores a granel de tolerancia quienes a la vez nos prescriban lo que no debe tolerarse). Asimismo, consideró que tales palabras constituían «una intromisión directa en la campaña electoral» de las jerarquías eclesiásticas: «Me dio la impresión -añadió Blanco, en pleno delirio alucinógeno- de que estábamos en un acto del PP presidido por cardenales».

El facundo Mariano Fernández Bermejo ha sacado en romería el «nacionalcatolicismo», fantasma del que sabe mucho por vía consanguínea. El vanilocuo Chaves, dándoselas de moderno, ha tildado a los cardenales de arcaicos e integristas, y Zapatero ha soltado sus habituales delicuescencias insidiosas. Finalmente, la Ejecutiva Federal del Partido Socialista ha evacuado un comunicado muy lustrosamente barnizado de la consabida roña progre al que, en un alarde imaginativo, ha puesto el título de «Las cosas en su sitio». Por supuesto, ese sitio no es el que por naturaleza le corresponde a las cosas, sino el que los socialistas caprichosamente le adjudican, que para eso son los repartidores oficiales de bulas y anatemas. En el mencionado texto se afirma que las manifestaciones de los cardenales son de «contenido político» -extremo que a continuación refutaremos- y que «no hay más legitimidad que la legitimidad constitucional». Aseveración ésta última que podría discutirse con argumentos de filosofía del Derecho; pero que, desde luego, los cardenales no han entrado a discutir: su denuncia de ciertas actuaciones legislativas se basa, precisamente, en su incongruencia con la letra y el espíritu de varios preceptos constitucionales. Las invectivas de los socialistas participan de un estilo tan doctrinario y tosco que actúa como repelente del debate de ideas y acicate del rifirrafe banderizo. Haremos aquí un esfuerzo por elevar el tono de la polémica; empeño que -tampoco vamos a echarnos flores- será harto sencillo, pues el nivel de los socialistas es subterráneo.

¿Cuáles son las declaraciones cardenalicias que han levantado tanta roncha entre los repartidores de bulas y anatemas? El cardenal Rouco afirmó: «Nos entristece tener que constatar que nuestro ordenamiento jurídico ha dado marcha atrás respecto a lo que la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas reconocía y establecía hace ya casi sesenta años. A saber: que la familia es el núcleo natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a ser protegida por la sociedad y el Estado«. Y el cardenal García-Gasco apostilló : «La cultura del laicismo radical es un fraude y un engaño, porque no constituye nada, sólo conduce a la desesperanza. Por el camino del aborto, del divorcio exprés y de las ideologías de género que pretenden manipular la educación de los jóvenes no se llega a ningún destino digno del hombre y de sus derechos. Por ese camino no se respeta la Constitución de 1978 y nos dirigimos a la disolución de la democracia». Quizá podríamos reprocharle jocosamente a García-Gasco, desde un punto de vista retórico, el forzadísimo oxímoron «cultura del laicismo radical», pues el laicismo radical, en su afán despersonalizador, postula la destrucción de toda cultura verdaderamente humana. Pero el diagnóstico de ambos cardenales, válido desde luego para España, constituye una radiografía penetrante y sintética del mal que hoy corroe a Occidente: un mal que, disfrazado bajo los ropajes de la democracia formal, anhela la abolición del hombre, el despojo de lo que es más intrínsecamente humano y la instrumentalización de nuestros derechos más inalienables. No acertamos a comprender dónde está la «intromisión en la campaña electoral» que denunciaba Blanco; salvo que, en un época tan indigna, la mera vindicación de la dignidad del hombre se pueda interpretar como rasgo de electoralismo.

Los socialistas pretenden hacernos creer que los cardenales «se meten en política», un ámbito que no les compete. Enseguida los politiqueros han recordado esa sentencia evangélica que suelen enarbolar quienes nunca leen el Evangelio: «Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios» (Mt 22, 21). Pero, ¿qué es lo propio del César? Las cosas temporales, las realidades terrenas; pero no, desde luego, «los principios de orden moral que surgen de la misma naturaleza humana» (Dignitatis Humanae, 14c). La misión que Cristo confió a su Iglesia no es de orden político, económico o social, pero «comprende los fundamentos éticos del orden temporal», e incluye el poder dar juicios sobre la moralidad de concretas situaciones y actuaciones temporales (Gaudium et Spes, 76c). No nos hallamos ante una «intromisión» de los cardenales españoles en los asuntos del César, sino ante una denuncia de las tropelías del César, que en su soberbia no vacila en pisotear los fundamentos éticos del orden temporal.

«Nadie que se dedica a la milicia se enreda en los negocios de la vida, si quiere complacer al que le ha alistado» (II Tim, 2, 4). El hombre religioso, ciertamente, no debe enredarse en asuntos terrenales. Pero existe una confusión creciente, auspiciada por la soberbia del César, en torno a lo que debe considerarse dominio político y dominio religioso. Si la política se enreda en cosas temporales, los curas no deben meterse; mas si la política toca cosas no temporales (como el aborto, el divorcio o la enseñanza religiosa) entonces deben meterse; estarían dimitiendo de su ministerio si no lo hicieran. El amor vigoroso a la patria, conscientemente abrazada en fe y esperanza, puede ser una expresión religiosa: a fin de cuentas, amamos a Dios a través de sus criaturas, a través del prójimo; y no hay prójimo más próximo que el compatriota. Es cierto que los Estados son creaciones humanas, y que algún día serán instrumentos del Hombre de Pecado, Hijo de la Perdición, del que nos habla San Pablo (II Tes, 2, 3-4); pero mientras haya resquicio para la esperanza es obligación del católico -y no digamos de sus ministros- propugnar los valores sociales, morales y culturales que la luz civilizadora de la Iglesia trajo a Occidente. Como escribió Verlaine, L´amour de la Patrie est le premier amour / Et le dernier amour apr_s l´amour de Dieu; y el católico, sin llegar a confundir el amor a Dios con el amor a la patria, debe amar a su patria «en su ruina y degeneración», como nos pedía C. S. Lewis, pues amar a una enferma nace de la compasión y no puede rendir sino sacrificios, y el amor compasivo y sacrificado es expresión del amor a Dios. Así amó Jesús a Jerusalén, llorando sobre ella (Lc 19, 41-44); y su amor compasivo y sacrificado no se expresó con requiebros merengosos, sino con muy ásperas admoniciones. Las palabras de los cardenales Rouco y García-Gasco en la plaza de Colón fueron reflejo fiel de ese amor de Jesús a Jerusalén.

La política fue, allá en su origen, una pasión salvaje de mando; y la luz civilizadora del cristianismo la moralizó. El neopaganismo de nuestra época pugna por devolver la política a ese estado de salvajismo primigenio; y la obligación de la Iglesia es proseguir su empresa moralizadora. Que la Iglesia debe respetar los gobiernos legítimos es indudable; pero mucho más debe respetar la Palabra de Dios y su misión propia, que no es sino predicar sin miedo esa Palabra sobre los terrados (Mt. 10, 27). La Palabra nos enseña que fuimos llamados por Dios desde el vientre de nuestra madre, y por eso la Iglesia debe pronunciarse contra el aborto. La Palabra también nos enseña que hombre y mujer formarán una sola carne, y por eso la Iglesia debe pronunciarse contra el divorcio y contra las legislaciones que tratan de desnaturalizar el matrimonio y la familia. Y, en fin, hemos escuchado a Jesús decir: «Dejad que los niños se acerquen a mí, no se lo impidáis», y por eso la Iglesia debe pronunciarse contra una educación que impida o estorbe este acercamiento. Las jerarquías eclesiásticas no deben inmiscuirse en asuntos terrenales, porque eso sería tanto como «meterse en política»; pero uno de los peores modos de «meterse en política» sería que la Iglesia bendijese, por acción u omisión, la intromisión del César en los asuntos que son de Dios. El día en que la Iglesia hiciese esto se habría convertido en esa «gran ramera que fornica con los reyes de la tierra» de la que nos habla el Apocalipsis. Esa iglesia farisaica y corrompida, puesta de rodillas ante el César, es la que anhelan ciertos políticos; quienes amamos a la Iglesia de Cristo aplaudimos el coraje mostrado por los cardenales Rouco y García-Gasco.


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