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lunes, 23 de febrero de 2009

Slumdog Millionaire. Razones para 8 oscars


articulo de ana sanchez de la nieta / www.aceprensa.com /

lunes 23 de febrero de 2009

Hollywood le ha concedido 8 Oscars, incluido el de mejor película. Se llama Slumdog Millionaire y lleva cosechando premios desde su estreno, en el festival de Toronto, donde consiguió el premio del público. La cinta triunfó en los Globos de Oro (película, director, guión y música) y en los BAFTA (película, director, guión, música, fotografía, montaje y sonido).

Una película de pequeño presupuesto –apenas 15 millones de dólares–, sin actores conocidos, que estuvo a punto de no estrenarse y lanzarse directamente en DVD, es la película que encandila estos días al mundo, donde lleva recaudados más de 130 millones de dólares. La historia de la génesis de esta película es lo más parecido a su propio argumento: el chico pobre de las chabolas que gana 20 millones de rupias en un concurso de la televisión.

"Es el destino –señala Danny Boyle–, como dicen en la India. Lo cierto es que tuvimos problemas. El proyecto empezó muy poco a poco, y al principio parecía que iba a ir mal. El presupuesto era de 7 millones de libras, que es el máximo que se podía conseguir sin tener una estrella en el reparto... No era un proyecto sencillo, pero luego la cosa cambió. J.K. Rowlings podría decir lo mismo, pues veinte editores rechazaron la publicación de la primera novela de Harry Potter. Y los Beatles también podrían hablar de eso... Es el destino".

La recepción del público ha sido otra sorpresa para el realizador británico. "La primera vez que vi la película fue en Toronto, y me quedé asombrado por la reacción del público. Creo que es porque el protagonista es un 'don nadie', un perro del suburbio, que llega a lo más alto. Y todo el mundo quiere pensar que esto es posible. Por otra parte, el dinero no le importa tanto, es el amor. En el fondo, esta película habla de encontrar la felicidad", afirma Boyle.

Pero, además de al público, la película ha seducido a la crítica y a la Academia de Hollywood, que el 22 de febrero le ha dado 8 estatuillas de las 9 a las que era candidata (en una de ellas, dos veces, por sendas canciones de A.R. Rahman).

Mejor guión adaptado

"Los guiones son como perros sin dueño: te siguen hasta que los llevas a casa", sentencia Boyle. El guión que persiguió y atrapó a Boyle es la adaptación hecha por Simon Beaufoy de la novela ¿Quieres ser millonario?, de Vikas Swarup, un diplomático indio que publicó este título en el año 2005. El trabajo de Beaufoy (que fue el guionista de The Full Monty) da para una tesis doctoral, como reconoce el propio Boyle: "Simon hizo una estupenda adaptación porque la novela es muy rígida: doce capítulos que empiezan con una pregunta y terminan con una respuesta. Tal como estaba, era imposible hacer una película".

Pero la reescritura de Beaufoy no solo ha afectado a la presentación formal de la historia. El británico no ha dudado en remover los cimientos y ha reescrito por completo el argumento. "Simon utilizó de la novela de Swarup la idea central; todo lo demás está añadido". Efectivamente, Beaufoy toma de la novela el concepto del concurso y un par de anécdotas (la de los mendigos, los guías del Taj Majal y poco más).

El resultado de esta aparente traición al texto ha sido magnífico. Y si en la mayoría de los casos son las novela las que ganan la partida a las películas, en este caso ocurre justamente lo contrario. La novela de Swarup es una sucesión de relatos de gran viveza pero algo inconexos y sobre todo de muy poco vuelo antropológico.

Swarup ofrece su visión de la India a través de una narración abigarrada de episodios sórdidos –en los dos primeros capítulos hay tres abusos homosexuales a los que luego se unirán varios asesinatos, violaciones, palizas e iniciaciones sexuales en burdeles, relatadas con cierta contención e ironía– que hacen desconfiar de la condición humana y convierten al protagonista en un hombre.

En el fondo, ¿Quieres ser millonario? es la historia –mil veces contada- de la supervivencia de un chico corrompido en un ambiente mucho más corrupto que él. El balance es positivo, pero el vuelo, bajo.

Sorprendentemente, Beaufoy decide arriesgar, y sin dejar de reflejar la sordidez que acompaña a la infancia y adolescencia del joven (a veces crudamente retratada), opta por contar otra historia: la del chico que, en un ambiente corrupto, mantiene la bondad y la inocencia gracias, en gran parte, al poderoso motor de un amor por el que es capaz de soportar cualquier sacrificio. Swarup escribió una historia de supervivencia con una pequeña historia de amor; Beaufoy ha reescrito una arrebatada historia de amor con algunos gramos de lucha por la supervivencia.

Esta decisión ha costado a Beaufoy más de un quebradero de cabeza. El guionista confesaba en una entrevista que "es muy diferente comenzar con una idea propia y desarrollarla que tener que adaptarla. Es como recibir en casa un paquete con un traje con unas partes que se ajustan y otras que no. Es como hacer la maleta de otro. Pero de algún modo tienes que convertirla en tu propia maleta".

Entre otras cosas, Beaufoy tuvo que desdoblar el personaje principal de la novela en dos (Jamal y Salim) para ofrecer al director la oportunidad de mostrar cómo las elecciones que se toman en la vida llevan a una persona por uno u otro camino. Ambos hermanos están expuestos a la violencia y a la muerte desde pequeños, pero cada uno responde individualmente; uno permanece con su bondad inherente, el otro se adentra en un camino de brutalidad.

Con este discurso, mucho más rico y positivo, donde además cabe la redención, la historia gana enteros. Habrá quien reproche el descarado y quizás ingenuo optimismo, pero lo cierto es que donde la novela apenas despegaba, la película vuela altísimo.

Mejor director

Danny Boyle es un tipo de curiosa filmografía, muy difícil de encasillar, un auténtico experimentador de géneros. Arrasó en 1996 con Trainspotting, un negro y certero retrato de un joven drogadicto, considerada hoy una película de culto. La cinta le abrió las puertas de Hollywood, rodó allí la floja La playa y regresó a Inglaterra. Allí volvió a hacer diana con un film de terror: 28 días después, experimentó con la ciencia ficción en Sunshine y rodó una pequeña obra maestra de radical originalidad y, como él, inclasificable, Millones.

"Siempre me gusta partir de cero, me gustaría no saber nada. Creo que la primera película es siempre la mejor. Siempre quiero hacer cosas nuevas, pero la verdad es que muchas veces vuelves a lo mismo. Hay una escena en este film que recuerda a la escena del váter de Trainspotting, y también en Millones los protagonistas eran dos hermanos, con uno que quiere dinero y con otro al que le da igual, lo mismo que en Slumdog Millionaire".



Realmente, Slumdog Millionaire tiene más que ver con Millones que con Trainspotting, aunque en toda la producción de Boyle hay una búsqueda –errada a veces, acertada otras– de la felicidad. En sus dos últimas películas, Boyle ha rodado con niños. "Creo que los niños son grandes actores y que lo estropean todo cuando son adultos –afirma el realizador–. La actuación de los chicos fue brillante, también porque en Bombay el cine es muy próximo a la gente. Cualquier chaval te puede hacer un baile tipo Bollywood, o adoptar el gesto de un actor. Es algo innato. Pero lo que más me fascinó es que fueran capaces de comprender conceptos que yo pensaba que no entenderían por ser muy pequeños, como, por ejemplo, la traición".

Boyle ha hecho un magnífico trabajo de dirección de actores. Al protagonista, Dev Patel, un joven londinense, lo descubrió la hija de Boyle porque actuaba en una serie de televisión inglesa. "Es un auténtico cómico –afirma Boyle–. En la serie es divertidísimo y cuando lo conocí no podía estar más serio: así son los cómicos". En cuanto a los niños, Boyle se encontró con la barrera del idioma; de hecho, parte de la película se rodó en hindi porque los niños no dominaban el inglés y su interpretación en esta lengua era afectada.

"Dos de los niños son de familias muy pobres y el otro no. Ahora los dos están yendo al colegio por primera vez gracias a la película. Les estamos pagando su educación desde junio. Y cuando cumplan 18 años hay una importante suma de dinero preparada para ellos. Si les damos el dinero ahora, cosa que podríamos hacer con lo que ha ganado la película, se volatilizaría. Es mejor pagar su educación hasta su mayoría de edad y luego darles el dinero. La película habla de que lo que aprendes en la vida te sirve y que con eso puedes ganar dinero, pero es importantísima también la educación".

Mejor montaje

Desde los primeros minutos de la película, Danny Boyle demuestra que no tiene miedo a un montaje fragmentado que da saltos en el tiempo, que muestra tomas imposibles, que juega con los puntos de vista. En el vigoroso ritmo de la cinta y en su aparente despreocupación por el encuadre, el espectador percibe además que el director se lo está pasando en grande.

"Rodar la película fue fantástico –señala Boyle–, pero montarla fue increíble. En la película hay cinco momentos bien diferenciados: cuando el niño es pequeño, cuando tiene diez años, cuando es adolescente, cuando está en la televisión y cuando está en la policía. Sin embargo, en el film, no hemos usado ningún efecto, ni barridos hacia delante o hacia atrás, ni fotogramas en blanco, nada. El tiempo en la película pasa como pasa en la mente, va y viene. Teníamos la sensación de que la película se montaba sola, era todo muy fácil y muy rápido. La montamos muy deprisa, y creo que se trata del mejor montaje de mis películas".

Mejor fotografía

Parte del arrebatador hechizo de Slumdog Millionaire es una cuidadísima fotografía que, en su desesperado intento de evitar el preciosismo... resulta definitivamente preciosa. Boyle ha vuelto a contar con Anthony Dod Mantle, con el que trabajó en 28 días después y Millones. Dod Mantle es el responsable además de la fotografía de Dogville, Manderlay y El último rey de Escocia.

Mejor sonido

Slumdog Millionaire aspiraba a premio en las dos categorías de sonido: Mejor sonido, que se refiere a la unión armoniosa de las voces, los sonidos de los objetos y la banda sonora, y mejor edición de sonido, donde entra también la creación de efectos. Ha ganado en la primera categoría, pero no en la segunda.

Para Danny Boyle, el cuidado del sonido ha sido otro modo de reflejar con realismo la vitalidad de la India. "Es una ciudad muy extrema: todo se mezcla, hay acontecimientos terribles y de repente todo se calma", sentencia.

Mejor músicay mejor canción

Dentro del peculiar universo fílmico de este director, que adora la estética del videoclip, la música ocupa un lugar vital. "Me encanta la música y por eso disfruté mucho utilizando la banda sonora en esta película como lo hacen en el cine de Bollywood. En Occidente ponemos la música por detrás para que empiece suavemente con las imágenes y vaya subiendo lentamente. Allí hacen lo contrario: la ponen delante, entra de lleno, bruscamente... me fascina", señala Boyle.

La música es obra de A.R. Rahman, conocido compositor muy apreciado en Bollywood, que ha ganado dos Oscars por su trabajo en Slumdog Millionaire: mejor música y mejor canción, Jai Ho. También era candidato al Oscar en esta segunda categoría por otra canción de la misma película, O Saya.

Mejor película

La crítica, a través de los premios, ya se ha pronunciado y muchos no han dudado en afirmar con contundencia que es la mejor película de la década, lo que de momento es lo mismo que decir del siglo. El público ha respondido también con entusiasmo. Solo quedaba comprobar si la todopoderosa Academia de Hollywood decidía premiar la cinta. Y así ha sido, como parece que era el destino de esta pequeña película que casi no llega a estrenarse.

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