entrevista de la agencia efe a federico lombardi, portavoz del papa / www.abc.es / lunes 15 de noviembre de 2010
Pedir ayuda para la familia no es una ofensa a nadie»
Afirma que en el vuelo a España el Papa «hizo referencia a los años treinta, pero sin establecer un enlace». Su intención «era expresar el deseo de que no haya choque sino un respeto recíproco»
Pocos trabajos hay tan difíciles y delicados como ser portavoz del Papa. Y sin embargo, el padre jesuita Federico Lombardi es un hombre sereno que realiza con gran acierto la tarea de explicar el mensaje de Benedicto XVI incluso a quienes a veces no quieren entenderlo. En una larga conversación con ABC, este matemático, teólogo, escritor y periodista desgrana las claves del viaje a nuestro país.
¿Cuál es el balance de la visita del Santo Padre a España?
Es un balance muy positivo, que corresponde a las expectativas del viaje. El Papa ha participado en dos actos muy hermosos —el Año Santo Compostelano y la dedicación de un templo extraordinario—, cuyo alcance va mucho más allá de España y se extiende a la Iglesia universal.
¿Y personalmente para el Papa?
Han sido dos momentos que han implicado personalmente al Papa en su espiritualidad y en su vida personal, pues tanto la peregrinación a los lugares de referencia de la cultura y la espiritualidad cristiana en Europa como la síntesis de fe y arte lograda por Gaudí son dos temas que le resultan muy familiares.
Para un Papa amante de la liturgia, la Sagrada Familia tiene un atractivo especial…
Celebrar la dedicación de ese templo extraordinario ha sido, en mi opinión, un punto ideal, culminante del ministerio del Papa como sacerdote, como Pontífice y como maestro de la comunidad de la Iglesia. Es difícil imaginar un momento más expresivo del Pontificado y de los temas de su Pontificado, sobre todo cuando la dedicación del templo se une a la peregrinación.
Algunos no han entendido bien el comentario del Papa durante el vuelo sobre los rebrotes de laicismo. ¿Cuál era el sentido?
El sentido es muy claro, pues son temas que ha tratado ya en viajes a Francia, República Checa y el Reino Unido. El Papa los aborda con una actitud muy positiva, es decir, presentando el servicio que la Iglesia hace con su anuncio como una contribución al bien de la sociedad y de la humanidad de nuestro tiempo. Esta contribución puede, a veces, plantear una dialéctica de tensión, pero se trata de buscar el modo de superarla, con el objetivo de aportar una síntesis positiva a la vida de la sociedad.
¿Conoce el Papa la carga emotiva que todavía tiene el recuerdo de los años treinta?
Benedicto XVI comprende los matices de la historia de cada país, y ha comentado aspectos volando hacia Estados Unidos, hacia Francia, etc. Lo ha hecho también viajando hacia España. Ha puesto de relieve la profunda y riquísima tradición cristiana y la contribución de España al desarrollo del cristianismo, sobre todo en la época moderna con grandes santos como Ignacio de Loyola, Teresa de Ávila y otros. Y ha recordado, con la misma honradez, que ha habido por desgracia tiempos de tensión, con un componente anticlerical o anticatólico que se ha hecho presente a veces con fuerza.
Pero ahora no hay violencia física…
El Papa hizo una referencia a los años treinta pero sin establecer un enlace entre los años treinta y hoy. Ha recordado que también hoy el componente de carácter laicista tiene una presencia dinámica y sensible. Hay elementos de tensión, pero el Papa ha hablado del deseo de que no haya un choque sino un encuentro. Esa tensión debe dar lugar a una síntesis en el respeto recíproco. Esta era, desde luego, la intención de sus comentarios.
¿Se puede decir que miraba al futuro más que al pasado?
Desde luego. El Papa mira siempre hacia delante, consciente de los riesgos y de los problemas. No es un Papa que esconda la realidad. Presenta lealmente las posturas de la Iglesia para que sean claras a sus interlocutores, aunque a veces no sean apreciadas. Y esto lo hace siempre con una intención profundamente positiva, como un servicio a la humanidad, convencido de que tomar en serio las propuestas de la fe cristiana son un bien para la sociedad. El Reino Unido las acogió positivamente. Incluso una sociedad pluralista donde hay perspectivas muy distintas puede reconocer la aportación positiva del magisterio del Papa y de las posiciones de la Iglesia.
¿Es posible que el estruendo político en España sea superior al Reino Unido, y eso dificulte entender el mensaje del Papa?
Tengo la impresión de que el problema de la relación con la política es más difícil en los países donde los católicos son más numerosos. Cuando son una minoría, como en los países asiáticos o incluso en el Reino Unido, el problema ni se plantea pues no se les ve como un elemento que entre en el juego de poder. En cambio en países donde los católicos son más numerosos y la presencia histórica de la Iglesia es mayor se plantean equívocos y malentendidos de la Iglesia como poder de este mundo. Y la discusión sobre las posturas políticas que puedan asumir los católicos se hace más viva. Cuando el Papa propone valores que, humana y culturalmente, tienen consecuencias en la vida de la sociedad, no lo hace en busca de poder ni pretende imponerlos. Es siempre una propuesta, no una imposición.
¿Cuál es la actitud del Santo Padre ante las personas que no comparten sus puntos de vista?
Es una persona extremadamente correcta, con grandísimo respeto y grandísima capacidad de escuchar. El Papa es una persona que, ante todo, escucha. Que escucha antes de hablar. Intenta verdaderamente entender lo que piensa el otro. Es un maestro del diálogo. Al mismo tiempo tiene, naturalmente, sus puntos de vista, a nivel personal y como maestro de la Iglesia. Y considera su deber exponerlos de modo claro, de modo inequívoco, de manera que puedan servir para el diálogo.
¿Puede considerarse ofensivo pedir al Estado ayuda para el matrimonio de un hombre y una mujer con hijos que necesite apoyo?
Absolutamente no. No se puede considerar una ofensa. Es un hecho evidente que la familia vive una situación difícil en la cultura y en el mundo de hoy. Difícil por motivos culturales y económicos muy concretos. Y siendo la familia abierta a la vida la célula fundamental de la sociedad, pedir ayuda es pedir algo que contribuye al bien común. Al mismo tiempo, el Papa deja a la autoridad del Estado regular otras situaciones. Pero pedir ayuda para lo que es y siempre ha sido la célula fundamental de la sociedad no es una ofensa a nadie.
El Papa pide libertad para manifestar la fe cristiana en público, ¿la pide también para las demás religiones?
Por supuesto. Cuando el Papa pide libertad religiosa habla de un principio general que vale para todos pues se basa en el respeto de la persona humana y de su libertad en relación con Dios. Por eso las violaciones de la libertad de las otras religiones es algo que nos afecta y nos preocupa.
¿Le ha impresionado al Papa la presencia de jóvenes en este viaje?
Muchísimo. La presencia de jóvenes era evidente en Santiago entre los peregrinos. Peregrinar suscita entusiasmo entre los jóvenes, y cuando Juan Pablo II revalorizó la peregrinación durante la Jornada Mundial de la Juventud de Santiago, su ejemplo encontró mucho eco. Pero también era impresionante la numerosa presencia de jóvenes en Barcelona, y el entusiasmo con que acogieron al Papa. Es una señal estupenda de que la Iglesia en España se moviliza y mira hacia la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid. El Papa ha manifestado su gratitud a las autoridades españolas, incluido el Gobierno, por la colaboración que está prestando. Es uno de los signos positivos de este tipo de encuentros.
Después del viaje a Valencia en 2006 y el de ahora, Madrid será el tercer viaje de Benedicto XVI a nuestro país. ¿Se está volviendo un Papa español?
No hay duda de que está creciendo mucho el conocimiento mutuo. Cuanto más se está con las personas mejor se las entiende y mejor es la sintonía. Sí, se puede decir que el Papa se vuelve más español a medida que pasa más tiempo en España.
Bastantes personas han descubierto a un Benedicto XVI más afectuoso de lo que pensaban…
Sucede siempre así. El Papa es muy respetuoso, atento y gentil. No hace gestos espectaculares. Pero, sobre todo de cerca, manifiesta una atención, un respeto, una intensidad de la mirada y un interés por las personas que impresiona mucho. Aunque sea un hombre de cultura, un intelectual, no es una persona fría. Es, eso sí, una persona discreta.
miércoles, 24 de noviembre de 2010
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