martes, 10 de junio de 2008
Recordará usted que La Sexta emitió, dentro de su serie 'Salvados por' dos polémicas piezas tituladas 'Salvados por la Iglesia' y que consistían en echar unas risotadas a cuenta de los curas, los parroquianos, el Opus y hasta el Papa. El resultado de la receta era irrespetuoso y ofensivo, aunque no más que otros menús que se despachan por ahí. Ahora bien, el programa ha creado el típico «efecto gota»: la que colma el vaso. ¿Qué vaso? El de la paciencia del público católico, que existe, a pesar de que la tele se empeñe en ignorarlo. Tanto que un comentarista televisivo de otro periódico, aunque ajeno a la sensibilidad católica, no dejaba de acusar el golpe: «¿Por qué no facturar, en el mismo tono de escarnio y sandunga y coñita tal y tal y tal, un 'Salvados por el Islam'? ¿Y un 'Salvados por los narcazos del narcotráfico gallego'? ¿Y un 'Salvados por los concejales que hicieron posible el ladrillazo'?».
Y así puestas las cosas, los grupos activistas de católicos hicieron algo que no suelen hacer: cruzada. Escribieron a las empresas que se publicitan en el programa y les manifestaron su intención de no volver a comprar sus productos. El primer resultado fue que la cerveza Heineken dijo ignorar de qué iba el programa y, eso sí, manifestó su intención de no volver a anunciarse en 'Salvados por'. De manera que el segundo estrago sufrido por 'Salvados por la Iglesia', después de la cagalera de 'El Follonero' en el Vaticano -confesada en entrevista pública- ha sido esta marejada publicitaria.
La Sexta ha declarado que «no le consta» tal fuga publicitaria. En el lenguaje diplomático de toda la vida, «no me consta» significa «sí, es verdad, pero a mí no me han dicho nada». El asunto es extremadamente desagradable, pero no deja de tener su lado positivo. Hace pocos días, en una reunión del Observatorio de Contenidos Televisivos y Audiovisuales, Alejandro Perales decía que «la sociedad tiene derecho a opinar sobre los medios de comunicación con su voz y sus ideas, y no sólo con el dedo apagando o encendiendo los diferentes aparatos». Esto que le ha pasado a la Sexta es un perfecto ejemplo de iniciativa popular. '¿Salvados por la audiencia?'
Condenados por la gente.
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