Comentario de diego contreras / www.laiglesiaenlaprensa.com /jueves
11 de agosto de 2010
Hace un tiempo falleció Patricia Neal, ganadora de un Oscar a la mejor actriz en 1964 por su interpretación en la película “Hub”, con Paul Newman (foto). Pocos meses después de recibir el Oscar, Patricia sufrió varios infartos cerebrales que la mantuvieron tres meses en coma. Salió, pero tuvo que volver a aprender a hablar y a caminar. Le ayudó mucho su marido, el escritor Roald Dahl (quien en 1983, y después de cinco hijos y treinta años de matrimonio, la abandonaría por una mujer más joven). Otro drama familiar fue la muerte de una hija de siete años y el accidente de otros hijo de pocos meses, que le produciría una lesión cerebral permanente.
La actriz es conocida también por haber mantenido, a finales de los años cuarenta, un “affaire” con el actor Gary Cooper, veinticinco años mayor que ella, casado y con una hija. Al final, Cooper decidió volver con su mujer, Verónica. Pero Patricia, que tenía 23 años, había quedado embarazada: tomaron la decisión de recurrir al aborto.
La vida de Patricia no fue fácil. Pero cuenta en su autobiografía (1988), según recoger el obituario publicado en The New York Times, que “si tuviera que rehacer una sola cosa en mi vida, tendría ese niño”. Ese sentimiento fue mucho más intenso, pues le llevó a manifestar públicamente en varias ocasiones que todas las noches lloraba por el hijo que no tuvo. En las últimas décadas de su vida fue activa en los movimientos pro-life de inspiración católica. Y es que redescubrió la fe gracias a… Mary, la hija de Gary Cooper y Veronica, de la que llegó a ser buena amiga.
Más información: http://es.wikipedia.org/wiki/Patricia_Neal
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