La Iglesia de Inglaterra sigue encaminándose hacia el cisma. La ordenación de mujeres obispos, la ordenación de obispos homosexuales, las uniones de hecho entre sacerdotes anglicanos -con simulación de una boda eclesiástica- han sembrado la tensión en los últimos años y días. Esa tensión está aumentando con fuerza, en la medida en que se acerca el momento de tomar decisiones, elevando el riesgo de cisma.
Según aseguraba ayer el diario londinense The Times, medio millar de sacerdotes anglo-católicos (anglicanos que aceptan parte de las creencias y liturgia católica) están dispuestos a romper con la Iglesia de Inglaterra si ésta no garantiza que en determinadas parroquias se podrá vetar a las mujeres obispos. Y cerca de 300 obispos anglicanos van a boicotear la próxima conferencia anglicana y se van a reunir en paralelo en Ammán (Jordania), para reafirmar su visión evangelista del anglicanismo y enfatizar su rechazo a la creciente aceptación de la homosexualidad en la Iglesia anglicana.
La tensión se ha exacerbado en los últimos días, después de que dos sacerdotes anglicanos firmaran el registro de las uniones civiles y simularan después una boda gay en el acto religioso de bendición que se celebró a continuación. El acto entre el reverendo neozelandés David Lord y el clérigo inglés Peter Cowell fue celebrado en la londinense iglesia de San Bartolomé el Grande ante 300 feligreses, muchos de ellos sacerdotes anglicanos, e incluyó todo el ceremonial de un matrimonio tradicional: lectura de las Sagradas Escrituras, himnos, eucaristía, intercambio de anillos y promesas de amor eterno.
El servicio fue oficiado por el reverendo Martin Dudley, que ya en 1980 rompió la disciplina eclesiástica al casar a dos divorciados. La ceremonia religiosa -que no boda- es habitual entre parejas que por razones legales no se pueden casar por la Iglesia, como Carlos de Inglaterra y Camila, que se casaron por lo civil por ser divorciados.
La Iglesia de Inglaterra ha abierto una investigación y David Lord ha dimitido de sus responsabilidades en Nueva Zelanda, pero la ceremonia parece haber conseguido el que a juicio de algunos era su verdadero objetivo: provocar a los sectores más reaccionarios de la Iglesia anglicana para demostrarles que los liberales también están dispuestos a luchar por sus ideas.
También batallará por ellas el estadounidense Gene Robinson, el primer homosexual consagrado obispo por los anglicanos de Estados Unidos en 2003. Su presencia en la conferencia que la Iglesia anglicana celebrará el mes que viene en el palacio de Lambeth, en Londres, ha provocado el boicoteo de 280 obispos, entre ellos, los de las provincias anglicanas más conservadoras, como Nigeria, Uganda, Kenya, Ruanda, Tanzania y los del Cono Sur latinoamericano, que se reunirán en paralelo en Jordania.
El obispo de Uganda ha negado que ese plante sea el principio del cisma. Pero la ausencia reducirá a unos 600 la presencia de prelados en la conferencia de Lambeth, la mayoría de ellos de países del más liberal Occidente.
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