Asociación Ronda80. Voluntariado

Blog para los voluntarios de la Asociación Ronda80 y público en general.
Contiene la agenda de actividades para voluntariado organizadas por esta asociación y una recopilación semanal de cinco noticias de interés que se envía por e-mail.

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sábado, 14 de marzo de 2009

Los hogares españoles cada vez más vacios, según el Instituto de Política familiar


IPF/ viernes 6 de marzo de 2009

Los hogares españoles tienen cada vez menos miembros, según muestra un estudio que el Instituto de Política Familiar (IPF) ha publicado esta semana. La media de personas por hogar era de 3,5 en 1981, y en 2007 había bajado a 2,74. El descenso ha sido más pronunciado desde 1991, sobre todo en los años 1996-2002, en que la media se redujo en 0,26 miembros (de 3,19 a 2,93), o sea, la tercera parte del descenso total en menos de la cuarta parte del periodo observado.

El fenómeno resulta más marcado en los extremos. Las familias numerosas (5 miembros o más), que estaban cerca del tercio de los hogares (29,1%) en 1980, se han convertido en claramente minoritarios: el 7,26% en 2007. Los hogares de una sola persona han registrado una evolución inversa, aunque no tan marcada: han pasado del 8,5% en 1980 al 17,55% en 2007.

La caída de la natalidad es una de las principales causas del empequeñecimiento de los hogares. Y la forma en que se ha dado explica la mayor variación en los extremos. En efecto, el descenso de los nacimientos ha registrado una tasa doble para el tercer hijo que para el primero y el segundo. Por el otro lado, la subida del porcentaje de hogares de dos miembros ha sido más fuerte que el descenso de los compuestos por cuatro miembros. De hecho, la mayoría de hogares está formada por parejas sin hijos (3,5 millones, que representan el 21% del total de hogares).

A la vez, la proporción de hogares de tres personas se mantiene estable, lo que concuerda con el ligero repunte de la fecundidad a partir de 1999 (de 1,16 hijos por mujer en 1998 a 1,39 en 2007). En esta recuperación de la natalidad predominan los primeros y segundos hijos, lo que refuerza la tendencia a las familias pequeñas.

Al crecimiento de hogares unipersonales contribuye desde luego la mayor longevidad, pero también el aumento de rupturas familiares, pues la mitad de tales hogares son de menores de 65 años. Este último fenómeno es analizado por el IPF en otro estudio publicado la semana pasada.

El divorcio ha venido subiendo en España desde que se aprobó en 1981. Pero el ascenso se ha disparado desde la última reforma, de 2005, que instauró el divorcio sin separación previa ni necesidad de alegar causa (el llamado “divorcio exprés”). De entonces a 2007, el total anual ha crecido un 147%, hasta más de 125.000, mientras que hasta 2004 (51.000) había tardado 14 años en duplicarse. La previsión para 2008 es de una ligera bajada, si el ritmo de rupturas en los tres primeros trimestres (casi 90.000) se mantuvo hasta fin de año.

En total, en España se han producido 1,11 millones de divorcios desde 1985, de los cuales 415.000 (cerca del 40%) fueron otorgados con la nueva ley.

El humanismo selectivo de Peter Singer


articulo de jeff jacobi / the boston globe /extraído de www.aceprensa.com

/viernes 6 de marzo de 2009

Jeff Jacobi comenta en The Boston Globe la paradójica ética del filósofo Peter Singer, que insta a remediar la pobreza del Tercer Mundo mientras y a la vez defiende el infanticidio eugenésico.

Jacobi parte de la noticia de que el filósofo australiano Peter Singer, profesor de bioética en la Universidad de Princeton, acaba de publicar un libro titulado The Life You Can Save (“La vida que puedes salvar”). En él, Singer sostiene que los ciudadanos del mundo occidental tienen en su mano el poder para erradicar la pobreza en el Tercer Mundo a través de donaciones a organizaciones caritativas en vez de gastar en caprichos.

“Estáis dejando que muera un niño, un niño que podríais haber salvado”, afirma en su libro. Mientras, el autor australiano predica con el ejemplo, y asegura en una reciente entrevista en el The Wall Street Journal que entrega un tercio de sus ingresos a Oxfam y otras organizaciones. Reconoce que son pocos los que pueden llegar a donar tanto, pero cree que la mayoría podría aportar entre el uno y el cinco por ciento de sus ingresos para erradicar los problemas de indigencia.

Pero, como señala Jacobi, Singer no salvaría de la muerte a cualquier niño. El filósofo dio una muestra de su conocida postura eugenésica en unas declaraciones de 2004 a The Independent. Allí afirmaba que debería ser legal matar a los niños con discapacidades graves. “Por supuesto, el infanticidio debe ser excepcional y estrictamente controlado de forma legal ­–matizó–, pero no se debería excluir, como no se excluye el aborto”. Concretamente, Singer propone un período de 28 días tras el nacimiento durante el cual se podría matar a los recién nacidos.

Jacobi apostilla: “Tal vez parezca extraño que una misma persona pueda ser un campeón de salvar vidas por medio de la filantropía y, a la vez, del infanticidio legalizado. Sin embargo, si la moralidad es simplemente una cuestión de opinión y de preferencia, si no hay un código ético supremo que prevalezca sobre cualquier sistema de valores que podamos idear para nosotros mismos, ¿por qué no valorar la vida de los pobres por encima de la vida de los discapacitados?”

En su entrevista del Wall Street Journal, Singer habla también de la posibilidad de que en el futuro los padres puedan seleccionar los rasgos genéticos de sus hijos. “No me opondré a la selección para lograr una mayor inteligencia –dice–. Podemos confiar en que las personas de inteligencia superior tendrán buenas consecuencias para la sociedad”. Sin embargo, advierte Jacobi, no siempre (ni siquiera generalmente) la inteligencia superior conlleva “buenas consecuencias”. “Al igual que la fuerza, la agilidad o el atractivo, la inteligencia es sólo un don, no una garantía: son cualidades que se pueden usar tanto para hacer daño como para ayudar a los demás. (...) La razón, la educación, la agilidad intelectual... son dignas de estima, pero no suplen la falta de virtud, bondad o valores éticos. Después de todo, fueron intelectuales cultivados los que firmaron manifiestos a favor de Stalin, y hombres con doctorados los que planearon la Solución Final de Hitler”.

[Santos en las calles] Una Zaragoza abierta y de todos


Artículo de Juan alberto Belloch, alcalde del psoe en zaragoza, ex ministro

/El heraldo de arAgón / lunes 2 de marzo de 2009

El alcalde de Zaragoza argumenta las razones que lo han llevado a proponer el nombre de San Josemaría Escrivá de Balaguer para una calle de la ciudad.

La decisión de dedicar una calle de Zaragoza a San Josemaría Escrivá de Balaguer ha originado una razonable polémica entre sectores progresistas. Pero algunas de las críticas incurren en un clamoroso error de concepto. Así, por ejemplo, el profesor Rodrigo Sánchez, escribía en estas mismas páginas que «al santo aragonés (…) le pone una calle un ayuntamiento socialista, dejando por el 'camino' un reguero de sombras sobre los modos de utilizar e interpretar el pasado, y a sus votantes, parte de las izquierdas zaragozanas, desnortadas».

El que yo presido no es un 'Ayuntamiento socialista', sino el Ayuntamiento de Zaragoza, una ciudad plural, con cinco fuerzas políticas representadas en la Corporación y donde la fuerza mayoritaria -que somos los socialistas- gobernamos., en minoría, en coalición con un partido que no es de izquierdas. No me quiero escudar en los porcentajes electorales para justificar ninguna decisión, pero sí creo que el asunto que ha generado esta polémica no puede ser nunca visto como una cuestión interna de la izquierda. Las calles son de todos. También de aquellos que no piensan como nosotros.

Y precisamente por el alto valor simbólico y pedagógico que tienen las decisiones sobre la nomenclatura de los espacios públicos es por lo que estoy convencido de que debemos adoptarlas con amplitud de miras, distinguiendo lo que es relevante, practicando la tolerancia y celebrando todo aquel que haya aportado a nuestra ciudad proyección internacional.

Escrivá de Balaguer cumple sobradamente esos criterios como santo de la Iglesia Católica, su condición de aragonés, su vinculación con la ciudad de Zaragoza y su indiscutible –aunque ciertamente discutido- carácter de importante figura histórica del siglo XX, como demuestran las 42 calles y plazas que tiene dedicadas en ciudades de 13 países del mundo, o las Universidades creadas bajo su impulso.

Las opiniones personales que cuestionan su obra y su figura no significan necesariamente que no sea adecuada su inclusión en nuestro callejero, que correría el riesgo de quedar semivacío si sometiéramos a sus titulares al mismo escrutinio en relación con nuestras convicciones ideológicas individuales.

Puedo estar equivocado, desde luego. Pero no hay ninguna sombra en esta decisión ni en la forma en la que el alcalde y su gobierno miran al pasado. Todo lo contrario. Hay luz, luz para respetar y aceptar. Yo entiendo el mandato que los zaragozanos me han dado para ser alcalde de Zaragoza en el sentido de impulsar una ciudad en la que todos nos sintamos reconocidos en algún momento. Una Zaragoza abierta y de todos.

Es lo que creo como alcalde de todos los zaragozanos, pero no a costa de mis ideales socialistas –como algunos dicen estos días-, sino precisamente como expresión de los mismos. Sé que hay muy diversas sensibilidades en mi partido y en la izquierda en general. Pero la mía no es ni menos respetable ni menos progresista. Y, además, estoy seguro de que no es minoritaria. Porque creo en un socialismo que aspira a construir la justicia y el progreso social en una perspectiva integradora, dialogante y antidogmática. Sin axiomas excluyentes ni revanchas.

Carta de Benedicto XVI a los obispos de la Iglesia Católica sobre la remisión de la excomunión a los obispos lefebrianos


www.vatican.va / martes 10 de marzo de 2009

Queridos Hermanos en el ministerio episcopal:

La remisión de la excomunión a los cuatro Obispos consagrados en el año 1988 por el Arzobispo Lefebvre sin mandato de la Santa Sede, ha suscitado por múltiples razones dentro y fuera de la Iglesia católica una discusión de una vehemencia como no se había visto desde hace mucho tiempo.

Muchos Obispos se han sentido perplejos ante un acontecimiento sucedido inesperadamente y difícil de encuadrar positivamente en las cuestiones y tareas de la Iglesia de hoy. A pesar de que muchos Obispos y fieles estaban dispuestos en principio a considerar favorablemente la disposición del Papa a la reconciliación, a ello se contraponía sin embargo la cuestión sobre la conveniencia de dicho gesto ante las verdaderas urgencias de una vida de fe en nuestro tiempo.

Algunos grupos, en cambio, acusaban abiertamente al Papa de querer volver atrás, hasta antes del Concilio. Se desencadenó así una avalancha de protestas, cuya amargura mostraba heridas que se remontaban más allá de este momento.

Por eso, me siento impulsado a dirigiros a vosotros, queridos Hermanos, una palabra clarificadora, que debe ayudar a comprender las intenciones que me han guiado en esta iniciativa, a mí y a los organismos competentes de la Santa Sede. Espero contribuir de este modo a la paz en la Iglesia.

Una contrariedad para mí imprevisible fue el hecho de que el caso Williamson se sobrepusiera a la remisión de la excomunión. El gesto discreto de misericordia hacia los cuatro Obispos, ordenados válidamente pero no legítimamente, apareció de manera inesperada como algo totalmente diverso: como la negación de la reconciliación entre cristianos y judíos y, por tanto, como la revocación de lo que en esta materia el Concilio había aclarado para el camino de la Iglesia. Una invitación a la reconciliación con un grupo eclesial implicado en un proceso de separación, se transformó así en su contrario: un aparente volver atrás respecto a todos los pasos de reconciliación entre los cristianos y judíos que se han dado a partir del Concilio, pasos compartidos y promovidos desde el inicio como un objetivo de mi trabajo personal teológico. Que esta superposición de dos procesos contrapuestos haya sucedido y, durante un tiempo haya enturbiado la paz entre cristianos y judíos, así como también la paz dentro de la Iglesia, es algo que sólo puedo lamentar profundamente. Me han dicho que seguir con atención las noticias accesibles por Internet habría dado la posibilidad de conocer tempestivamente el problema. De ello saco la lección de que, en el futuro, en la Santa Sede deberemos prestar más atención a esta fuente de noticias.

Me ha entristecido el hecho de que también los católicos, que en el fondo hubieran podido saber mejor cómo están las cosas, hayan pensado deberme herir con una hostilidad dispuesta al ataque. Justamente por esto doy gracias a los amigos judíos que han ayudado a deshacer rápidamente el malentendido y a restablecer la atmósfera de amistad y confianza que, como en el tiempo del Papa Juan Pablo II, también ha habido durante todo el período de mi Pontificado y, gracias a Dios, sigue habiendo.

Otro desacierto, del cual me lamento sinceramente, consiste en el hecho de que el alcance y los límites de la iniciativa del 21 de enero de 2009 no se hayan ilustrado de modo suficientemente claro en el momento de su publicación. La excomunión afecta a las personas, no a las instituciones. Una ordenación episcopal sin el mandato pontificio significa el peligro de un cisma, porque cuestiona la unidad del colegio episcopal con el Papa. Por esto, la Iglesia debe reaccionar con la sanción más dura, la excomunión, con el fin de llamar a las personas sancionadas de este modo al arrepentimiento y a la vuelta a la unidad. Por desgracia, veinte años después de la ordenación, este objetivo no se ha alcanzado todavía.

La remisión de la excomunión tiende al mismo fin al que sirve la sanción: invitar una vez más a los cuatro Obispos al retorno. Este gesto era posible después de que los interesados reconocieran en línea de principio al Papa y su potestad de Pastor, a pesar de las reservas sobre la obediencia a su autoridad doctrinal y a la del Concilio. Con esto vuelvo a la distinción entre persona e institución. La remisión de la excomunión ha sido un procedimiento en el ámbito de la disciplina eclesiástica: las personas venían liberadas del peso de conciencia provocado por la sanción eclesiástica más grave.

Hay que distinguir este ámbito disciplinar del ámbito doctrinal. El hecho de que la Fraternidad San Pío X no posea una posición canónica en la Iglesia, no se basa al fin y al cabo en razones disciplinares sino doctrinales. Hasta que la Fraternidad non tenga una posición canónica en la Iglesia, tampoco sus ministros ejercen ministerios legítimos en la Iglesia. Por tanto, es preciso distinguir entre el plano disciplinar, que concierne a las personas en cuanto tales, y el plano doctrinal, en el que entran en juego el ministerio y la institución. Para precisarlo una vez más: hasta que las cuestiones relativas a la doctrina no se aclaren, la Fraternidad no tiene ningún estado canónico en la Iglesia, y sus ministros, no obstante hayan sido liberados de la sanción eclesiástica, no ejercen legítimamente ministerio alguno en la Iglesia.

A la luz de esta situación, tengo la intención de asociar próximamente la Pontificia Comisión "Ecclesia Dei", institución competente desde 1988 para esas comunidades y personas que, proviniendo de la Fraternidad San Pío X o de agrupaciones similares, quieren regresar a la plena comunión con el Papa, con la Congregación para la Doctrina de la Fe. Con esto se aclara que los problemas que deben ser tratados ahora son de naturaleza esencialmente doctrinal, y se refieren sobre todo a la aceptación del Concilio Vaticano II y del magisterio postconciliar de los Papas.

Los organismos colegiales con los cuales la Congregación estudia las cuestiones que se presentan (especialmente la habitual reunión de los Cardenales el miércoles y la Plenaria anual o bienal) garantizan la implicación de los Prefectos de varias Congregaciones romanas y de los representantes del Episcopado mundial en las decisiones que se hayan de tomar. No se puede congelar la autoridad magisterial de la Iglesia al año 1962, lo cual debe quedar bien claro a la Fraternidad. Pero a algunos de los que se muestran como grandes defensores del Concilio se les debe recordar también que el Vaticano II lleva consigo toda la historia doctrinal de la Iglesia. Quien quiere ser obediente al Concilio, debe aceptar la fe profesada en el curso de los siglos y no puede cortar las raíces de las que el árbol vive.

Espero, queridos Hermanos, que con esto quede claro el significado positivo, como también sus límites, de la iniciativa del 21 de enero de 2009. Sin embargo, queda ahora la cuestión: ¿Era necesaria tal iniciativa? ¿Constituía realmente una prioridad? ¿No hay cosas mucho más importantes? Ciertamente hay cosas más importantes y urgentes.

Creo haber señalado las prioridades de mi Pontificado en los discursos que pronuncié en sus comienzos. Lo que dije entonces sigue siendo de manera inalterable mi línea directiva. La primera prioridad para el Sucesor de Pedro fue fijada por el Señor en el Cenáculo de manera inequívoca: "Tú… confirma a tus hermanos" (Lc 22,32). El mismo Pedro formuló de modo nuevo esta prioridad en su primera Carta: "Estad siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere" (1 Pe 3,15). En nuestro tiempo, en el que en amplias zonas de la tierra la fe está en peligro de apagarse como una llama que no encuentra ya su alimento, la prioridad que está por encima de todas es hacer presente a Dios en este mundo y abrir a los hombres el acceso a Dios. No a un dios cualquiera, sino al Dios que habló en el Sinaí; al Dios cuyo rostro reconocemos en el amor llevado hasta el extremo (cf. Jn 13,1), en Jesucristo crucificado y resucitado. El auténtico problema en este momento actual de la historia es que Dios desaparece del horizonte de los hombres y, con el apagarse de la luz que proviene de Dios, la humanidad se ve afectada por la falta de orientación, cuyos efectos destructivos se ponen cada vez más de manifiesto.

Conducir a los hombres hacia Dios, hacia el Dios que habla en la Biblia: Ésta es la prioridad suprema y fundamental de la Iglesia y del Sucesor de Pedro en este tiempo. De esto se deriva, como consecuencia lógica, que debemos tener muy presente la unidad de los creyentes. En efecto, su discordia, su contraposición interna, pone en duda la credibilidad de su hablar de Dios. Por eso, el esfuerzo con miras al testimonio común de fe de los cristianos –al ecumenismo- está incluido en la prioridad suprema. A esto se añade la necesidad de que todos los que creen en Dios busquen juntos la paz, intenten acercarse unos a otros, para caminar juntos, incluso en la diversidad de su imagen de Dios, hacia la fuente de la Luz. En esto consiste el diálogo interreligioso. Quien anuncia a Dios como Amor "hasta el extremo" debe dar testimonio del amor. Dedicarse con amor a los que sufren, rechazar el odio y la enemistad, es la dimensión social de la fe cristiana, de la que hablé en la Encíclica Deus caritas est.

Por tanto, si el compromiso laborioso por la fe, por la esperanza y el amor en el mundo es en estos momentos (y, de modos diversos, siempre) la auténtica prioridad para la Iglesia, entonces también forman parte de ella las reconciliaciones pequeñas y medianas. Que el humilde gesto de una mano tendida haya dado lugar a un revuelo tan grande, convirtiéndose precisamente así en lo contrario de una reconciliación, es un hecho del que debemos tomar nota. Pero ahora me pregunto: ¿Era y es realmente una equivocación, también en este caso, salir al encuentro del hermano que "tiene quejas contra ti" (cf. Mt 5,23s) y buscar la reconciliación?

¿Acaso la sociedad civil no debe intentar también prevenir las radicalizaciones y reintegrar a sus eventuales partidarios –en la medida de lo posible- en las grandes fuerzas que plasman la vida social, para evitar su segregación con todas sus consecuencias? ¿Puede ser totalmente desacertado el comprometerse en la disolución de las rigideces y restricciones, para dar espacio a lo que haya de positivo y recuperable para el conjunto? Yo mismo he visto en los años posteriores a 1988 cómo, mediante el regreso de comunidades separadas anteriormente de Roma, ha cambiado su clima interior; cómo el regreso a la gran y amplia Iglesia común ha hecho superar posiciones unilaterales y ablandado rigideces, de modo que luego han surgido fuerzas positivas para el conjunto.

¿Puede dejarnos totalmente indiferentes una comunidad en la cual hay 491 sacerdotes, 215 seminaristas, 6 seminarios, 88 escuelas, 2 institutos universitarios, 117 hermanos, 164 hermanas y millares de fieles? ¿Debemos realmente dejarlos tranquilamente ir a la deriva lejos de la Iglesia? Pienso por ejemplo en los 491 sacerdotes. No podemos conocer la trama de sus motivaciones. Sin embargo, creo que no se hubieran decidido por el sacerdocio si, junto a varios elementos distorsionados y enfermos, no existiera el amor por Cristo y la voluntad de anunciarlo y, con Él, al Dios vivo. ¿Podemos simplemente excluirlos, como representantes de un grupo marginal radical, de la búsqueda de la reconciliación y de la unidad? ¿Qué será de ellos luego?

Ciertamente, desde hace mucho tiempo y después una y otra vez, en esta ocasión concreta hemos escuchado de representantes de esa comunidad muchas cosas fuera de tono: soberbia y presunción, obcecaciones sobre unilateralismos, etc. Por amor a la verdad, debo añadir que he recibido también una serie de impresionantes testimonios de gratitud, en los cuales se percibía una apertura de los corazones.

¿Acaso no debe la gran Iglesia permitirse ser también generosa, siendo consciente de la envergadura que posee; en la certeza de la promesa que le ha sido confiada? ¿No debemos como buenos educadores ser capaces también de dejar de fijarnos en diversas cosas no buenas y apresurarnos a salir fuera de las estrecheces? ¿Y acaso no debemos admitir que también en el ámbito eclesial se ha dado alguna salida de tono? A veces se tiene la impresión de que nuestra sociedad tenga necesidad de un grupo al menos con el cual no tener tolerancia alguna; contra el cual pueda tranquilamente arremeter con odio. Y si alguno intenta acercársele –en este caso el Papa- también él pierde el derecho a la tolerancia y puede también ser tratado con odio, sin temor ni reservas.

Queridos Hermanos, por circunstancias fortuitas, en los días en que me vino a la mente escribir esta carta, tuve que interpretar y comentar en el Seminario Romano el texto de Ga 5,13-15. Percibí con sorpresa la inmediatez con que estas frases nos hablan del momento actual: «No una libertad para que se aproveche el egoísmo; al contrario, sed esclavos unos de otros por amor. Porque toda la ley se concentra en esta frase: "Amarás al prójimo como a ti mismo". Pero, atención: que si os mordéis y devoráis unos a otros, terminaréis por destruiros mutuamente». Siempre fui propenso a considerar esta frase como una de las exageraciones retóricas que a menudo se encuentran en San Pablo. Bajo ciertos aspectos puede ser también así.

Pero desgraciadamente este "morder y devorar" existe también hoy en la Iglesia como expresión de una libertad mal interpretada. ¿Sorprende acaso que tampoco nosotros seamos mejores que los Gálatas? Que ¿quizás estemos amenazados por las mismas tentaciones? ¿Que debamos aprender nuevamente el justo uso de la libertad? ¿Y que una y otra vez debamos aprender la prioridad suprema: el amor?

En el día en que hablé de esto en el Seminario Mayor, en Roma se celebraba la fiesta de la Virgen de la Confianza. En efecto, María nos enseña la confianza. Ella nos conduce al Hijo, del cual todos nosotros podemos fiarnos. Él nos guiará, incluso en tiempos turbulentos. De este modo, quisiera dar las gracias de corazón a todos los numerosos Obispos que en este tiempo me han dado pruebas conmovedoras de confianza y de afecto y, sobre todo, me han asegurado sus oraciones. Este agradecimiento sirve también para todos los fieles que en este tiempo me han dado prueba de su fidelidad intacta al Sucesor de San Pedro. El Señor nos proteja a todos nosotros y nos conduzca por la vía de la paz. Es un deseo que me brota espontáneo del corazón al comienzo de esta Cuaresma, que es un tiempo litúrgico particularmente favorable a la purificación interior y que nos invita a todos a mirar con esperanza renovada al horizonte luminoso de la Pascua.

Con una especial Bendición Apostólica me confirmo. Vuestro en el Señor, Benedictus PP. XVI. Vaticano, 10 de marzo de 2009

Carta de Benedicto XVI sobre los lefebrianos. Un ejemplo de franqueza, humildad y trasparencia


Comentario de diego contreras / www.laiglesiaenlaprensa.com /

martes 10 de marzo de 2009

Franqueza, humildad y transparencia podrían ser, en efecto, tres palabras para definir el tono y contenido de este documento (ver n. 2 de siena) de cinco folios, que quizás no sea exagerado calificar como uno de los más significativos del pontificado por lo que muestran de cómo es el Papa.

Benedicto XVI decidió explicar personalmente el sentido del levantamiento de la excomunión a los cuatro obispos lefebvrianos, una medida que tomó el pasado 21 de enero y que ha suscitado numerosas polémicas dentro y fuera de la Iglesia. Para aclarar las cosas, el Papa escribió una carta a todos los obispos del mundo, una medida extraordinaria que ha causado cierta sorpresa.

El Papa se dice sorprendido por la vehemencia de algunas polémicas, que trasmiten incluso sentimientos de odio, indica algunos desaciertos de la Curia Romana que se intentarán mejorar en el futuro y, sobre todo, explica el alcance, los límites y el sentido profundo de su decisión. Tiene también palabras de agradecimiento para cuantos le han manifestado expresamente su cercanía en este periodo.

viernes, 6 de marzo de 2009

La muerte de Marta, una explicación


Artículo de javier garcía rull /fiscal de la audiencia provincial de Granada/ www.ideal.es /viernes 20 de febrero de 2009

La institución del divorcio, y no digamos el llamado 'divorcio-express' que nos retrotrae a la sociedad que había 2.000 años antes de Cristo, sea un grave disparate jurídico, que perjudica sobre todo al menor y a la mujer.

Por lo que sabemos hasta la fecha, el único responsable de la muerte de la adolescente Marta del Castillo ha sido Miguel Carcaño, solo o ayudado por otros amigos o familiares. Pero sin conocer la razones últimas, y como ha dicho Fernando Seco, «en el trasfondo parece que late un desamor juvenil e inmaduro: una afectividad superficial, mal asentada o poco racionalizada que lleva a cometer todo tipo de tropelías. No se trata de justificar las razones del asesino sino intentar explicar los porqués para poner los remedios oportunos».

Conocemos el ambiente familiar en que se crió Miguel. Su madre, Felisa, cambió varias veces de pareja a lo largo de su vida; tuvo un hijo, Javier, con otro hombre y eso sin contar el trasiego de hombres que visitaban el piso en que vivía sola con su hijo. Esta desestructurada situación familiar impidió a Miguel formarse como hombre y como persona según han manifestado estos días psiquiatras especializados y han condicionado fuertemente su personalidad.

En mi trabajo hasta el año 2006 como Fiscal de Protección de Menores en Málaga comprobé, estadística en mano, que 3 de cada 4 menores que presentaba problemas de conducta eran hijos de familias desestructuradas (divorciados, separados, familias monoparentales...) Pienso que este es el triste resultado de casi 30 años de legislación que no ha ayudado ni ha apoyado a que las familias permanezcan más unidas. Razonamientos tan universalmente extendidos del tipo «si desaparece el amor desaparece el matrimonio, o tengo que ser fiel a mis sentimientos y ya no siento nada por esta persona, o para hacer feliz a otro u otra antes debo ser feliz yo...» son un gran engaño y desde el punto de vista jurídico una gran barbaridad.

El Derecho debe proteger y alentar aquellos modos de vivir que hacen que la sociedad pueda crecer y desarrollarse más humanamente. No cabe duda que la familia y el matrimonio deben ser protegidos porque hacen posible el relevo generacional, que los hijos sean alimentados, educados y formados en un ambiente adecuado, que los ancianos sean cuidados con cariño hasta el final, etc...

De ahí que la institución del divorcio, y no digamos el llamado 'divorcio-express' que nos retrotrae a la sociedad que había 2.000 años antes de Cristo, sea un grave disparate jurídico, que perjudica sobre todo al menor y a la mujer. Fomentar que una persona cambie continuamente de pareja durante su vida, facilita sin duda que muchísimos menores en nuestro país estén creciendo actualmente en auténticos infiernos.

Igualmente desde mi experiencia profesional y trato con menores, considero que otra consecuencia que debemos sacar de este horrendo crimen es si el modo en que la 'educación sexual' se está impartiendo en nuestros colegios e institutos es el adecuado. Digo 'educación sexual' por decir algo, porque lo que aprenden los menores en clases, impartidas por personal supuestamente experto, es sobre todo cómo deben ponerse un preservativo. Seamos sensatos: si a un chico o chica de 14, 15, 16 años se le explica esto, lo único que haces es incitarlo a la promiscuidad sexual y sugerirle el placer como principio rector de su actividad.

Basta con examinar el creciente aumento de abortos en adolescentes en nuestro país durante los últimos años. Y este es el mensaje que desde hace 25 años se da desde las instancias públicas, (desde el famoso 'póntelo, pónselo' al actual 'Eh, tronco, yo no corono rollos con bombo') que animan a los adolescentes a considerar el sexo como una mera diversión y al placer como única meta. También es muy divertido conducir coches o motos a 200 km/hora por la autovía y a nadie se le ocurre recomendarlo porque las consecuencias pueden ser desastrosas. Y es que al hombre o mujer obsesionado por el placer se le obscurecen los principios del recto obrar: eso es lo que le ha pasado a Miguel.

Si a todo esto añadimos que las productoras de series televisivas y las cadenas de televisión presentan continuamente, en horario de máxima audiencia, series televisivas donde chicos y chicas mantienen relaciones sexuales indiscriminadamente con otros chicas y chicos y eso lo ven adolescentes cuya afectividad se encuentra formándose, lo que conseguimos es personas incapaces de amar y por tanto de ser feliz. No olvidemos que una relación sexual no es como tomarse un café o jugar al paddle; al ponerse en juego lo más intimo de una persona deja una huella muy difícil de borrar.

A Marta la ha matado, parece ser, Miguel, pero si no existe un cambio radical en la legislación sobre el matrimonio y la familia, si no reorientamos totalmente la educación de la afectividad en nuestros colegios e institutos, temo decirlo, pero habrá muchas más Martas en nuestra sociedad en los próximos años.

La infabilidad del Papa, según The Times


Comentario de diego contreras / www.laiglesiaenlaprensa.com /

miércoles 4 de marzo de 2009

En estas semanas hemos leído de todo a propósito del “error de relaciones públicas” del Vaticano sobre el caso Williamson, el obispo lefebvriano negacionista del Holocausto al que Benedicto XVI levantó la excomunión, junto a los otros tres obispos ordenados ilegítimamente por Lefebvre. Lo que hasta ahora no había leído es lo siguiente: el hecho de que el Papa no supiera que Williamson era negacionista es una nueva muestra de la falibilidad papal. Lo escribe la especialista en religión del londinense The Times, Ruth Gledhill, quien por su background anglicano parece especialmente sensible a la cuestión de la infalibilidad del Papa.

La crónica toma pie del relato de que los obispos italianos “quieren” que durante cuaresma "dejemos de comunicarnos" a través de Twitter y otros servicios similares. Dicho así, suena muy dramático, pero en realidad la cosa es más sencilla: a algún obispo se le ocurrió, como una nueva expresión del “ayuno” cuaresmal, proponer un uso moderado de esos medios durante ese periodo. Eso es todo. La cronista, sin embargo, no percibe ese matiz y toma pie de eso para decir que, por el contrario, “si el Papa y sus obispos hubieran estado al tanto de los medios de la época moderna, se hubieran enviado sin parar mensajes sobre el obispo Williamson y no hubieran cometido ese catastrófico error –prueba, en caso de que fuera necesario, de la falibilidad papal”.

Es interesante cómo entiende esta periodista (y no es la única) el concepto de infalibilidad papal. Para la doctrina católica, el Papa es infalible cuando declara “ex catedra” que una afirmación que concierne a la fe y a la moral pertenece al depósito de la Revelación. La misma propiedad la poseen los concilios ecuménicos, en unión con el Papa, y las enseñanzas del magisterio ordinario y universal. Sin embargo, el uso de la expresión “infalibilidad” que se hace en esta crónica es equivalente a que “el Papa lo sabe todo”. Puede parecer chistoso, pero esa visión implica considerar a los católicos como una panda de pardillos, pues se creen que su jefe es una especie de Mago Merlín con una bola de cristal.

[La cronista podría haber evitado ese error si hubiera usado los medios de comunicación que más adelante critica al Vaticano de no usar. En la página web del Vaticano, en efecto, está disponible el "Catecismo de la Iglesia Católica" (nn. 891, 2035) y la "Lumen Gentium", del Vaticano II (n. 25), documentos donde se explica qué quiere decir infalibilidad. El buscador que aparece en la página inicial facilita la localización de los pasajes pertinenes].

Se quiere poner a los objetores en situación de excepción


andoc/ww.aceprensa.com/viernes 27 de febrero de 2009

La Asociación Nacional para la Defensa del Derecho a la Objeción de Conciencia (ANDOC) ha remitido una nota de prensa con motivo de las conclusiones de la Subcomisión para la reforma de la ley del aborto. Según la ANDOC, estas conclusiones responden únicamente a motivos ideológicos, contradicen el ordenamiento constitucional, y carecen de justificación ética, médica, y social.

Problemas de inconstitucionalidad

La respuesta de la Asociación señala que mientras en la actualidad el aborto es un delito despenalizado en tres supuestos, y los facultativos que no lo realizan actúan estrictamente en el terreno de la legalidad y de las normas deontológicas, la reforma legal propuesta pasaría a convertirlo en un derecho limitado exclusivamente por unos plazos; y, como acto médico exigible, dejaría al objetor en una situación de excepción.

De acuerdo a esta perspectiva, la futura ley –que incluyendo el aborto dentro de los denominados “derechos reproductivos” se apartaría de las grandes declaraciones internacionales de derechos aceptadas por todos los países– contraría especialmente los preceptos constitucionales que establecen, por un lado, que la vida humana es un proceso continuo que comienza con la gestación y que termina en la muerte; y, por otra parte, que “la objeción de conciencia es, en este caso, un derecho constitucional que no precisa para su ejercicio de una regulación específica”.

En cuanto a la dimensión social del problema del que se ocupa la ley propuesta, el texto de ANDOC responsabiliza a la Subcomisión de haber hurtado el debate a los ciudadanos operando de un modo precipitado y opaco.

La conciencia del médico, violentada

Además de lo anterior, señala la nota de ANDOC que la reforma prevista entra en conflicto con lo dispuesto en el artículo 4 del Código de Ética Médica, que impone a los médicos como deber primordial el cuidado de la vida humana. Por otra parte, se dice, los presupuestos en que se fundamenta la Subcomisión para regular la objeción de conciencia médica no se corresponden con la realidad, puesto que “no existe una objeción de conciencia institucional, sino una mayoría de médicos y personal auxiliar que individualmente, por motivos legales (apoyados en sentencias), científicos y éticos, se niegan a participar en un aborto”.

Tampoco, dice la Asociación, queda claro a qué comunidades autónomas se refiere la propuesta, pues señala la nota que “la mayoría de ellas lleva apoyando el aborto desde hace años, negando iniciativas promovidas para ayudar a las mujeres embarazadas, y facilitando la labor –a través de entidades oficiales o cuasi oficiales– a las clínicas abortistas”.

El planteamiento fundamental de la respuesta de ANDOC es que “los términos de la propuesta parecen no tener otra finalidad que la de hacer ‘entrar por el aro’ a los médicos objetores, abocándoles al dilema de plegarse a una ideología o de cargar con las consecuencias laborales o profesionales correspondientes. Algo que en la situación actual de los médicos españoles no ofrece demasiada escapatoria, toda vez que la mayoría son empleados de la sanidad pública”.

A propósito de esto, el remitido expresa su temor de que para asegurar un “buen servicio” el Gobierno instaure una especie de “cuerpo” ad hoc de facultativos, recurriendo, incluso, con una oferta salarial competitiva, a la “experiencia” de quienes trabajan en las clínicas abortistas privadas.

No obstante, el comunicado de ANDOC espera que, ante estas circunstancias, los profesionales de la Sanidad se reafirmen en su vocación de servicio a la vida, especialmente la de los más débiles y necesitados, y defiendan con hechos la propia dignidad profesional.

ANDOC nació en Granada en 2001 para defender la objeción de conciencia de los farmacéuticos a quienes la Junta de Andalucía quería obligar a vender la píldora del día siguiente. Tiene como misión fundamental defender la objeción de conciencia del personal sanitario, y también en campos como la educación, la pena de muerte, etc.

Seducidos por la muerte. Interesante libro sobre la eutanasia para médicos y pacientes


editorial planeta/ febrero 2009

La Editorial Planeta acaba de publicar la traducción al castellano de un clásico sobre el suicidio asistido y la eutanasia: “Seducidos por la Muerte” de Herbert Hendin.

Es la obra en que se basó el Tribunal Supremo de los Estados Unidos para establecer que no existe derecho constitucional al suicidio asistido.

No es una obra cualquiera sobre la eutanasia. Es el informe serio y científico del Director Médico de la Suicide Prevention Internacional, y Catedrático de Psiquiatría del New York Medical College, que frenó a la administración Clinton cuando se disponía a sacar una ley financiada con fondos federales. El autor fue llamado a declarar, resumiendo las conclusiones de su obra, ante el Congreso de los Estados Unidos. Herbert Hendin se había desplazado antes a Holanda para estudiar la posibilidad de legalizar la eutanasia; el resultado fue este clarificador informe, recogido en un libro que se lee como novela, y que tuvo un enorme impacto en la opinión pública norteamericana.

Una cosa es el debate social sobre este tema en los medios de comunicación, que se produce casi siempre en torno a un caso límite. Y otra cosa es el estudio serio de los resultados reales de la eutanasia en un país, con vistas a implantarla en el propio. Ahí es donde los gobiernos se vuelven atrás, como acaba de ocurrir en Francia.

Ese estudio es lo que recoge el libro de Hendin, y es de agradecer que se haya hecho de forma muy amena, entremezclando la frialdad de los grandes números con la cercanía de muchos relatos narrados con gran viveza y humanidad. Resultan también muy ilustrativas las conversaciones del autor con los principales promotores de la eutanasia en Holanda, que van sazonando toda la obra.

Desde el 12 de Febrero, se encuentra ya a la venta en las principales librerías como El Corte Inglés, Casa del Libro o Crisol.

Zeitgeist

columna de enric gonzález / www.elpais.com /

domingo martes 3 de marzo de 2009

Fíjense en los obispos italianos, convertidos en banqueros. La Iglesia católica de Italia ha decidido introducirse en el negocio del crédito a pequeña escala: con mil euros se salva a veces un pequeño comercio, una peluquería familiar o la microempresa de un autónomo. Y si los bancos no sueltan un duro, ahí está el cura para salvar la situación. Los préstamos religiosos acaban de salir al mercado, pero son ya la esperanza de miles de italianos y, sobre todo, de inmigrantes.

Es la otra cara de la religión. Puede captarse también en cualquier ciudad española, a poco que se observe con atención. Los voluntarios católicos y de otras confesiones realizan actualmente un trabajo tremendo, muy efectivo en el nivel más bajo, el de la realidad durísima, porque ahí no alcanza el brazo asistencial del Estado y de otras instituciones. No hay funcionarios que ronden los supermercados para pedir alimentos a punto de caducar (cada vez menos: el comercio también se aprieta el cinturón), ni funcionarios que cocinen para indigentes. Eso sólo lo hace gente que lo hace porque sí, porque quiere: voluntarios de ONG y, en gran medida, voluntarios religiosos.

No hace falta haber leído a Hegel para captar el zeitgeist, el espíritu de nuestro tiempo. El frío de la crisis es perceptible en casi todos los hogares. E influye en los gustos.

Doctor Mateo, la serie que Antena 3 emite los domingos (o los lunes, o cualquier otro día, según esté de ansioso el contraprogramador), constituye un sólido compendio de tópicos. La historia del médico prestigioso que decide instalar consulta en una aldea es sobradamente conocida. Los guionistas de Doctor Mateo se han esmerado para que los diálogos (antológico el de las mujeres que deciden apodar Verga al médico) resulten también familiares, por tópicos y previsibles. Y, sin embargo, tal vez con esos mimbres hayan fabricado un éxito. Doctor Mateo es una serie reconfortante en tiempos de crisis, como lo era (curiosa coincidencia) la serie italiana Don Mateo, protagonizada por un cura.

El zeitgeist pide cosas de este tipo. Sólo falta que los obispos españoles empiecen a dar créditos para acercarnos al nivel de la tercera potencia industrial europea, que, no lo olviden, es Italia.